El éxito está sobrevaluado
¿Qué tienen en común todos los emprendedores exitosos? ¿Creatividad innata?¿Una inteligencia y visión descomunal?¿Suerte? ¿Poderes sobrenaturales? ¿Son semidioses?
Hace unos pocos días atrás tuve una de las oportunidades más enriquecedoras en mis 22 años de edad: Recorrer distintas empresas y start-ups del ecosistema emprendedor de Buenos Aires junto a otros jóvenes del interior del país, con unas enormes ganas de cambiar el mundo, debo decir. De toda esa experiencia, algo me quedó dando vueltas en mi lóbulo frontal incesantemente: el éxito está sobrevaluado.
¿Por qué sobrevaluado?. Cuando los economistas afirman que un bien está sobrevaluado se refieren a esa situación donde los consumidores valoran (intrínsecamente) demasiado algo, pese a que su precio de equilibrio (determinando por el libre juego de la oferta y la demanda) es muy inferior, generando una distorsión. En la mayoría de los casos, dicha situación ocurre debido a que los consumidores ignoran las fuerzas o variables que están detrás del verdadero valor del bien. Bastaron solo dos intensos días para que Tech Trek me mostrara, una y otra vez, que esto es lo que ocurre con lo que entendemos por “éxito” (reconocimiento, poder económico, dirigir tu propia empresa, etc.).
En todas y cada una de las charlas brindadas por los CEO/CTOs de empresas exitosas tales como: Almundo, Practia, BrandTrack, Sirena (sólo por nombrar algunas), nos revelaron indirectamente la ecuación del éxito, sin ningún tipo de duda al respecto. De acuerdo a lo que nos dijeron, pudo decir que el éxito es una función creciente del fracaso continuo (sí, aunque suene contradictorio decirlo), del esfuerzo y trabajo duro, elementos que estarán presentes en cada día de nuestras vidas como emprendedores (y personas). Lejos de decirnos que lo que se requiere para llegar a la cima de la montaña es tener una idea única (que venga a cambiarlo todo), o de tener la creatividad y talento innato a nivel Steve Jobs, el denominador común a todos ellos fue siempre el mismo: horas y horas de trabajo/escritorio y no tenerle miedo al fracaso. A las variables anteriormente indicadas, le sumaría la perseverancia. Se necesita una gran fuerza de voluntad para salir a buscar fundings, vender tu producto, buscar nuevos socios, nuevos mercados; donde lo más probable es que siempre recibas un “no” como respuesta.
Particularmente yo (como muchos otros, seguramente) veía al fracaso como algo horrible que trataba de evitar siempre; mientras que pensaba en el éxito como algo inalcanzable, difícil de obtener. Tech Trek me mostró que en realidad, el éxito no es nada. Lo que importa es el trabajo duro que ésta detrás y fracasar (y mucho). Todo esto son variables tan terrenales que hacen que emprender sea algo casi innato a las personas. Recuerdo que en una película muy querida de Disney se decía: “cualquiera puede cocinar”. Yo no estoy seguro que cualquiera pueda emprender (porque todavía no lo hice) pero en esas charlas nos dijeron varias veces: ¡la probabilidad de fracasar el primer año de iniciada una start-up son altas, así que emprendan!. Es decir, tenemos que animarnos a fracasar, y no focalizarnos en el éxito, porque del fracaso se aprende, y el éxito es solo una “foto” que vemos sin saber todas las variables que están detrás. Ahora, gracias a Tech Trek creo que al menos tengo una noción de lo que está detrás, y no estoy decepcionado, por el contrario; estoy motivado a emprender más que nunca (y orgullosamente) estoy dispuesto a fracasar!
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