Storytelling, la importancia de narrar una buena historia

Hace unos años cuando iniciaba mi carrera profesional, fui asignada a la tarea de capacitar a personal operativo de una empresa dedicada a la elaboración de alimentos. Esta tarea era de vital importancia porque la apatía del personal operativo y la poca conciencia de la importancia de su trabajo, estaba haciendo que los problemas de calidad fueran en crecimiento.

La empresa quería que sus colaboradores conocieran y aprendieran las buenas prácticas de manufactura y cómo estas impactaban en la calidad de los alimentos que se producían. Mis estudios universitarios en ciencia de los alimentos me respaldaban.

¿Qué necesitaba venderles? Fue la primer pregunta que me vino a la mente, después de pensar en varias opciones, decidí que la idea que debía difundir y plasmar en los colaboradores era “la calidad en los alimentos es lo más importante para mantener y captar nuevos clientes”.

En ese momento pensé que tenía todos los elementos clave para la capacitación: una presentación corta y concisa (nunca me gustó llenar de información las láminas), un espacio agradable y una audiencia que iba a recibir información. Me preocupé por mi apariencia, la cual siempre es importante, pero mi inexperiencia no me permitió ver lo importante que era también el estudiar a mi audiencia, pues durante mi presentación el auditorio nunca reaccionó a la información, no demostró interés y el que consideraba mi indicador más importante, la sesión de preguntas y respuestas, brilló por su ausencia ya que ninguno de los colaboradores externó dudas o hizo cuestionamientos. De principio a fin mi presentación fue “plana” y a veces “sin sentido”.

Si bien el resultado no fue totalmente un desastre, sabía que no había logrado el objetivo, es decir, no entregué el regalo a mis “héroes”, hablo de colaboradores cansados de laborar ocho horas seguidas, de un nivel educativo básico y con poco interés de recibir la capacitación. Justo ellos eran los “héroes” en que debía enfocarme, ya que son quienes hacen que las cosas sucedan en la operación día a día.

Ese fue mi primer enfrentamiento ante un público que no me conocía y evidentemente yo tampoco.

Dentro del ambiente emprendedor en el cual he tenido oportunidad de desarrollar y fortalecer habilidades de comunicación tuve un primer acercamiento con el storytelling.

Storytelling es una forma de destacarse de entre la multitud, con esta herramienta atrapas a la audiencia o a un cliente , los invitas a seguir leyendo o a seguir escuchando, es decir, potencia la presencia de lo que comunicas. De esta forma es más fácil sentir conexión con tu auditorio y es una forma de compartir la información llamando a la acción.

¿Qué logras utilizando dicha herramienta? Creas experiencias interactivas y cumples con los objetivos de comunicación planteados, sobre todo, generas contenido relevante y útil para ti y tu audiencia, lo que se traduce en resultados de acuerdo a lo planificado.

Sin duda, no es una herramienta fácil de aplicar ya que si deseas resultados efectivos debes dedicar tiempo para analizar a tu audiencia, identificar a tu “héroe”, darle el “regalo especial”, comunicar correctamente el “mensaje” y saber manejar los contrastes de la presentación entre la llamada a la aventura y la llamada a la acción. Para desarrollar esta técnica, puedes practicar en cada momento de la vida, por naturaleza somos seres que siempre estamos comunicando, no solo verbalmente, sino también de forma escrita y visual, y podemos hacerlo en nuestro trabajo, con nuestra familia, amigos y en el social media.

¿Qué cambiaría de esta experiencia de la que escribo? Absolutamente nada. Aprendí que así es el mundo real, hay que adaptarnos a las circunstancias y a las personas con las que queremos influir, a que nada es plano, y que justo los contrastes hacen más interesantes las conversaciones y las historias.

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