¿Cuál es la importancia del análisis transaccional?

Para empezar, debemos definir qué es el análisis transaccional el cuál Oller (1988) define como una teoría de la conducta e interacción humana, con técnicas para el crecimiento personal y social. En su origen, nació como un sistema específicamente de psicoterapia, sin embargo se pudo aplicar en otras áreas, como lo es la educación, organizacional y la salud en general. De una manera más sencilla, podemos definirlo como la mezcla entre Psicoanálisis, Conductismo y Gestalt.

En nuestro vivir diario podemos ver en nosotros mismos y en los demás cambios notables de conducta, pudiendo pasar de una a otra con gran Rapidez. Es como si en nuestro interior existiesen distintos “personajes”, manifestándose uno u otro según el momento. Estos personajes son, metafóricamente, lo que Eric Berne llamó, técnicamente, estados del yo. Esta diferenciación de “yoes”, fue la aportación inicial de Berne, desarrollándose a partir de este concepto el Análisis Transaccional. (Oller 1988)

¿Qué son los estados del yo?

Un estado del yo es un “sistema coherente de pensamientos y sentimientos, manifestado por unas correspondientes pautas de conducta (Berne citado en Oller 1988)

Fueron clasificados en tres tipos principales denominados: Padre (P), Adulto (A) y Niño (N), consideradas las tres manifestaciones psicológicas de nuestra personalidad.

El Padre (P)

Este organo psíquico organiza, registra o reproduce imitaciones de figuras parentales con autoridad. Como estado del yo se manifiesta actuando, pensando o sintiendo igual o parecido a dichas figuras.

  • El Adulto (A)

Como estado del yo se manifiesta pensando sintiendo o actuando como uno mismo ve “objetivamente” las cosas, no según como las ven “subjetivamente” el padre o el niño”. El Adulto podemos verlo especialmente orientado hacia el “pensar”, estando el sentir y el actuar al servicio de este pensar. Se trata de un pensar tomando en cuenta hechos, informaciones, datos, etc.

  • El Niño (N)

Como estado del yo suele manifestarse sintiendo, pensando o actuando igual o parecido a como cuando éramos niños pequeños. El niño podemos verlo especialmente orientado hacia “el sentir”, estando el pensar y el actuar al servicio de este sentir. Se trata de un sentir determinado por impulsos, instintos, deseos, emociones, etc.

Tomando lo anterior en cuenta, es fácil entender porque a veces existen tantos conflictos en las relación interpersonales, ya que no solo se trata de dos personas, sino que es como si se hablara de dieciséis personas involucradas, las cuales pueden poseer intereses, motivaciones y necesidades muy diferentes.

Por otro lado, es importante definir transacción, Oller (1988) las define como un estímulo y una sola respuesta en la comunicación, ya sean verbales o no.

Existen transacciones simples y complejas, las simples se subdividen en complementarias y cruzadas, las complejas, que se llaman ulteriorres se subidividen en angulares y dobles.

Usualmente, las transaccciones simples, se definen diciendo que tienen sólo un nivel social o “evidente”, mientras que las complejas tienen dos niveles, o sea un nivel social y también un nivel psicológico u “oculto”.

Transacciones complementarias

Se responden dando una respuesta esperada o pertinente, al estímulo que alguien nos ha enviado. Nuestra respuesta es desde el estado del yo al que se nos ha dirigido el estímulo.

Transacciones cruzadas

Se responde dando una respuesta inesperada o no pertinente, al estímulo que alguien nos ha enviado. Nuestra respuesta es desde un estado del yo distinto al que se nos ha dirigido el estímulo.

Las transacciones ulteriores angulares

En las transacciones ulteriores dobles una persona nos envía un doble estímulo desde dos de sus estados del yo. De un estado del yo sale el estímulo social y del otro el estímulo psicológico.

La importancia de las transacciones angulares, es que específicamente con ellas añadimos encanto y riqueza al contacto humano. Ademas, al igual que las transacciones angulares, también se usan con frecuencia en política, en tribunales, en ventas, en educación, en terapia, etc., pudiendo emplearse buscando un resultado positivo.

Sin embargo, pueden utilizarse negativamente, ya que las transacciones ulteriores dobles son las favoritas de los padres que transmiten a sus hijos dobles mensajes o dobles vínculos, como es mencionado por Bateson (Citado en Oller 1988)

Referencias

Oller, J. (1988). Vivir es Autorrealizarse Reflexiones y creaciones en análisis transaccional. Barcelona: Editorial Kairós.

--

--