Experiencia urbana del tercer tipo

Javier Lainfiesta Rosales
El anti-trabajo
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2 min readSep 30, 2022

Un fuerte estruendo rasgo el bullicio de aquella concurrida cuadra. Eran las 6:50 de la noche y la calle no había visto tanta gente junta desde la madrugada.

La luz viene de todas direcciones. Carros, motos, postes de luz, portones, garitas y paredones. Hay muchas sombras y muchos murmullos. El ruido es casi una sinfonía de chirridos, pasos, golpes y bocinazos. En conclusión se alumbra de todo, pero no se ve nada. Se escucha de todo, pero no se oye nada.

Tuve la idea de salir a correr a una hora que me pareciera “incomoda”. Así fuera dentro de las mismas ocho cuadras alrededor de mi casa que suelo frecuentar. A las 6:30 me pareció lo suficientemente raro.

No me equivocaba. Los autos iban arriba y abajo. Corrían por las pequeñas calles suburbanas a velocidades por encima de lo legalmente permitido. Todos llevaban prisa, todos se apresuraban por llegar a casa. No es de extrañarse. En el tramo final, justo antes de llegar a nuestro pequeño refugio, es cuando se intensifica la agitación de llegar y dar por terminado el día.

Yo me adentre a esa jungla de concreto. Sin celular, sin billetera, sin lentes. Era yo, mis tenis y un sudadero contra todos los elementos. Había mucha actividad. Personas comiendo y tomando en las tiendas, carros y motos. Lo que no había eran personas, ni caminando en la calle ni esperando en las esquinas.

Pase por las aceras en mal estado, los tragantes sin tapadera y el pavimento. El viendo enfriaba mis mejillas, el olor a neumáticos envolvía mi nariz y las luces me iban indicando el camino.

Ahí fue cuando lo escuche, justo detrás de mi. No le di importancia, pero el sonido se intensificaba cada vez más. Se alargaba y sonaba más fuerte. Hasta que al fin un bocinazo fuertísimo me hizo voltear de inmediato.

Una moto, Boxer 150, venia riñendo con una camioneta Mercedes-Benz. Ninguno de los dos parecía dispuesto a ceder. Los dos estaban peleando por su supervivencia. El rider por entrega la comida que tenia en la mochila de Pedidos Ya lo más rápido que pudiera. La Meches en no pasarse del cruce a su condominio con casas de Q3 millones. Los dos querían terminar con lo que hacían lo antes posible. Los dos querían volver a casa.

Regrese sin más novedades. La calle esta dura, pero porque parece que no encontramos paz fuera del hogar o quizás solo allí nos permitimos estar tranquilos.

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Javier Lainfiesta Rosales
El anti-trabajo

Marketing Digital, Comunicación digital y periodismo. MBA-Content Strategists. Full stack marketer.