Ora y trabaja — un orden básico

Kike Delgado
TAKE ME BACK
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4 min readJul 12, 2018

La antigua Regla benedictina ora et labora nos propone un buen modo de manejar el tiempo.

Esta fórmula se refiere, por una parte, a la alternancia entre oración y trabajo y por otra parte, se refiere a la calidad del trabajo, el cual requiere ser realizado con la misma entrega e intensidad que la oración. Dedicarse al trabajo con todas las fuerzas y toda la entrega significa que en el trabajo y con el trabajo, podemos glorificar a Dios. San Benito le encargaba a un monje que: viera todos los utensilios y bienes del monasterio como si fueran vasos sagrados del altar y que no tratara nada con negligencia. Con esto se destacan el trabajo y las cosas de la cotidianidad y así la oración es trabajo y el trabajo es oración.

La disciplina de la vida de San Benito de hacer pausas y oración varias veces al día difícilmente puede ser trasladada como tal al mundo laboral. Sin embargo, es posible transferir el principio e interpretarlo como alternancia entre la pausa y el trabajo, entre la orientación hacia el interior y la orientación hacia el exterior.

Esta alternancia está presente en todos los ámbitos de la vida: como inhalación y exhalación, como tensión y relajación. En la naturaleza no hay desarrollos lineales. En el invierno, las plantas reposan y los animales hibernan. En la primavera, todo se despierta de nuevo, la naturaleza puede florecer porque se ha regenerado durante el invierno. Incluso la tecnología más vanguardista tiene que apagarse y recargarse con su fuente de energía para poder encenderse de nuevo y funcionar.

Del mismo modo, una persona que quiera mantenerse sana, creativa y resistente necesita tiempos de reposo y recuperación en alternancia con tiempos de total dedicación al trabajo. Entre tanto, la ciencia -y la experiencia- han comprobado las consecuencias negativas de no tener momentos de serenidad y reposo, cada vez más nos encontramos con malestares, enfermedades, estrés y depresión a causa de esta falta de equilibrio.

No podemos enfocarnos en un estilo de vida activo (trabajo) con la esperanza de alcanzar y producir más, limitando o anulando la importancia de una vida pasiva (oración). Estar pasivo no puede confundirse, bajo ningún motivo, con “no hacer nada”; estar pasivo significa invertir la atención hacia el interior, dirigirse hacia el propio cuerpo, hacia el propio estado de ánimo; es percibir las propias necesidades.

La frase de ora, de la oración y la pausa, representa un gran desafío para nuestra conciencia, porque exige ejercicio mental. La meta de la fase de ora es alcanzar la serenidad interior, calmarse, descansar, sanar para que la fase de labora sea fructífera.

Si siempre estamos persiguiendo las cosas del mundo externo, no podemos alcanzar la calma interior, tampoco podemos sanar ni regenerarnos. En el silencio y en la tranquilidad transcurren los procesos profundos del alma.

El arte de detenerse y hacer una pausa tiene otras repercusiones en nuestra vida: al hacerlo, le damos espacio a nuestra alma para encontrarnos con las preguntas importantes de la vida: ¿Quién soy?, ¿Qué quiero en realidad?, ¿Qué es importante y qué es urgente?, más aún ¿Qué es esencial? ¿Qué necesito y qué necesitan los demás para estar bien? En el silencio y el recogimiento atravesamos la superficie de nuestra conciencia cotidiana y nos adentramos en la conciencia profunda, de allí surge el conocimiento, la compresión, la compasión, la intercesión y también la acción, de la oración brota una intuición para lo esencial, para lo que está maduro.

Ora et labora es polaridad y al mismo tiempo convergencia, una dualidad que permea todos los ámbitos de la vida. Es orden y equilibrio.

En nuestra cultura actual tenemos que volver a aprender a estar en silencio, la regla ora et labora nos muestra el orden adecuado primero orar luego trabajar, entonces florecer.

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Kike Delgado
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Human centered designer, storyteller & missionary. I believe in creativity and beauty, I mean, I believe in God.