Ojos de Innovación

SeirenFilms
StoryHackers
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3 min readApr 12, 2016

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El futuro que no llega y el ninja que no sabía contar historias

Orador, speaker, cuentacuento, storyhacker, guru, Ninja, Emprendedor o gladiador. Una maraña de nombres inadecuados que uno se pone o te lanzan, siguiendo necesidades humanas de etiquetación y orden. Todas esas etiquetas son siempre cárceles tan intensas como la innovación, el futuro de, The Next best Thing y el pensamiento exponencial.

Es divertido al principio. El 90 % de las veces es inevitable por programación. Lo se.

Pero cuando se repite y se repite y se repite, es como la chica bonita de Miss Pueblo pequeño que agita su mano, sonríe y dice que quiere cambiar al mundo, pero no entiende el mundo más allá de los límites de un mapa mal trazado.

Para cambiar al mundo hay que ensuciarse las manos en la acción.

No se puede ser un Startup para siempre.

Nunca pagues por innovar.

Innovar, en definitiva no es tan dificil. Hacer algo diferente. Introducir novedades. Generar inmersividad. Ir contra-contracorriente. Comprar juguetes caros. Llegar primeros.

Sólo quiero decirles que allá no hay nada.

¿Dónde?

En ese lugar dónde hay que llegar. Nada.

Lo importante es la acción. Lo importante no es cuán innovador sea algo, lo importante es si es significativo. Si tiene profundidad. Si tiene dimensión. No importa en cuantas direcciones puedas mirar, si la historia no te mira hacia adentro.

Eso. Eso no es tan fácil de hacer.

La revolución es un cambio de estado. La innovación también. Las historias bien contadas generan este cambio en aquel que las recibe, las completa y las remixa. Dos realidades que se miran.

Hay que equivocarse un montón. Hay que hacer mil veces. Hay que traer conocimientos de otras fronteras y conectarlos. Hay que generar nuevos equipos de trabajo. Hay que conversar nuevas lenguas.

Por más exponencial que todo sea, pensar diferente y perdóname porque te amo igual Steve, pensar diferente per se, no significa nada. Pensar diferente se ha convertido en un deporte que anula la verdadera creación y ralenta la aparición de nuevos lenguajes.

Ahí está el diamante. No en lo desgastantemente siempre novedoso. Sino en lo más profundo.

“Los límites del lenguaje son los límites del mundo” Wittgenstein.

La verdad es que a veces no me importa demasiado si los autos vuelan, o si mi lavadora sabe con qué cantidad de jabón se llega al nivel de suavidad que le gusta a mi piel. De hecho no me importa si en el futuro es la lavadora la que va a contarme historias en su runrún acuoso. Me importa la historia que me cuenta, y si me transforma y me cautiva en un mundo que se expande en profundidad y no sólo en la eterna novedad.

Bring it on, historias de humanos ninjas o contadas por calefactores. Traigan lo significativo y no el eterno loop del cambio que no profundiza.

Recordar: El no-limite del mundo es siempre hacia adentro.

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Storytelling & Narrative Design. Explorando el lenguaje de los pixels. Haus of #Storyhackers. By María Laura Ruggiero