El capricho de los algoritmos

Cómo los algoritmos están empecinados en descubrir qué nos gusta para darnos más de eso y su calidad onanística.

Algoritmos que saben qué escuchamos para recomendarnos y “descubrir” otros artistas “similares”. Otros que pretenden descubrir cómo nos relacionamos con nuestros amigos de las redes sociales para mostrarnos más contenido de esas personas.

¿Por qué no hacemos algoritmos inversos? Para conocer mejor a las personas que conocemos menos, interesarnos por las cosas a las que no le damos importancia, descubrir y explorar nuevos tipos de música.

Estamos obsesionados con los algoritmos reforzativos, podríamos empezar a balancearlos con algoritmos explorativos.

Imaginemos una aplicación estilo lector de noticias (como Feedly, por ejemplo) que nos permitiera elegir temas que nos interesan, y mediante nuestra selección un algoritmo se encargara de mostrarnos otros temas, apenas sutilmente relacionados con los que nos interesan, que se entrecrucen en algún punto pero no en su cuestión principal.

O un algoritmo que según nuestros gustos musicales nos ofrezca descubrir nuevos géneros, también con algún subrepticio punto en común.

Y algoritmos inter-formatos, que nos recomienden nuevos géneros músicales, bandas, canciones relacionadas con nuestros intereses sobre lo que nos gusta leer, o ver por televisión.

¿Es más importante cerrarnos en nuestro mundo, quedarnos en nuestra zona de comfort o realmente “descubrir” y explorar? Pareciera que la curiosidad es una mala palabra, y el onanismo cultural el dogma.