¿Sanar bailando?

En la presente publicación me dedicaré a hablar sobre una guía de complementación que encontré, y que me parece una gran aportación al Manual del enfoque humanista que estamos elaborando.

La guía, lleva por titulo “Danza creativa Terapéutica”, y tiene como objetivo ofrecer pautas orientativas para la implantación de un programa de Danza Creativa Terapéutica en Centros que atienden a personas con enfermedad de Alzheimer (en adelante EA) y otras demencias. Igualmente se pretende explicar en qué consiste esta terapia no farmacológica y como se lleva a cabo.

Para empezar se debe tener claro que la Teoría de la que emanan ésta y otras intervenciones es la Danza Movimiento Terapia (DMT). Esta técnica proporciona un canal de comunicación empleando la forma de lenguaje más ancestral e instintivo que es el movimiento. Las pinturas, los instrumentos musicales y el propio cuerpo, a través de la danza y del teatro, se transforman en frases que transmiten las vivencias más primitivas de la persona.

El uso psicoterapéutico del movimiento dentro de un proceso creativo, persigue la integración psicofisica (cuerpo-mente) del individuo, rigiéndose bajo tres principios básicos:

1. La concepción del ser humano como unidad indisoluble cuerpo-mente.

2. El potencial terapéutico del proceso creativo por medio de la danza y el movimiento.

3. El trabajo se realiza dentro del marco de una relación terapéutica

¿Por qué en personas con demencia?

La persona con demencia se ve afectada principalmente en tres campos: el social, el mental y el físico. Esto implica que poco a poco la esencia de la persona es destruida, su self, su yo, se va fragmentando, pero sigue existiendo. En esto se basan las teorías centradas en la persona, en una atención que considera que la persona con demencia tiene capacidad de crear, es activo en el proceso, y reconoce que existen otros factores que influyen en el desarrollo de la enfermedad como la cultura, el entorno social, y sobre todo las propias vivencias.

En estas intervenciones se plantea como fin principal mantener la identidad de la persona trabajando el self, (el sí mismo). Proporcionando un principio de realidad y normalidad en un espacio y tiempo donde se pueda ser libre de expresar sus emociones y crear su propia danza. De esta forma la intervención tendrá:

  • Un enfoque humanista.
  • Un reconocimiento y aceptación de la persona con demencia como un ser creativo, al margen de las capacidades cognitivas.
  • Un compromiso del profesional en relación a la continuidad y confidencialidad de su trabajo para con las personas afectadas.

Las sesiones trabajaban sobre la idea de cuerpo inteligente. Sin tratar de enseñar danza, movimientos o coreografías sino de motivar al individuo para expresarse a través del movimiento.

La energía del terapeuta debe estar centrada en poder estar, por, y para el usuario conteniendo nuestro mundo emocional para no invadir el del otro. Ya que deben basarse en la comunicación no verbal como uno de los medios de comunicación principal en este espacio. Será muy importante mantener ciertas actitudes:

  • Positividad: Buscando reforzar la autoestima y los aspectos positivos de cada conducta.
  • Creatividad: Desarrollar en la medida de lo posible la expresión originalidad.
  • Creatividad: Considerarle como elemento activo del proceso creativo.

Me parece que este tipo de intervenciones son una excelente manera de trabajar con esta, y con otras poblaciones vulnerables, que por ciertas características son apartadas del tratamiento terapéutico. La danzaterapia, a pesar de ser una intervención relativamente novedosa, ha dado grandes resultados, por lo que se debe hacer difusión, y uso de la misma.

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