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¿Param?

Zmiana 68
8 min readJun 25, 2020

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Salí de mi casa con una capa obscura cubriéndome mi cuerpo, mis padres estaban en el patio trasero junto a mis hermanos celebrando el cumpleaños de mi hermana más pequeña. Camine por el pueblo para llegar a una cueva donde estaba una persona sentada, mi fiel amigo y compañero, quien tenía unas yerbas junto con un pocillo con agua de río. Me saludo y me senté, retirando la capa me reclamó

-Jem ¿Qué te he dicho? — Rodé los ojos de una manera de disgusto.

- Es la única manera que las puedo ocultar- Vi esas cosas completamente abiertas, mi fiel amigo las limpiaba con delicadeza con unas raras yerbas que eran relajantes para todo mi cuerpo

- Son muy delicadas las alas Jem, esa capa las puede romper con facilidad-

- No me importaría así me las podría quitar y ser un elfo…- El anciano me dio un golpe fuerte en la cabeza

- Eso es una estupidez- Interrumpió terminado de limpiar las alas- No le hagas caso a la gente del este pueblo- Me acaricie la cabeza por el dolor

- Mi amigo quiero encajar, tú eres un centauro y eras de los más fuertes en tu juventud y eres el más grande consejero de aquí-

Jem cada uno es diferente, tu padre es el perfecto ejemplo de un elfo junto con tu madre y hermanos, tú puedes ser ese diamante en una cueva llena de rocas, Jem de seguro allá afuera hay personas que poseen alas, que las saben usar y te enseñaran a usarlas creo que así dejarás de sentirte solo ¿No?

Suspire y asentí, me despedí con la mano saliendo de la cueva. Quería irme de este pueblo, odio que la gente sea tan prejuiciosa, no doy enfermedades ni maldiciones solo tengo estas cosas en la espalda. Llegue a mi casa un poco cansado por el camino, vi que todos los invitados alagaban a mis hermanos porque “ Son los niños de oro del pueblo que iban a seguir con las enseñanzas de una familia tan bla, bla, bla” azoté la puerta obteniendo su atención, palabras hirientes fueron escuchadas “Es un berrinchudo no entiendo por que lo tuvieron” “Hasta una mascota es más educada que él”

Me fui a mi habitación, tome una pequeña mochila, guarde mis pocas pertenecías, un poco de comida y agua. Espere que fueran las 6 de la tarde, mientras ellos seguían celebrando a la “Gran niña que no fue una decepción” me fui de casa, dejé una nota que ya estaba escrita en mi cuaderno al anciano en la entrada de su cueva, él estaba dormido por lo cual no me vio, respire hondo y me fui al bosque

El sol se fue a dormir mientras que la Luna se colocaba su manto estrellado cubriendo el cielo, el frió no se hizo esperar, mi cuerpo delgado no lo soportaba, no traía mantas, quería volver, pero se burlarían de mi como otras veces, esas cosas no se inmutaban, comenzaron a envolverme dándome calor, sus plumas blancas brillaban con la luna protegiéndome de cualquier ser obscuro. Me acosté y me dormí, creo que estas cosas al final servían para algo

Al despertar, me levante y seguí caminando, el bosque era extenso, muy denso evitando que un débil rayo del sol pasara por las copas de los arboles, quería ver que estaba del otro lado de este bosque, moví un poco mis alas viendo que estas respondieron subiendo y bajando un poco, me comenzaron a elevar mis pies dejaron de tocar el piso, sentí miedo y volví al suelo estrepitosamente.

Camine un poco más encontrándome con una bella duende cantando y tocando una flauta, me acerque a ella

-Hola- dije con tono suave

- Hola- vio mis cosas- ¿Un Param? –

- Un ¿Qué? -

- Criatura que posee alas- la duende guardo en su bolso su flauta- Creí que estaban extintos-

- Créeme creo que es mejor que estén extintos, estas cosas son feas- señale mis deformidades

- Tienes una muy mala percepción de ti-

- Mi familia y mi pueblo se dedicaron a decirme que soy esta cosa…- Mis ojos se llenaron de lágrimas, la duende me ve y comenzó a acercarse a mí, se subió a una roca y me limpió las lagrimas

- Ay chico, no deberías pensar eso de ti- Vi que plumas caían delicadamente hacia el piso

Me sonrió, bajó de la roca para comenzar a caminar hacia una ciudad del Caracol, al llegar la duende me pagó comida y me la dio, platicamos sobre ella y su familia, sobre criaturas extrañas y le quise sacar el tema.

- ¿Cómo saben sobre los Param si se supone que estaban extintos? -

- Nos dejaron vestigios — Seguí comiendo- ¿Cuál es tu nombre?

- Jem- termine de comer y de beber mi batido- Como su niño

- Jemer- Vi su mirada un poco triste

-Ey ¿Que tienes?

-Nada- Ambos volteamos a ver a un museo que tenía una exposición - Mira hay una exposición sobre tu especie- Me levante

- Gracias- Me levante de la acera y fui al museo

Al entrar al museo, encontré todas las costumbres de los Param, comida, forma de cuidar las alas y rituales que solían hacer a los señores de los elementos y al sol y luna, ritos que se hacían en mesetas entre montañas, estos ritos solían ser para admitir y si no eran admitidos se les retiraban las alas, eso era lo que quería, podría volver con mi familia y por fin ser parte de ella.

Al salir del museo me encontré con la duende, quien tenía los ojos llorosos, me acerque a ella y la abrace le iba a preguntar que le sucedía hasta que sentí algo frío

- Perdóname, pero mis hijos están atrapados, te necesito porque tú eres el cambio para ellos- Caí, vi una navaja llena de sangre y me le quedé mirando ¿Cómo demonios unas cosas eran un cambio para unos duendes? Odio estas cosas no me traen más que problemas

Al despertar vi a un hombre enorme, estaba desnudo, muchas criaturas alrededor de mi atrapadas en jaulas y frascos

-Vaya Cersei, al parecer vas a recuperar a tu familia- La duende ve a mi esquina y luego hacia la de sus gemelos hermosos- Ya lo trajiste-

- Mami- dijo uno de sus gemelos- No lo hagas él es inocente-

- Mis niños debo… — El hombre sacó a los niños de la jaula, quienes lloraban al abrazar a su madre

- Mami por favor, no lo dañes, ese señor los trata muy mal a todas esas personas por favor mami- Les acarició la mejilla a sus bebés, se limpió las lágrimas, sus bebes seguían gritando “Por favor” y “No lo hagas” mientras salían

- ¿Quién es usted?- Tenía grilletes y una cuerda alrededor de mis piernas

- Soy Togue, soy coleccionista y vendedor de rarezas, se las vendo a museos de todo el mundo- El hombre traía una de mis plumas

- ¿Que hará conmigo? -

- Contigo nada, con esas alas blancas si- Una larga cuchilla fue expuesta — Vamos niño, tu ni las querías- La navaja se acercó más a mi ala derecha

- ¡No! — Di una patada- Mátame, no tendré más dolor de que me las quites- Me apuñalo dos veces, mis alas me cubrieron, protegiéndome, estas aleteaban varias veces intentando tirar la cuchilla.

Sentí la sangre deslizarse de mis heridas, mi vista borrosa, mis ojos casi cerrados llorando, un ruido fuerte se escuchó, un vidrio se rompió, los cristales cayeron cerca de mí.

-Calma- escuche a una voz masculina- Esta muy débil-

-Ayúdenme- Me desmaye

El coleccionista intento matar a alguno de los invasores, uno con su extremidad emplumada lo golpeo y le logro retirar la cuchilla, los invasores rompieron las jaulas y frascos, estas atacaron al coleccionista, dejando solo ropa y su sombrero

Un rayo de sol tocó mi cara con delicadeza, al levantarme estaba en un prado muy bello, seguía desnudo, estaba vendado, las alas blancas me descubrieron

-Despertaste- Vi a una mujer con unas alas de dragón- Que bueno que estas bien nos preocupaste mucho-

- ¿Nos? –

- Si- Vi a otras tres personas, con alas cafés, doradas y negras- Nos asustaste-

- ¿Quién…-

- Yo soy Atura- Dijo la chica blanca con trenzas azabache que contrastaban con sus alas de dragón rojas

- Yo soy Hilaria- La de las alas negras quien tenía un cabello azul

- Yo soy Matea- Dijo el de alas cafés, un hombre alto, piel morena y bello cabello café obscuro

- Yo soy Salvio- Sus alas doradas y su cabello rubio- ¿Cuál es tu nombre? -

- Jem-

- Vaya nombre- Atura le da un codazo a Matea quien se calma de su risa- Discúlpame, pero mis padres me pusieron ese nombre también-

- A todos Matea- aclaro Hilaria

- Entonces sus nombres fueron ¿Jem? — ¿Hasta en eso, no se dignaron a ponerme un buen nombre?

- Si, es un nombre despectivo, significa “Desencajado”- Llore, todo por estas estúpidas alas- Sin embargo, nosotros nos colocamos estos nombres porque el señor del sol nos lo dijo- Levantó la cabeza al escuchar eso

Me ayudaron a ponerme de pie, todos abrieron las alas, Matea me subió en sus hombros, para poder elevarse. Al llegar a las montañas, había una meseta, me acorde del ritual que se hacía, me enseñaron como hacerlo, bailamos toda la noche, no me canse tal vez por ser algo con espíritus, al salir el sol, el fuego dijo “Prisca”

-El señor del sol nos acaba de decir que…-

- Me aceptan- Comencé a llorar, si me aceptaban ahora nunca me podría quitar estas alas- No- me arrodille- No quiero, quiero ser amado por mi familia, no- Mis alas se abrieron

- Oye- escuche y levante mi mirada- Aquí te amaremos por lo que eres, un Param- dijo Matea

- Pero quiero que mi familia me ame-

- Mira nosotros- Señalo a todos- Tampoco fuimos amados, también hicimos el ritual para retirarnos las alas, pero ni así nuestra familia nos aceptó-

-Jem o bueno…- Los ojos de Atura se llenaron de lágrimas- Descubrimos que solo fuimos mascotas para ellos-

-¿Mascotas?- Asintieron- ¿Entonces nunca fui parte de mi familia?-

- Venimos de criaturas casi extintas- todos llorábamos- Afortunadamente encontré a mis hermanos no de sangre, pero de lazos - Sonreí un poco, una familia igual a mi

- El fuego me llamo Prisca- dije al recordar una cosa que dijo el fuego

- Es tu nombre de hoy en adelante- Sonreí y me limpiaron mis lagrimas- Nuestro hermano-

- Hermano- Me abrazaron, sus alas al cubrirnos hizo que me sintiera calor

Descubrí después de un tiempo que mis “padres” me compraron a un viejo suponiendo que era una mascota para mis hermanos debido a que era muy pequeño y lo único que se veía eran las delicadas alas. Mis hermanos también fueron comprados y vendidos múltiples veces hasta que se escaparon y me lograron rescatar a mi antes de ser vendido, mis hermanos gracias por todo, por enseñarme a amarme a mi y a ustedes.

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