Hacer bien el bien que se hace.
Una conversación entre David Selva y Omar Delgado
Omar es parte de la red de takemebackers, trabaja en la industria automotriz, en una empresa dedicada a fabricar módulos de control de aire acondicionado, y por el tipo de trabajo debe relacionarse constantemente con la mayor parte de los departamentos. Los retos que presenta su día a día le hacen feliz, así como resolverlos, porque le permite ver de lo que es capaz cuando trabaja en equipo.
Para esta semana platiqué con él sobre su trabajo y nos cuenta cómo a través de este es posible santificarse en el día a día. Les comparto 5 preguntas y respuestas de nuestro diálogo.
D: ¿Cómo poner una carrera como la ingeniería al servicio de la humanidad?
O: El orden y la administración considero que son muy necesarios para el progreso y creo que la ingeniería puede aportar eso a los demás, hacer las cosas con más orden, con una planeación previa a sólo realizar acciones sin pensar en lo que se necesita o lo que va a beneficiar o perjudicar.
D: ¿Cómo llegaste a discernir que este trabajo es la vocación a la que estabas llamado? ¿Cómo podés darte cuenta de que en esta misión concreta Dios te quiere hacer santo?
O: En la industria automotriz siempre se trabaja con estándares muy altos de calidad, con presión la mayor parte del tiempo, con mucha competencia dentro y fuera del trabajo, yo me siento llamado a esta vocación pues es un gran reto ser congruente con lo que haces y con lo que crees, no se puede, por ejemplo, creer en la verdad y hacer trampa para conseguir algo que quieres y aunque el mundo nos dice que es el camino fácil, creo que también el mundo necesita personas que desde el trabajo cotidiano demuestren que es posible hacer las cosas bien, con orden, logrando un bien para alguien más.
D: El Papa Francisco nos recuerda una vez más en Gaudete et Exsultate que hay que “alegrarse y regocijarse” en el camino de santidad, ¿cómo vivir el proceso de santidad no como una carga sino como una propuesta de alegría?
O: Creo que el testimonio más grande que podemos dar en el camino a la santidad es la alegría, pues nuestro día a día se convierte en un recordatorio de que estamos en ese camino y aunque muchas veces sentiremos que estamos alejándonos de la meta, no debemos olvidar que Dios cuenta con esas caídas o fracturas y que a pesar de ellas, Él, más que nadie, confía en que lo lograremos, así que adelante!
D: San Josemaría es uno de nuestros intercesores en Take Me Back ¿Cómo las enseñanzas de este santo nos ayudan a entender esto?
O: San Josemaría ha sido de gran ayuda en este caminar, sus palabras siempre son de gran ayuda cuando algo me cuesta trabajo, por ejemplo cuando pienso que la rutina o la monotonía me alcanza recuerdo ese punto 77: “hay monotonía porque falta Amor” y recuerdo que es eso lo que me está haciendo falta, ponerle un toque de amor a mi labor, entre muchas otras pero en general me ha encantado la idea de que desde mi lugar, desde mi día a día en el trabajo, puedo llevar almas hacia Dios.
D: Uno de los ejes principales de TMB es la santificación a través del trabajo, ¿cómo vivir este camino de santidad desde tu profesión?
O: Precisamente haciendo un bien para alguien más, si mi trabajo es claro para mi cliente directo, él puede, a su vez, hacer las cosas bien y esto puede llegar a impactar de una forma que quizá no alcanzamos a darnos cuenta, el trabajo bien hecho llega a mejorar la calidad de vida de una persona, su familia, su comunidad, su país y cuando este trabajo tiene un valor sobrenatural agregado, es decir, que es ofrecido por un bien fuera de este mundo, yo creo que el trabajo se convierte en una forma de intercesión para los demás.
Take me Back propone volver a lo esencial cada día, es decir a ese Dios que está ahí en el centro de toda nuestra vida. Ser santo es posible y nos llena de alegría compartir testimonios como el de Omar, porque ahí, siendo ingeniero o artista, abogado, camionero, sacerdote, o lo que sea a lo que nos dediquemos, Jesús nos ofrece un camino, vida sobrenatural, nos ofrece nuestra vida para que como dice San Juan Pablo II, la convirtamos en una obra de arte, una obra maestra.
