Poetas muertos, ilusionistas y ciudadanos de experiencias

SeirenFilms
StoryHackers
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7 min readMay 25, 2015

-Me interesan las lenguas muertas. Hay una cuestión nostálgica y enigmática y en apariencia poderosa que me llama mucho la atención de los lenguajes y las profesionees que la sociedad va abandonando.

-Claro. ¿Y qué estudias? ¿algo así como griego?

-No, estudio latín y cine.

(conversación escuchada en susurros, el algún lugar del futuro que hoy estamos creando) Tal vez.

El cine, tal como lo conocíamos, ha muerto.

Dicen. Digo. En propia auto cita y remix.

Como han muerto los grandes magos ilusionistas que nos transportaban en sus aventuras con una simple dirección de mirada. Hitchcock o Houdini. Aquellos que creaban una pieza artística que suspendía la noción de realidad creando una experiencia sensorial con el espectador. El truco de la realidad interrumpida. Eso.

Buenas noticias.

El espectador también ha muerto.

El gran problema es pensar que puede haber un antídoto para la incertidumbre o el cambio y buscar seguir creando películas para una audiencia inexistente. Intentar comunicarse hablando idiomas en desuso y no pensar que tal vez, dentro de veinte años alguien no logre entender una elipsis, un plano secuencia o le sea imposible concebir una subjetiva sin poder accionar sobre ella.

¿Qué? ¿Qué antes alguien te decía estáticamente qué mirar y dónde empezaba y terminaba un escenario? ¿Eso era un director? ¿Qué quieres que me encierre…¿dónde? ¿para ver una película? ¿Una sala oscura? ¿Por qué? ¿Y por qué tu conduces la historia y no yo?

(un usuario de cine, en el futuro)

Este tipo de preguntas llegarán, sin duda. Y así como la audiencia ha cambiado primero y desea con todos sus sentidos que las historias lo rodeen; el creador, el director, el autor tendrá que dar un salto evolutivo, tendrá que someterse a un upgrade de sistema. Y lo tendrá que hacer con urgencia.

Estamos hablando de nodos de información que accionan sobre nosotros a velocidades inimaginables, estamos hablando de una internet que ha crecido a una tasa del 500% en los últimos años . También estamos hablando del acceso a una nube de historias como nunca antes habíamos logrado acceder. Todo flota ahí, al alcance. Nuevamente se nos abre la oportunidad de comenzar de cero y entender, que todo, absolutamente todo lo que nos rodea tiene el potencial de convertirse en plataforma para contar una historia.

Desde la Internet de las Cosas, pasando por el diseño de experiencias, las instalaciones interactivas hasta la realidad virtual, se propone un cambio que no se detiene. El desafío sigue siendo el desarrollo de un nuevo lenguaje y una nueva narrativa. El desafío empieza a hacer este update que coloca a las narraciones como experiencias de usuario. Eso que hoy llamamos transmedia son narrativas experienciales y user-centered narratives.

Si negamos esta irrupción, este despertar del usuario, estamos estudiando latín. Válido también. Nos encanta el latín. El cine y latín.

Acta est fabula

“La historia se ha terminado”

Corte a:

El comienzo de una nueva historia.

Denominamos transmedia, a falta de un palabra más amable e ingeniosa, a las historias expandidas, inmersivas e interactivas. A las historias que nos rodean, que utilizan segundas y terceras pantallas, aplicaciones, interactividad y juegos para crear comunidad y accionar en experiencias de descubrimiento más profundas.

Como todo, estamos nombrando con una etiqueta absurda a un comportamiento que es preexistente al nombre: El espectador que ya no “especta”, que no observa, sino que quiere ser usuario de las historias, jugar con ellas y recrearlas. La muerte del espectador pasivo y el nacimiento de una nueva nación: los ciudadanos de las experiencias.

Transmedia es una palabra arcaica, pero que nos ayuda a entender este momento de transición de lenguaje audiovisual, nos ayuda a catalogar, como un estilo, a las historias que buscan meterse en nuestros timelines, en nuestras líneas temporales tanto virtuales como reales. A las historias fragmentadas y expandidas que podemos atravesar con todo el cuerpo y no sólo ante la magnificencia de la pantalla plateada.

Es verdad que el Transmedia por momentos se convierte en un unicornio alado que todos creen haber visto pero nadie tiene pruebas suficiente de su existencia.

Por momentos el transmedia es un meme de internet que se vende caro en Mercados internacionales.

Pero hay otro momento, dónde simplemente vuelve a ser eso, una palabra ampulosa para designar el futuro de las narrativas. Un universo gigante en constante ebullición que busca romper los límites que tiene una etiqueta antigua. Un nombre que queda chico.

¿Cómo definir un big bang? ¿Cómo contenerlo en una taza de café?

El cine siempre habitó un espacio de convergencia entre Arte y Tecnología, entre alma y técnica. Esta experiencia de convergencia sigue viva, pero la tecnología ha avanzado exponencialmente y el arte ya no sabe como habitar este espacio de posibilidad infinita. “Primero construimos las herramientas y luego las herramientas nos construyen”, dice McLuhan pero también dice Sir Arthur Charles Clarke que la tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.

¿Será entonces ese el GPS de nuestra búsqueda? ¿Cómo entender el futuro del cine? ¿El futuro pasa por un nuevo lenguaje, una nueva plataforma, un nuevo código o pasa por recordar un germen primigenio donde colisionaba el arte y la tecnología como algo indisoluble y que comprendía todo lo existente?

Las musas han dejado de ser 9. Hace rato. El futuro del cine pasa por dejar de mirar hacia atrás y estar en el centro del los nuevos desafíos. Pasa por una reformulación de lenguaje que estamos creando segundo a segundo. Pasa por suspender el miedo.

Todos los cimientos de ese denominado séptimo arte comienzan a moverse. ¿Los cineastas serán nuevamente una tribu trashumante de diseñadores de experiencias, hackers, tecno-artistas y escritores que manejan la palabra y el código con igual facilidad? Sí, y la audiencia será ahora parte inamovible de esta tribu. Serán creadores. Anfitriones. Mecenas y nuevos hackers para las historias de aquello antes conocido como cine.

¿Y el lenguaje? Pues el lenguaje comenzará a evolucionar de acuerdo con las posibilidades tecnológicas abriendo puertas a nuevas historias. ¿Puedo saber qué sabor tiene el espacio? ¿Podré entender el aroma del sonido? ¿Podrá una historia ayudarme a vivenciar lo invivenciable en mi propio cuerpo?

La próxima frontera no es probablemente la conquista de Marte sino que la humanidad vuelva a creer y a crear sobre las historias. La próxima frontera se encuentra descansando sobre las plataformas que nos permitirán construir sobre ellas nuevos lenguajes que expresarán sensaciones cada vez más complejas y potentes.

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“Conócete a ti mismo”

Con estos cambios se programan una serie enorme de nuevos comandos que generan así los preceptos de un nuevo lenguaje:

Una nueva posición del usuario frente a las historias, la posibilidad de diseñar narrativas cómo hardware (soportes narrativos de interactividad) o como software (narrativas sobre plataformas), el creciente acceso a la información y el nuevo poder cultural de la atención. En una sociedad sobre-estimulada, la atención que pueda capturar una nueva narrativa se convierte en algo más poderoso que la lucha por el petróleo o el agua. La irrupción del contenido a pedido, on demand, ubicuo e instantáneo nos convierte a toda una sociedad en nuevos creyentes de una magia digital donde conjuramos sobre las historias y las historias aparecen. Y si no aparecen las creamos.

Comenzaremos a hablar de ecología de pantallas, accesos experienciales a una era hiper-sensual (una accesibilidad directa de todos los sentidos) y narrativas extremadamente gamificadas (comenzarán a borrarse las fronteras entre videojuegos y películas). A nivel autoral el upgrade será fuerte y primará la conexión, la inteligencia social, el contenido compartido y colaborativo generando una nueva visión de la autoría.

Las historias y su estructura también evolucionan y no se trata tampoco de salir a matar a Aristóteles sino de expandirlo y tener versiones 3D y multicapas de narrativas heroicas. En eso estamos, en ver si que tal vez el héroe narrativo logre re significarse y que sus pasos recorran no sólo un sendero circular sino una expansión de bifurcaciones borgianas.

Pensar hoy las narrativas transmedia como algo completamente asible y definible es un error. Pedirle hoy una coherencia y poesía de lenguaje a las nuevas narrativas es como pedirle storytelling perfecto a La salida de la fábrica Lumière en Lyon. Estamos hablando de protonarrativas que crecen con la rapidez de tu conexión a la nube. O sea. Más rápido de lo que puedes creer. Pero no por eso dejan de ser protonarrativas.

Entonces ¿Estamos ante la muerte del cine?

Sí y No. A lo Schrödinger.

Ante su invención los hermanos Lumiere dijeron que «el cine era una invención sin ningún futuro” mientras Méliès hackeaba el sistema y utilizaba sus conocimientos de ilusionismo para crear la famosa magia del cine.

¿Tecnologías? ¿Interactividad? ¿Realidad virtual en el cine?

¿Creer?

“¿Internet? No estamos interesados en eso”

(Bill Gates, 1993)

Estamos ante el comienzo de un nueva era. Seguramente no será una muerte sino una reconversión hasta encontrar un nuevo lenguaje que las nuevas generaciones puedan programar. Podemos seguir llamándole cine o podemos inventarle un nuevo nombre. Podremos pensar que ponerle la palabra “digital” a todo cambia las cosas, podemos hacer de cuenta que no pasa nada o creer que Terabyte mata a Orson Wells. Podemos debatir sobre cómo las películas se convirtieron en archivos y en extensiones. Podemos programar o dejarnos programar por la tecnología.

Pero nunca se tratará de eso. Se trata de un futuro update de las historias, que son lo único que cambia y cambiará al mundo. Las historias prevalecen, en 2D, 3D o en holograma. Lo único que hay que cancelar es el miedo al cambio. La resistencia a conocer las nuevas fronteras y decidir con información y visión nuestra posición en el campo de juego.

Todo lo demás es un límite a poner a prueba en la búsqueda de un lenguaje que cambia de piel como un reptil.

Por ahora lo dice Seth Godin, y no en latín.

El único estándar es la inestabilidad.

Salgamos de la pantalla azul. Toquemos la tecla correcta para reiniciar.

María Laura Ruggiero #storyhackers

https://twitter.com/seirenfilms

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Storytelling & Narrative Design. Explorando el lenguaje de los pixels. Haus of #Storyhackers. By María Laura Ruggiero