EMERGENCIA DIGITAL: Alfabetización Informacional para obtener inmunidad de rebaño - más atención a la infocultura

El Roto (Tomado de El País)

¿Es posible estar fuera del mundo digital?

¿Qué saben las grandes plataformas digitales de cada persona que esas mismas personas desconocen de sí?

¿Para qué sirve la huella digital que cada quien deja en Internet?

¿Mis datos son míos?

¿Tener acceso a las redes sociales es equivalente a tener libertad de expresión?

¿Es el acceso a Internet un derecho humano?

¿Es mi opinión tan valiosa como tu conocimiento?

La ciudadanía que habita en la sociedad del conocimiento rara vez se detiene a hacerse este tipo de cuestionamientos. Es más, no es temerario afirmar que son pocas las personas que se han atrevido a poner en tela de juicio las reglas que dominan su relación con el mundo digital. Esa es una preocupación que tiene bajo perfil en la agenda ciudadana, pero el ignorarla acarrea riesgos significativos para la convivencia en sociedades democráticas.

Por el contrario, la realidad induce en estos tiempos a tener una dirección de correo-e, acceder a chats por el celular, hacer búsquedas (¿googlear?) en Internet, conectarse a una red social, registrarse electrónicamente para usar algún servicio público o financiero o educativo. Se nos propone, sin anestesia, que todo eso y más es imprescindible para estar a tono con la 4ta. revolución industrial. Estar al margen de estas tendencias digitales del entorno se ha convertido en un indicador relevante de su nivel de exclusión socio-económica.

El abordaje tradicional al tema de la incorporación de los avances tecnológicos a los diversos ámbitos del quehacer humano se centra en hacer más amigable los dispositivos y facilitar el proceso de adaptarse a ellos. Lo inconveniente, a nuestro juicio, es que se tiende a dejar a un lado el desarrollo de una cultura que valore la información y sus usos dentro de un determinado contexto institucional o social. Lo que denominamos como infocultura.

Así pues, desarrollar una alfabetización informacional implica promover esta visión para asumir los procesos que hoy se anuncian como de transformación o transición o actualización o “algodigital. Se requiere programas educativos permanentes (la tecnología evoluciona continuamente), dirigidos a las personas dentro de los diversos roles que desempeñan a lo largo de la vida (desde infantes, docentes, funcionarios, emprendedores hasta políticos, comunicadores sociales y otros formadores de opinión y tomadores de decisiones) y que tengan un carácter disruptivo con respecto a los proyectos educativos tradicionales (no se trata de hacer más de lo mismo sino de procurar formas alternativas que permitan dar respuesta a los desequilibrios estructurales existentes).

Esa fue la motivación de fondo que le dí a la videoconferencia que di, el pasado 11 de marzo, ante la Comisión de Telecomunicaciones e Informática de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat de Venezuela. En este caso, considerando que el público convocado provenía, principalmente, del mundo de la ingeniería y del desarrollo de recursos tecnológicos, hice énfasis en incorporar consideraciones éticas en el ejercicio profesional de creadores y promotores de las herramientas digitales que configuran nuestros espacios de desempeño. Es un sector sobre el cual recae la responsabilidad de asegurar que los derechos de los humanos no sean cercenados mientras se avanza en un proceso, sin precedentes, que automatiza las actividades humanas incorporando avances basados en la inteligencia artificial que permiten la predicción y manipulación de conductas. Una serie de impactos humanos y sociales con un impacto tal que confirma la importancia de reconocer que estamos ante una Emergencia Digital.

Agradecido a la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat de Venezuela por la oportunidad de exponer y confrontar estas ideas para seguir aprendiendo.

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