La preocupación por los efectos terapéuticos en Psicoanálisis (artículo)

Los autores del articulo bien nos definen que su objeto de estudio, por un lado, ha sido el “mejorar la posición” de los usuarios que llegan con ellos, y por el otro (que es lo que atañe a este articulo), es la practica psicoanalítica misma, y que ejercen en el centro de salud donde son atendidos estos usuarios.

En seguida, llamó mi atención un enunciado que venía en los primeros párrafos del artículo: “efecto del proceso diagnóstico”, pues sugiere que desde el momento mismo del tratamiento ya comienza a haber un tipo de beneficio terapéutico para el paciente. Más adelante explicaré esto con más detalle.

La terapéutica se define como la parte de la medicina que enseña los preceptos y los procedimientos para el tratamiento de las enfermedades. Según Lacan, la terapéutica es efectivamente “la restitución a un estado primero”, como el regresar un hueso roto a su constitución primera, regresar del mal funcionamiento un dado órgano, un tejido, etc. sin embargo, continúa Lacan, dicha definición es precisamente “imposible de plantear en psicoanálisis”, ya que la restitución a un estado primario de la psique es en esencia una regresión, quizá hasta psicótica, del individuo, condición de la que precisamente se busca salvaguardar al sujeto. El deber consistirá, pues, en otorgarle al paciente la oportunidad, mediante el análisis, de que aprenda y aprehenda las habilidades necesarias para hacer frente a las vicisitudes de su propia vida, requerimientos que en otros tiempos necesitó y que fueron, efectivamente, los que le originaron fijación o bloqueo en épocas previas o pasadas de su vida. Si seguimos a Lacan en esta vía, llegaremos a la conclusión de que el psicoanálisis no es una terapéutica, al menos no como las demás, mas no implica que sus efectos sean nulos.

“Es bien cierto que nuestra justificación y nuestro deber son el de mejorar la posición del sujeto”. — J. Lacan, 1962.

Hay que admitirlo, existe la objeción que ha hecho mala fama al psicoanálisis de ser poco eficiente para el tratamiento de situaciones de tipo urgentes como lo es el alcoholismo, los ataques de pánico, los casos de violencia, etc. situaciones que por lo general son requeridas acciones rápidas, inclusive directivas, tendencia contraria al método psicoanalítico clásico.

No obstante también existen terapias breves de corte psicoanalítico como lo es la focalizada o la terapia sintomal, mostrando eficacia terapéutica, sin embargo son tachadas de “efectos sugestivos”.

“No hay psicoanálisis son sin éxito terapéutico”, C. Soler, 1996

En psicoanálisis, dicen los autores, se precisa que el analista realice una reflexión a posteriori, a futuro, respecto los efectos terapéuticos, y no solo en el momento del dispositivo mismo. Esto tiene sentido, pues si ha sido en el momento actual donde la transferencia actual insana, inoportuna para con una realidad más bondadosa y fructífera, se está manifestando y que es en parte motivo por el cual llega hasta análisis, tiene sentido que la cura no hallé aún aquí, sino, efectivamente habiéndose realizado su análisis ( de la transferencia) y la re-elaboración del analizado. Pero esto no quiere decir que el método clínico del psicoanálisis sea menos fructífero: “(el psicoanálisis es)… una operación cuyo instrumento es la palabra pero cuyo efecto recae sobre la satisfacción pulsional que Freud supone en el síntoma”, es decir la economía libidinal.

A esto, los autores comentan que el psicoanálisis se tiene como exigencia “no solo la producción de efectos, sino que recae sobre las vías mismas de su producción” -el compromiso terapéutico- y que “los efectos son quirúrgicos y no cosméticos”, a esto hace referencia Lacan cuando dice que “en psicoanálisis la cura viene por añadidura”.

Los autores reconocen la objeción que se hace al psicoanálisis cuando la crítica llama de “efectos” sugestivos los logros obtenidos, sobre todo en la terapia breve. Sin embargo, aclaran y proponen que el psicoanálisis hace un uso particular del la sugestión, no a la mesmer, añaden que es incluso Freud quien afirma y dilucida esto (Conferencias de Introducción al psicoanálisis, 1916–17), diciendo que la sugestión, entendida desde la teoría analítica, no menoscaba los resultados de ésta, es decir, siempre y cuando el uso que se le da a la sugestión sea la de colocarla al servicio de la regla fundamental, a saber la asociación libre, el compromiso terapéutico. En palabras de J. Lacán, se trata de “una sugestión que no se ejerce sino a partir de la demanda de amor”, es decir que el problema no es la sugestión misma sino el nivel de respuesta del analista a la demanda del sujeto.

Hacen una crítica de la objetivación que desde otros abordajes se hace a los enunciados del paciente, pues, como dice Lacan: (el pedido de alivio) “aveces no es para nada idéntico, e incluso es diametralmente opuesto a aquello que desea”. El sujeto se queja de sus síntomas, demanda alivio para su padecimiento pero suele desconocer que al mismo tiempo hay allí una satisfacción que él no puede advertir.

Entonces, ¿cómo definimos lo terapéutico para el psicoanálisis?. Responden que del tratamiento psicoanalítico, el efecto característico es la transformación que el sujeto vive al tomar responsabilidad de su situación, al convertirse partícipe en la develación en la etiología de su síntoma y al ser consciente del orden de éste — del goce y el deseo — , dentro de su cotidianidad. “Los efectos analíticos marcan un antes y un después”, llevado hasta sus ultimas instancias es capaz de trasformar al neurótico en otro hombre, dice Freud; se trata de una posición renovada del sujeto respecto a su sufrimiento y lo que lo causa, de sus relaciones con la realidad, es la palabra operando sobre lo real del cuerpo, es esto mismo el efecto analítico, el efecto propiamente terapéutico.

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