La Costa Brava le va perdiendo el miedo al Lujo
Albert Simó (TLI). La Costa Brava ha estado siempre íntimamente vinculada con el turismo de alto poder adquisitivo. A pesar de ello, a lo largo de las últimas décadas había perdido peso específico en relación a otros destinos del Mediterráneo, en gran parte a causa de la falta de dinamismo de los entes públicos, que –ya sea por un miedo absurdo o sencillamente por ineptitud-, no habían sabido poner en valor, invertir ni atraer las inversiones necesarias para situar la Costa Brava en el ‘Top 3’ de los destinos de lujo en la costa mediterránea occidental.
El Hotel Elke, ‘punta de lanza’ del turismo de lujo en Sant Feliu de Guíxols
La puesta en marcha de un hotel de alto nivel siempre es una buena noticia para un territorio y, sin duda, la inauguración del Hotel Elke marcará un antes y un después en la historia del turismo de lujo en Sant Feliu de Guíxols.
¿Este éxito ha sido fruto del buen trabajo del Ayuntamiento del municipio catalán y del resto de los actores institucionales regionales y nacionales o, por el contrario, del azaroso hecho de que una pareja de millonarios rusos -Viktor Marshev y Yulia Golubchikova-, se enamoraran de la localidad catalana, vieran un diamante en bruto en la misma, y decidieran –muy acertadamente bajo mi punto de vista-, apostar por Sant Feliu de Guíxols con la creación del Elke?
No dispongo de la información necesaria para responder con certeza esta pregunta pero, en todo caso, espero que esta operación sirva como ejemplo y derive en un cambio de mentalidad más necesario que nunca si Catalunya en general y la Costa Brava en particular quieren aspirar a ser competitivas en el ámbito del turismo de lujo internacional.
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