19- Septiembre-2017… Movimiento de placas tectónicas y de muchas emociones.

Era 19 de septiembre a las 11 de la mañana, yo iba llegando a la facultad y me percaté de que todos estaban en el patio, estacionamiento y otras áreas seguras, por un momento me asusté un poco y creí que estaba temblando y yo no lo había notado, hasta que recordé que iba a haber un simulacro, esperé que terminara todo y entré a clase con mis compañeros.

Todo marchaba como siempre, hablábamos de algunos casos y revisábamos un poco sobre el caso que un compañero nos estaba compartiendo, cuando de pronto un zumbido de ventanas y se empezó a sentir que las paredes se movían, estaba yo en el segundo piso del edificio y las paredes se movían muy bruscamente, el profesor nos indicó que saliéramos con mucho cuidado, y así lo hicimos, me sentía muy nerviosa y no sabía exactamente lo que debíamos hacer, por el momento ponernos a salvo.

Salí del salón y comencé a bajar las escaleras, pero el movimiento era tan brusco que sentía que me iba a caer, logré bajar las del segundo piso, pero en las del primero había ya mucha gente queriendo desalojar también. Entonces se empezaron a empujar, y todo empeoró cuando nos empezó a caer polvo de arriba e incluso algunas piedritas, fue entonces cuando empezaron los gritos y ahí sentí desesperación al no poder bajar más rápido; creo que llegué a pensar que nos íbamos a quedar ahí atrapados. Sentía que pasaba mucho tiempo y no podía terminar de bajar esas escaleras, cuando lo logré caminé rápido hacia la explanada y ahí me sentí un poco más tranquila.

Ya en la explanada veía las caras de todos muy asustados, y nerviosos, yo no sabía quÉ hacer, aún no lo podía creer, entonces giré y encontré a una amiga, caminé hacia ella y me abrazó, fue entonces cuando me sentí un poco más tranquila, sobre todo porque ya no estaba sola.

Poco a poco la tensión iba disminuyendo, pero aún estábamos con la duda de qué iba a pasar, y con la preocupación de que mi familia estuviera bien, y afortunadamente así fue, cuando supe que todos estaban a salvo, me sentí más tranquila, el problema ahora era cómo regresar a casa.

Esperé un rato con mi amiga en lo que investigábamos cómo regresar, ella vive cerca de mi casa, entonces nos regresamos juntas, este viaje fue muy cansado, ya que no había transporte y nos decían que el metro no estaba funcionando, por lo que decidimos tomar un camión para lo cual otra compañera nos acercó en su coche a periférico, mientras llegábamos me parecía sorprendente ver a tantas personas en las calles caminando, todas con cara de preocupación, pero algo importante, estaban unidas, buscando formas de llegar con sus familias, pero eran pocas las que iban solas, la mayoría estaban en grupos, y esto me llamaba la atención.

Llegamos a periférico y tuvimos que caminar más ya que los camiones estaban muy llenos, hasta que logramos subir a uno. Sin embargo pocos metros después tuvimos que bajar ya que el tráfico era demasiado y empezamos a caminar a una estación del metro que supimos que funcionaba, así entonces, en el metro avanzamos bien, pero en el transborde la línea 2 no funcionaba y tuvimos que salir a buscar otro medio, por lo que tomamos una combi, después otro pesero y finalmente tomé un taxi para llegar a casa, cuando llegué me sentí tranquila al ver a todos bien y pude descansar un poco después de la travesía que había tenido.

Pero ahí no acabó todo, las noticias eran impactantes, y los necesitados eran demasiados,y fue aquí donde pude observar de nuevo, algo diferente a lo que vemos todos los días, eran personas, llenas de energía, de ganas de ayudar y sobre todo de humanidad, de solidaridad, de amor, por los demás.

Durante esos días pude ser parte de una colecta para llevar víveres a los necesitados de Morelos, y me llena de nostalgia ahora que lo recuerdo, pero también me hace sentir orgullosa por todo lo que se ha logrado, ver que no somos esas personas frías que se ven día a día que pasan indiferentes a ti.

Pero ahí estaban los mexicanos, apoyándose, cuidándose y demostrando que no estamos solos, que aún hay esperanza, y como ahora se ve en los reportajes, es cierto que este sismo del 19 de septiembre, movió a México, pero no sólo en sus placas tectónicas, sino también en los sentimientos de cada uno de nosotros.

Al menos dentro de mí me hizo valorar muchas de las cosas que tengo y que quizá no me daba cuenta que en cualquier momento podría perder, en especial a esas personas que tanto valoro, es por eso que pienso que además de un momento de crisis fue un buen momento para reflexionar y valorar lo que cada uno de nosotros tiene, y valorarnos también como sociedad, con todas las posibilidades que tenemos de salir adelante y sobre todo, esta oportunidad de ser felices.

--

--