Más que nadie sabes lo que busco.

TAKE ME BACK
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7 min readJan 14, 2018

Claves de Lectio Divina para takemebackers.
Segundo Domingo del Tiempo ordinario.

“Aquí estoy Señor para hacer tu Voluntad”, Sal 39

Preparación espiritual

Ven Espíritu Santo y bautízame con tu fuego.

Quiero ser una creatura nueva.

Ven Espíritu Santo para que con tu impulso

pase de escuchar a vivir el evangelio.

Ven Espíritu Santo y dame la fuerza para seguir a Jesús.

Sé Tú mismo mi compañero.

Amén

Texto bíblico: Jn 1, 35-42

35 Al día siguiente, Juan estaba allí otra vez con dos de sus seguidores. 36 Cuando vio pasar a Jesús, Juan dijo:

—¡Miren, ése es el Cordero de Dios!

37 Los dos seguidores de Juan lo oyeron decir esto, y siguieron a Jesús. 38 Jesús se volvió, y al ver que lo seguían les preguntó:

—¿Qué están buscando?

Ellos dijeron:

—Maestro, ¿dónde vives?

39 Jesús les contestó:

—Vengan a verlo.

Fueron, pues, y vieron dónde vivía, y pasaron con él el resto del día, porque ya eran como las cuatro de la tarde.

40 Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús, era Andrés, hermano de Simón Pedro. 41 Al primero que Andrés se

encontró fue a su hermano Simón, y le dijo:

—Hemos encontrado al Mesías (que significa: Cristo).

42 Luego Andrés llevó a Simón a donde estaba Jesús; cuando Jesús lo vio, le dijo:

—Tú eres Simón, hijo de Juan, pero tu nombre será Cefas (que significa: Pedro).

1. Lectura // ¿Qué dice el texto?

Algunas preguntas para una lectura atenta:

  • ¿Qué expresión usa Juan el Bautista para señalar a Jesús y qué puede significar?
  • ¿Qué le pregunta a Jesús los dos discípulos de Juan que ahora lo siguen? ¿Qué les responde Jesús?
  • ¿Nos dice el texto qué sucedió en ese encuentro, qué vieron en esa jornada?
  • ¿Qué le dice Andrés a su hermano Pedro cuando se lo encuentra?
  • ¿Qué puede significar el sobrenombre que Jesús le pone a Pedro?

Algunas pistas para comprender el texto:

En la escena anterior Juan el Bautista, que estaba bautizando a orillas del Jordán, ve acercarse a Jesús y dice: "Este es el

Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn 1,29). Al día siguiente, de nuevo mirando a Jesús, repite este testimonio, pero

ahora en presencia de dos de sus discípulos. El título de "Cordero de Dios" aplicado a Jesús es exclusivo del evangelio de Juan y
su origen es algo misterioso. Muy probablemente hay que considerarlo como una referencia al cordero pascual pues en Jn 19,36

ante Jesús crucificado se repite esta comparación. Habría que considerar también sendas referencias al sacrificio de Isaac (Gn 22)
y al siervo sufriente (Is 53) que los rabinos ya vinculaban con el cordero pascual. Lo cierto es que el testimonio de Juan es convincente para los dos discípulos pues al escuchar que Jesús es el Cordero de Dios no dudaron en seguirlo. Aparecen aquí los
verbos "escuchar" y "seguir", ambos cargados de sentido teológico por cuanto expresan actitudes propias de los discípulos de
Jesús. Por de pronto, abandonan al Bautista y se van detrás de Jesús.

Jesús se da vuelta y "viéndolos", les preguntan "¿qué buscan?". Los discípulos le responden con otra pregunta: "Maestro
¿dónde vives?". Sobre el valor simbólico de la "morada de Jesús podemos decir que aunque se trata, a primera vista, de la
habitación concreta de Jesús, la repetición del verbo evoca, para el lector familiarizado con Jn, la «morada» de la que Jesús

hablará más tarde, la inhabitación en Dios Padre. Así pues, con la pregunta «¿Qué buscan?», Jesús tendía a elevar el objeto de
esa búsqueda para llevar a los discípulos a participar en la relación que une a Jesús con el Padre.


La respuesta de Jesús a la pregunta es una invitación a ver por ellos mismos: "Vengan y lo verán". El término "venir" en el
lenguaje del evangelio de Juan significa de ordinario «creer en él».

Y así fue, fueron y vieron; y se quedaron aquel día con él. Es evidente la intención del evangelista en resaltar la necesidad

de "ir y ver" para que el discípulo tenga una experiencia personal sobre la persona y la vida de Jesús. Y tan personal fue la

experiencia que nada más se nos dice sobre lo que sucedió ese día, sobre lo que vieron y experimentaron en ese momento. Pero les
quedó grabada la hora: "era alrededor de las cuatro de la tarde".

Lo que sí se nos devela a continuación es la identidad de uno de los discípulos: se trata de Andrés, hermano de Simón
Pedro. Notemos que además del nombre se lo define como aquel que "escuchó" y "siguió" a Jesús, por tanto ya es un discípulo. Y
ahora es el discípulo, Andrés, quien encuentra a su hermano Simón y da testimonio de Jesús: "Hemos encontrado al Mesías"

(1,41). También aquí se nos devela algo de lo sucedido en la "morada de Jesús" aquel día y lo que encontraron allí: al Mesías.

Andrés lleva a Pedro ante Jesús, quien lo mira y le cambia el nombre por "piedra". Esto indica claramente una elección
particular de Jesús que constituye a Pedro como discípulo y futuro fundamento de la Iglesia.

2. Meditación // ¿Qué me dice el Señor en el texto?

Al comenzar el tiempo durante el año el evangelio de hoy nos ofrece un hermoso ejemplo de cómo se comienza a ser

cristiano. En efecto, el evangelio narra el comienzo de la vida cristiana para dos hermanos, Andrés y Pedro, más un discípulo que
permanece anónimo. Así comenzó todo para ellos. Son para resaltar algunas palabras con fuerte carga teológica que dominan en la

narración: testimonio, escuchar, seguir, buscar, ver, estar, encontrar. Hay toda una descripción del camino discipular en ellas, que podemos sintetizar así: escuchar, seguir, ir, ver.

Las palabras de Jesús en esta narración son escasas pues se trata ante todo de ver, estar y encontrar. Y es la invitación que se nos hace a cada uno de nosotros, sea para vivir o revivir el momento del primer encuentro con el Señor, encuentro que ha sido el verdadero comienzo de nuestra vida cristiana.

Al mismo tiempo esta narración nos presenta una síntesis del método cristiano para el anuncio del evangelio, tal como lo afirma el documento de Aparecida en el n° 244 "La naturaleza misma del cristianismo consiste, por lo tanto, en reconocer la presencia de Jesucristo y seguirlo. Esa fue la hermosa experiencia de aquellos primeros discípulos que, encontrando a Jesús, quedaron fascinados y llenos de estupor ante la excepcionalidad de quien les hablaba, ante el modo cómo los trataba, correspondiendo al hambre y sed de vida que había en sus corazones. El evangelista Juan nos ha dejado plasmado el impacto que produjo la persona de Jesús en los dos primeros discípulos que lo encontraron, Juan y Andrés. Todo comienza con una pregunta:

“¿qué buscan?” (Jn 1, 38). A esa pregunta siguió la invitación a vivir una experiencia: “vengan y lo verán” (Jn 1, 39). Esta

narración permanecerá en la historia como síntesis única del método cristiano"


En síntesis, ¿qué se nos quiere decir con todo esto?
En primer lugar que la fe cristiana es auténtica si es viva, si se nutre de un encuentro personal con el Señor. La doctrina y la

moral son necesarias, pero el centro de todo es este encuentro con Jesús, con su Persona Viva, que nos lleva a seguirlo. Y este
seguimiento implica necesariamente ver y valorar el mundo como lo ve y lo valora Él (la fe, la doctrina, el mensaje) y vivir como
vivió Él (la moral).

En segundo lugar que este encuentro con Jesús es una experiencia personal y, como tal, no es fácil de transmitir ni de

describir. Como vimos, el evangelio no abunda en la descripción de la intimidad del encuentro con Jesús, pero sí nos señala sus

pasos previos y sus efectos. En concreto, hace falta estar en actitud de búsqueda de Dios y de disponibilidad para escuchar lo que

el Señor nos quiera decir. En cuanto a los efectos, Andrés sale del encuentro con Cristo convencido de haber hallado al Mesías, al Salvador prometido, y dispuesto a dar testimonio de Él. Se ha convertido en discípulo y misionero de Cristo.

Sobre los frutos del encuentro de fe nos dice el Papa Francisco: "La fe nace del encuentro con el Dios vivo, que nos
llama y nos revela su amor, un amor que nos precede y en el que nos podemos apoyar para estar seguros y construir la vida.

Transformados por este amor, recibimos ojos nuevos, experimentamos que en él hay una gran promesa de plenitud y se nos abre la mirada al futuro".

Continuemos la meditación con las siguientes preguntas:

  • ¿Tengo memoria de mi primer encuentro con Jesús? ¿Recuerdo cómo y por qué comencé a seguirlo?
  • ¿Qué personas me llevaron a Jesús dando testimonio de Él?
  • ¿He ayudado a otros para que encuentren con Jesús? ¿Doy testimonio de este encuentro que cambió mi vida?
  • ¿En qué “lugares” he encontrado a Jesús a lo largo de mi vida?

    Gracias Jesús por pasar por mi camino.

3. Oración // ¿Qué le respondo al Señor?

He oído hablar mucho de Tí, ahora eres Tú Quién me pregunta.

Llegó el momento, más que nadie sabes lo que busco.

Solo Tú lo tienes.

Quiero seguirte, aunque me cueste.

Quiero ir, aunque más de una vez me distraigo.

Quiero ver, aunque muchas propuestas me tapen los ojos.

¿Dónde vives Jesús?

Quiero quedarme contigo ahora. Amén.

4. Contemplación // ¿Cómo hago propio el mensaje del texto?

Escoge una palabra o frase que te haya llamado la atención y que pueda servirte para encontrar a Dios. Repitela varias veces.

5. Acción // ¿A qué me comprometo?

Determina un propósito concreto a través del cual vivas el cambio.

Ejemplo: Durante esta semana me comprometo a hablarle de Jesús a un compañero de trabajo o estudio.

Si lo deseas puedes compartir tu contemplación y acción con el #takemebackers

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