Arte con fin. I

¿APAGAR LA CULTURA… O… A PAGAR LA CULTURA?

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Mi imagen modificada del aviso de Apagón Cultural

Comienzo este día con el aviso de #ApagónCultural y de #CulturaEnHuelga que circula por las redes. Casi lo primero que hago es modificarlo y compartirlo en mis redes con la pregunta que pongo por título a este post.

Y es que me pregunto: ¿se puede apagar la Cultura? ¿se busca pagar por la Cultura? y me hago una pregunta más, más personal, ¿debo sumarme yo a un #ApagónCultural en este periodo de apagón “vital”?

¿Se puede apagar la Cultura?

No, porque la cultura abarca mucho más que lo que se ha llamado “industria cultural”. Y más en estos tiempos de interconexión, donde encontramos fácilmente todo “conocimientos e ideas no especializados adquiridos gracias al desarrollo de las facultades intelectuales, mediante la lectura, el estudio y el trabajo” y todo tipo “de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social, a una época, etc.” como nos dicen las definiciones de Cultura.

Supongo que lo que se busca es apagar estos dos días el hecho de compartir trabajos culturales, pero al ser una convocatoria nacional y personal, será fácil encontrar Cultura en otros lugares, espacios, personas e instituciones, e incluso en nuestros archivos, libros, y memorias si perdemos la conexión.

Por lo tanto…

¿Se busca pagar por la Cultura?

Debo pensar que es la “industria cultural” la que, ante esta amenaza sanitaria convertida en económica, busca, como otros sectores, que se le ayude a superar este parón. No ha sido la Cultura, como la Educación o la Investigación, nunca una de las prioridades habituales de los gobiernos. Lo poco que se ha dado, en mi opinión, se ha ido repartiendo en cascada, con algunos más privilegiados y otros a los que sólo llegaban las migajas culturales, y generalmente asociadas a preferencias políticas, burocráticas o de modas al uso.

Es cierto que muchos artistas vamos a sufrir, como ya lo hacíamos antes, pero de manera más intensa y dramática, las penurias económicas que ya pasamos, la poca valoración de lo que hacemos y creamos, y parece necesario llamar la atención sobre nuestras necesidades, como las de otros colectivos, como la artesanía, el deporte de base u otros y buscar medidas que nos ayuden a superar esta etapa.

Y aunque resulte difícil, estoy de acuerdo en que es preciso reivindicar el valor de la Cultura, reconocer su utilidad en nuestra vida diaria, y más a la luz de estos días de apagón en otras actividades, en los que la Cultura de alguna manera ha vuelto a renacer y a darnos satisfacción, conexión, emociones y afecto.

Dicho esto…

¿Debo sumarme yo a un #ApagónCultural en este periodo de apagón “vital”?

Dejar de compartir no es difícil. Ya lo he hecho en periodos de trabajo docente, de enfermedad o en viajes con mala cobertura. Pero… ¿servirá de algo?, ¿lo notará el presidente, el ministro o sus altos cargos? mucho me temo que la ausencia de la obra de un modesto artista no llegará a sus ojos ni a sus libros de cuentas.

Más difícil sería para mí, para mis ojos, para mis manos, dejar de crear: 48 horas de papel en blanco, de manos limpias y pulidas, de intentar no pensar en nada nuevo, sólo comer, dormir y consumir…

¿Y consumir qué? debería ser solo información, porque… ¿no debería yo dejar de consumir ningún tipo de cultura, conocimiento, lectura, costumbre, música, idea…? porque si hago eso… ¿qué tipo de #ApagónCultural haría yo?

¿Qué harían, hicieron, artistas de otras épocas en situaciones parecidas, guerras, pestes, epidemias, dictaduras…? ¿apagarse?

¿Y un artista modesto, casi insignificante, como yo?

Así que como en una novela o película, termino mi post repleto de más dudas, en este parón circunstancial, el que me ha llevado a escribir estas palabras, que de alguna manera también son cultura. O acerca de ella.

Salud.

Nota: este post lo he publicado en mi blog “Acuarelas y Apuntes”.

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