Esta clase fue bastante interesante, por un lado, fueron los temas para debatir acerca de nuestra postura como psicólogos, y por otro lado fue lo que surgió como respuestas en el grupo.
Siempre he pensado que tenemos muchas cosas de las cuales, ni toda una vida nos dará oportunidad para aprender, que nunca haremos las cosas perfectamente porque, ¿qué es la perfección? Para mí no existe; que, si puedes dar algo más de nosotros mismos, hay que darlo; y es con esto con lo que quisiera empezar. Hablo por mí al reconocer que tengo pensamientos demasiado racionales, que puedo conocer toda la teoría y saber cómo aplicarla pero que, en realidad, no sabría si al aplicarlo, lo haga de la misma forma a la que lo sé. Algo de esto sucedió en la clase; mientras opinábamos sobre lo que haríamos en distintas situaciones donde nuestra ética profesional se cuestiona mucho, yo comenzaba a tomarlo de forma muy lógica a lo que el código ético del psicólogo dice, pero luego pensé detenidamente cómo estaría si en esos momentos tuviera que actuar ante esos casos. Sí, el código ético rige la mayoría de las conductas que debemos tener en situaciones extraordinarias en el ámbito profesional, pero, aquí también juega mucho lo que tenemos como personas en nuestro código de vida. Opiné algo de esto durante la exposición del caso que se presentó sobre un chico que quería tener relaciones sexuales a sabiendas de que no quería comentarle a su pareja que tenía VIH y entonces, contagiarla como consecuencia. En una de las supervisiones de casos clínicos a las que asisto en mi servicio social, comentaban pasaba algo parecido a esta clase. Pasó que cada persona contestaba su interpretación de lo que estaba pasando, pero estaban muy destacados sus juicios morales. Sin embargo, se ubicaron varios de esos puntos y hubo una conclusión adecuada para ese caso. En clase se dijo algo similar, se habló sobre las limitaciones que vamos a tener al atender un caso y de reconocer que no todo lo podemos manejar solamente con la psicología o con lo que creemos que serviría, hay que ser multidisciplinarios, no creernos todo poderoso.
Por otro lado, en otro asunto que surgió, difiero con lo que comentaron a cerca de los psicólogos clínicos, obviamente es el área a la que más me inclino, pero no considero que deba generalizarse en que todo se encuadra en lo que dicen los manuales o que no se va más allá del síntoma de la persona, por mencionarlo de alguna forma. Todos nosotros, en este caso, y lo recalco que no sólo para el área clínica de psicología; todos como estudiantes tenemos una forma de interpretar lo que sea, y así como puede gustarnos más alguna interpretación de otros intérpretes que interpretan más interpretaciones de interpretaciones que hicieron de algo…etc., es bastante válido y respetable que todo esto pase también con los demás. No se trata de desplazar la responsabilidad de lo que hacemos, aplicamos, explicamos o defendemos, a la teoría donde lo leímos. Cuando ya se deposita en nosotros creamos una interpretación de ello, y sí,aquí estoy retomando algo sobre semiótica, y está de más decir que es de “tal autor” ya que, lo que quiero rescatar es lo valioso que es reconocer que somos responsables de lo que decimos, aún mencionando que haya influencia de otros en ello.
No somos personas que se moldean totalmente a la profesión de la que se estudia, podemos tener ideas que cambian en cualquier momento, pero no significa que la profesión rija todo en nosotros. Estudiamos algo en específico, pero nuestro ambiente está inmerso con más interpretaciones de cosas de las que quizá conocemos poco, queda en nosotros qué tanto tenemos presente que esas existen y que también están influyendo en algo, y que son importantes considerarlas.
Y así como todo lo anterior es sobre lo que pienso sobre la clase y puede haber ideas contrarias a la mía; al final, todo es parte de lo que somos, somos seres capaces de explicarlo de otra manera.
Realizar estos comentarios van más a una reflexión para mi vida. No soy la mejor redactando pero intento trasmitir y compartir todo esto que surgen en mí durante lo que se ve en clase.