Me gusta mucho asistir a conciertos, la música en especial me hace sentir muchas emociones distintas de las cuales, he aprendido a reconocerlas en mi cuerpo cuando se presentan.
Esta vivencia de la biodanza me pareció muy agradable. A pesar de encontrarme con gripa durante la clase, eso no me impidió poder participar en las actividades que hicieron sentirme alegre por hacer algo distinto a sólo la teoría que se ve en una clase.
El vivir, experimentar, compartir, disfrutar todo lo que llegué a sentir, fue inigualable. En la vida estudiantil, en la rutina como la que se vive en la ciudad donde el tiempo es lo más valioso que tenemos, olvidamos que también podemos disfrutar de lo que nuestro cuerpo puede expresar con el arte, en este caso, la danza.
Esta clase la tomo como un regalo muy especial para nosotros como personas, que antes de ser profesionales de la psicología, también debemos conectarnos con nuestras emociones y que, el aprendizaje siempre se da en todo momento y hasta con nosotros mismos.
Aunque esto sea un espacio para una clase, cuando vuelvo a leer lo que he hecho, me ha permitido reconocer que he aprendiendo a plasmar mucho de mí en en cada comentario.
Concluyo que fue una linda experiencia, otra reflexión para la vida, un cambio de rutina y otra manera de disfrutarme.