La vida es demasiado corta para no emprender

Lux Cuéllar
Startup Studio MX
Published in
3 min readNov 3, 2017

El mundo startupero está lleno de gente inusual. Tal vez se necesita ser medio raro para animarse a emprender. O tal vez toda la gente es igual de rara, pero acá nos sale el verdadero “yo” porque las restricciones tradicionales no aplican. Peter Thiel dice que, de las 6 personas que fundaron Paypal, 4 armaban bombas cuando estaban en prepa. Con razón él opina que los founders tienden a ser excéntricos, y yo estoy de acuerdo.

Hace poco platicaba con Abraham Liñán, co-founder de Garage, que fue parte del Batch 3 de Startup Studio. Cuando lo conocí en una competencia de Startups, era el único que traía una boina, múltiples piercings, lentes de pasta de patrones y un saco rojo. Mucho antes de hablar con él por primera vez, ya sospechaba que las cosas que Abraham tenía en la cabeza no eran adivinables. Pasaron 2 años y al fin tuvimos una charla relajada, uno a uno, en la que pude pick his brain y tal como esperaba, me entretuve mucho con lo que me contó.

Lux: “¿Crees que ser raro ha influido en tu vida de emprendedor?”

Abraham: “Creo que en el día a día es irrelevante, pero cuando me pongo a pensar, definitivamente afecta las cosas que hago. Tengo que ignorar el ‘deber ser’ de alguien de 31 años y tratar de hacer lo que realmente me gusta.”

Me encanta el tema del “deber ser” porque es algo que sólo existe en nuestra imaginación y en la mente de nuestras madres. En realidad no hay nada que “debamos ser” más que “lo que nos gusta”, sin embargo hay una especie de consenso imaginario que dicta que a los 31 años debemos estar trabajando como locos (más por necesidad que por gusto) y formando familias.

“La vida es muy corta”, me dijo Abraham cándidamente. “Y nos perdemos en el sueño de todos.” No esperaba tanta carga filosófica sobre mis hombros a las 10 de la mañana, pero ya que había puesto el tema sobre la mesa, mordí el anzuelo y le pedí que elaborara sobre el tema: “Cuando tenía 17 años falleció mi mamá. Ella tenía 43 años y estaba embarazada de su octavo hijo. Esa experiencia me hizo darme cuenta de que tenía que serme fiel y hacer lo que a mí me interesa con el tiempo que tengo.”

“¿Y qué es lo que te interesa?”, le pregunté. Naturalmente surgió el tema de su otro proyecto de arte, TocToc. “Pero ¿Garage? ¿Cómo encaja en tus intereses personales un taller on-demand?”

“Yo soy Diseñador Industrial, Lux, y el diseño industrial no es sólo lo tangible. Se diseñan experiencias, métodos… allí es donde entra Garage. Gracias a este proyecto tuve que aprender de mecánica. Además me gusta que contribuimos a reducir las emisiones tóxicas de los carros. Me gusta ese enfoque medioambiental.” Fair enough.

Ya que estábamos hablando de diseño industrial, se le ocurrió contarme de otro de sus futuros proyectos: “Quiero contribuir a que la gente esté más alegre”. Así me explicó la razón de ser de su startup de… wait for it… juguetes sexuales, que aún está en fase de planeación. Ese será tema de otro post y posiblemente de otra entrevista todavía más inusual. Gracias Abraham.

Platicar con los founders es como una caja de chocolates. Nunca sabes qué te va a tocar. Hoy Garage forma parte del batch 8 de 500 Startups LatAm.

--

--