“Soy ladrón” una de mis atípicas lecturas de Tarot

Karol Donoso
Tarot y Rituales
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4 min readSep 14, 2020
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Son las 09.10 y llega mi primera cita del día.

— Hola, quiero saber sobre mi trabajo.

— ¡Claro con gusto! ¿A qué te dedicas?

— Soy ladrón.

Aquí paremos un momento el recuento de los hechos. Para quienes todavía no me conocen, me llamo Karol Donoso, soy tarotista, leo y enseño el Tarot desde hace más de 15 años. En mi trabajo tengo dos premisas inquebrantables:

La primera: tener la mente abierta para entender el mundo del consultante.

La segunda: estar libre de juicios de valor.

En todo este tiempo he visto de todo: Gente que lleva una doble vida o una vida que no le llena, infidelidades, acuerdos poco honorables, enfermedad, sanación, pérdidas… en fin, pero esto no me había tocado nunca. Pues bueno, como dice el dicho, siempre hay una primera vez y hoy es uno de esos días.

Volvemos a la historia. Imaginen cómo me sentí al escuchar sus palabras y no poder reaccionar de forma alguna. Por mi espalda recorrió una sensación de frío. Empezó en mi cabeza y bajó hasta mis pies.

09.11

Tengo miedo, es un ladrón, nunca había estado en mi oficina, es un paciente nuevo, no sé qué puede hacer. Pero tengo a mi Pepe Grillo del trabajo que me susurra mi máxima en el oído: NO PUEDES TENER JUICIOS DE VALOR.

Esta vez esa vocecilla no sirve para nada.

Finjo -no muy bien- estar tranquila. Lanzo las cartas y lo primero que hago es mirar a este trabajo como algo cotidiano.

En la mesa hay muchos bastos, es decir que hay mucho esfuerzo en lo que Héctor (nombre ficticio) hace. Luego veo una Reina de Oros, que será su próxima “clienta”. Se trata de una mujer a la que Héctor ha estudiado con detalle. Él es un gran planificador, nunca improvisa. Le gusta trabajar sólo pues no hay ninguna carta que me muestre que tiene “compañeros de trabajo”. Héctor conoce los riesgos de la actividad a la que se dedica. La Torre en su pasado me indica que pasó por la prisión.

Una vez que avanza la lectura la tensión que sentía se va desvaneciendo poco a poco y entiendo que, por más loco que suene, este es un “trabajo” que, como cualquier otro, necesita esfuerzo, planificación y experiencia.

No es algo que Hector disfruta, en la tirada no hay cartas de copas y en cuanto a las ganancias económicas, tampoco se ven muy significativas. Por más que el trabajo sea todo un éxito, obtener los objetos es una cosa, pero convertirlos en dinero en efectivo es otra muy diferente.

— “Es muy difícil vender la mercancía. Tengo una bodega llena de cosas que conseguí hace muchos años. Es muy riesgoso tenerlas guardadas durante tanto tiempo”, dice Héctor.

Las cartas lo confirman, no se ven monedas de oro. Por lo menos sé que no hay líos con la policía o con abogados involucrados pues la carta de la Justicia no aparece.

Héctor me pide una protección para que Dios lo cuide. En su tirada salió la carta de La Templanza lo que me muestra su gran fe en Dios. Es así que le sugiero que le haga una novena al Arcángel Rafael para que encuentre su camino.

— “¿No es mejor que le rece a Miguel?, digo porque es el que tiene la espada para defenderme”, consulta Héctor.

Sólo asiento con la cabeza, no es mala idea.

09.40

Acabamos la lectura. Héctor se pone de pie y saca de sus bolsillos el dinero para pagarme. Para serles sincera, por unos momentos pensé que no lo iba a hacer.

— ¿Me puede dar su bendición para ir a mi trabajo?, me dice antes de salir.

Si pensaba que era imposible sorprenderme más, pues me equivoqué. Lo hice y él con gran fe aceptó mi gesto.

— “Gracias por ser amable conmigo. La gente nos mira mal. Yo sé que lo hago no está bien, pero es lo único que sé hacer”. Cierra la puerta y sale.

10.00

Sigo parada en la recepción sin saber qué hacer. ¿Debería denunciarlo?, ¿Debería advertir a la persona? No puedo hacerlo, estaría violando el secreto de confidencialidad de una consulta.

Lo dejo pasar y trato de no pensar más en el tema.

Años después

Héctor se convirtió en uno de esos clientes fijos. Ya no viene por lecturas sino para desahogar su conciencia. Para él, este lugar es una especie de confesionario en el que el no juzgarlo le ha permitido abrirse y buscar nuevas formas de vida.

Ya saben, esta es una de esas cosas que pasan en consulta…

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