Despedida: un antes y un después de la pandemia

Nathalia Zuluaga
Poéticas del interior:
7 min readMay 27, 2022
Study-ing, Anna Valdez (2015).

Van dos años, un poco más, desde que el mundo se estremeció por la llegada del COVID-19.

Desde aquel momento, desde ese diciembre de 2019, cuando los primeros casos del virus empezaron a aparecer en una metrópoli china, hasta ahora; muchas cosas han cambiado.

Llevamos ya muchos contagios, muchos muertos, muchos miedos, muchas recuperaciones, muchos confinamientos… muchos cambios.

A este mayo de 2022 en el que te escribo, el virus, que, en algún momento fue sinónimo de completo caos y peligro, hoy habita entre nosotres sin causar mayor lío.

Las medidas de distanciamiento social ahora son mucho más flexibles: cada vez son menos las personas que usan mascarilla; han vuelto los abrazos, los besos; han regresado con todo furor los grandes eventos, las ferias, las fiestas multitudinarias…

Ilustración hecha por: Anna Hymas.

Una nueva normalidad se ha instalado entre nosotres. Una normalidad que jamás será la misma de antes. Una normalidad que se llevó lecciones y taras de la pandemia- que aún continúa, pero bajo otras reglas-.

Esta nueva normalidad, que el tiempo y la adaptación a las circunstancias ha creado, nos ha llevado a naturalizar mucho de lo que, hasta hace poco, nos parecía cosa de otro mundo.

Para muchas(os) la mascarilla se convirtió en una prenda de vestir más- y una indispensable-. Los geles desinfectantes y el alcohol se quedaron en nuestras maletas y/o mochilas.
Muchos rituales de limpieza viven ahora con nosotres, en nuestro hogar y en cualquier lugar al que vayamos. Para algunas(os), ciertos códigos de socialización también cambiaron: más distancia en los saludos y menos besos, abrazos y apretones de mano.

The Kiss, UrsulaDecay (2020)

Muchos cambios se han quedado con nosotres, acompañándonos y haciendo parte de esta nueva realidad.
Cambios palpables y cambios menos visibles. Cambios en el curso de nuestras vidas y en nuestras maneras de vivirla. Cambios en nuestras percepciones…

L: Todo cambia mucho. Yo creo que, eso también me ha cambiado la personalidad. Yo creo que, en realidad, la pandemia. Yo digo: “yo no era así” (ríe). Claro, pues, no sé si todos, pero digo yo, de pronto, sí… me ha dado un resto de cosas. Y no, no me quitó nada, porque, en realidad, no tenía nada.
O sea, era como… es esa vaina de que… ¿Has escuchado el merengue que dice como: “cuando me pierdas me vas a extrañar”? ¿Una vaina así?

N: Sí.

L: Como, como sí… que sólo llora el que se da cuenta que perdió algo… alguna vaina así. Eh, yo creo que es eso. Yo no era así como una loca de la interacción, por decirlo así, no sé… una loca sociable, ni nada; pero tenía amiguitos y toda esa parte y, normal.
Pero después ya no tenerlo… y, o sea, no lo valoraba tanto; entonces después de no tenerlo, yo dije: “Juepucha”. Pero no sé por qué tampoco. Tampoco es como que diga: “Ay, no, tengo que…” No, tampoco.
Realmente no sé por qué, pero empecé a decir: “Bueno, yo quiero meterme a estos grupos, yo quiero ayudar, yo quiero…” Cosas que yo quería hacer. Yo sé que yo quería hacer antes. Pero yo creo que esa pandemia… o sea, el verme como, ¿cómo decirlo? Como limitada, me hizo como eso. Decir: “ay no. Sí, yo quiero…lo tengo qué hacer y yo no sé qué”.

Porque, yo no sé… a uno le gusta, no sé, sufrir (ríe).
Pero literal, o sea, como que, yo podía haberlo hecho antes, y me daba igual, pero ahorita que me dijeron: “no, no se puede”. Yo: “sí, sí se puede. Sí puedo hacerlo, sí puedo hacerlo (ríe)”.
Entonces, diría yo que mi actitud ha cambiado mucho por eso. Porque, como que todo lo que quiero hacer, ya no me importa como probarlo o algo así, por eso mismo; porque ya no me da tanto miedo como embarrarla. Por eso, porque en la pandemia como que te dicen un día: “vení, te vas a morir” (ríe con ironía). Entonces, cuando ya uno sabe ese límite de “te vas a morir”, empieza a vivir, literalmente.
Si uno fuera eterno, no hace ni miércoles; porque uno dice, lo puedo hacer en 554 años. En cambio, uno dice: “no juepucha, un humano vive hasta los 100, entonces yo tengo que aprovechar esos 100 como si fueran 554 años”

(…)

Entonces, yo creo que sí; la pandemia como tal, me dejo como re loca.
O sea, ahorita yo, obviamente me estoy descubriendo otra vez, pero sí siento como que, intensifiqué lo que yo ya quería hacer, pero como que eso me impulsó por decirlo así, como que decir que no puedo… me puse a retar a la vida. Ahh, mentiras…
Pero sí, me puse como a retarme un poquitico a mí y a decir: “Sí, es que si no lo hago… puede que haya otra pandemia, la guerra …” (reímos).

De distintas formas hemos tratado de afrontar y de hacer sentido de lo que hemos vivido, de lo que esta pandemia ha supuesto para nuestras vidas, para nuestras cotidianidades.

S: O sea, la pandemia hizo que yo me replanteara el tema de la universidad, consideré parar música para siempre, consideré salirme de todo, consideré… paré música un tiempo… Porque con comunicación encontré la motivación que con música se fue perdiendo. Porque la música para mí sin la presencialidad no tiene sentido, el en vivo… ya no ensayaba.
Entonces yo dejé de practicar… Todo eso tuvo un montón de consecuencias que hicieron que a mí la música me dejara de mover, interesar mucho, como en cuanto al ánimo, o en cuanto a la motivación. Y, por otro lado, al mismo tiempo, justo al mismo tiempo, empecé a ver comunicación, la clase de Catalina, la clase de Carolina, ehh… empecé el blog… la escritura; marica, todo eso, hubo cosas que me motivaron mucho, como lo que pasó con Catalina que nos publicaron. Esas cosas pues me dieron mucha motivación.

Ehh, y definitivamente, la escritura en la virtualidad funciona perfecto.
No necesita (ríe)… no. Mejor dicho, la escritura, es… siempre leo en todas partes que dice que: “es de las cosas más solitarias”, ¿no?
Y bueno, supongo que también eso es un poco… De pronto eso, es una forma en que la pandemia me ha hecho reconocerme a mí mismo, como antes no me reconocía. Y es, de pronto, yo me siento muy bien solo trabajando, con respecto a cosas de trabajo, de inspiración, de sentarme a hacer cosas; yo estoy muy bien solo. O sea, pues me siento muy bien, estoy muy cómodo…

Ehh, entonces claro, la escritura, digamos que yo no dependo de nadie en un principio, obvio que, uno necesita ayuda, obvio, y revisiones y correcciones y eso sí que lo utilizo y lo solicito, pero como tal para yo decir: “marica, quiero hacer algo”. O quiero hacer un blog, o quiero leer, o… no necesito a nadie… a priori. Ehh, eso. Eso…

La escritura; la pasión/ vocación por la escritura, la lectura, todo eso del periodismo. Supongo que, no sé si fue un pánico mental de: “marica, el mundo se va a acabar, la presencialidad no existe, tengo que hacer algo que funcione mientras la presencialidad no exista, la música se murió” …
De pronto fue eso. Porque obviamente, ya la música volvió, el mundo sigue, no se ha acabado el mundo… Pero igual…

Pero mirá, esto sí me dejo, esto es algo… como se dice, una cicatriz; o sea, me quedó de la pandemia, que bueno: “la música volvió, la gente ya volvió a ensayar. Todo el mundo está ensayando, todo el mundo está tocando, todo mundo está volviendo a conciertos”.
Yo estoy yendo a conciertos… y yo no quiero volver a tocar (…)

La pandemia definitivamente me cambió el lugar de dónde me ubico yo con respecto a la música. Ahora estoy muy feliz yendo a conciertos y siendo el que ve, pues siempre había sido eso también, antes, pero ahora estoy contento con solo eso (…)

La pandemia sí me cambió la vida porque me hizo mirar para otro lado, total.

Y, de esas distintas formas, de esos múltiples y diferentes intentos por tratar de hacerle frente y darle sentido a lo que hemos vivido, han nacido estas palabras que ahora lees, querida lectora, querido lector, queride lecter.
Estas palabras que fueron a su manera, tesis, crónica, diario y testimonio… estas palabras que ya llegan a su final y que están agradecidas contigo por haberlas leído.

Nota final:

En el siguiente enlace podrás encontrar un par de formas, desde las que, Luisa y Santiago trataron de reflexionar y de hacer sentido de lo vivido durante la pandemia:
https://drive.google.com/drive/folders/1A6s8R6-XB4ankMeWyOgHwQ_dqq8WEHoB?usp=sharing

Luisa, nos ha dejado un divertido video en el que le hace seguimiento a su compañero de cotidianidad: Sir. Lancelot.
Y Santiago, nos ha dejado una bella carta en la que nos relata sus sentires en medio del confinamiento y la distancia.

--

--

Nathalia Zuluaga
Poéticas del interior:

Estudiante de antropología. La música me mueve las fibras y las palabras me mantienen viva: escribo para sobrevivir.