La vida en la sociedad-red

Apuntes sobre “Networked”, de Lee Rainie y Barry Wellman (2012). 

Franco Piccato
The media shift

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El siguiente es un trabajo experimental. Reseña el libro Networked (Rainie y Wellman, MIT Press, 2012), una obra que la colega y amiga Guadalupe López recomendó una madrugada de septiembre de 2012 mientras preparábamos nuestro taller de redes sociales para las jornadas de Periodismo Digital de Fopea en Córdoba. Todos los aportes son bienvenidos.

1. El individualismo en red

Un nuevo sistema operativo social emerge de la vida en red.

Lee Rainie y Barry Wellman son autores de “Networked”.

A diferencia de la vida social organizada a través de pequeños grupos (como la familia, la escuela o el trabajo) y las grandes burocracias jerárquicas (las empresas, el Estado), asistimos a un nuevo sistema operativo social: el individualismo en red (networked individualism).

Es un sistema operativo porque describe las maneras en que la gente se conecta, comunica e intercambia información. Las sociedades, como las computadoras, funcionan a través de estructuras en red que proveen oportunidades y limitaciones, reglas y procedimientos (p7).

El nuevo sistema operativo social, al igual que los sistemas operativos de las computadoras y los teléfonos móviles, es:

a) personal: el individuo está en el centro;
b) multiusuario: la gente interactúa con diversos otros;
c) multitareas: la gente hace muchas cosas; y
d) multiproceso: lo hacen más o menos simultáneamente.

Si antes encontrábamos soporte y apoyo social en redes sociales pequeñas (el barrio, el club, la familia, los amigos, las iglesias y las comunidades locales), el individualismo en red -globalizado y potenciado por las nuevas tecnologías- ofrece ahora un tipo distinto de soporte a través de redes más fragmentadas y con vínculos más débiles.

Este nuevo sistema operativo social le da la gente nuevas formas de resolver problemas y satisfacer necesidades sociales. Ofrece más libertad a los individuos que en el pasado, porque ahora tienen un mayor margen de maniobra y más capacidad para actuar por su cuenta.

Esto no significa -según los autores- que el nuevo mundo del individualismo en red sea de vínculos sociales disminuidos, con menores niveles de confianza y cohesión social, donde la soledad se amplíe y la capacidad colectiva para ayudar a los demás esté en riesgo. Todo lo contrario. Cuando se conectan a Internet o envían SMS a través del teléfono, las personas se están comunicando con otros, interactuando con otros.

“Las cosas son diferentes ahora. Al incorporar gadgets a su vida cotidiana, las personas han cambiado la forma en que interactúan. Se han convertido en individuos más interconectados, antes que incluidos en grupos. En el mundo de los individuos en red, es la persona la que está en foco: no la familia, no el trabajo, no el barrio y no el grupo social”, aseguran los autores (p8).

Tres modelos de redes sociales en transición: desde los grupos pequeños (“little boxes”) a redes glocalizadas a individuos en red (Crédito: DamienLanfre.net)

Los individuos, sin embargo, no son tenaces individualistas, en el sentido negativo del término: muchos satisfacen sus necesidades sociales, económicas y emocionales recurriendo a redes de baja densidad integradas por conocidos o amigos, antes que a conexiones más cercanas con un número pequeño de personas de su círculo íntimo.

En una red social típica tendremos contactos que ayudarán en necesidades locales o logísticas (cuidar una mascota, regar las plantas), otros que servirán cuando surjan necesidades médicas. Mientras que habrá otros miembros de la red que brindarán contención emocional. Estarán aquellos cuyas opiniones políticas tienen más peso; otros podrán aconsejar sobre asuntos financieros, restaurantes, libros o música para disfrutar.

Pasamos de integrar pequeños grupos que nos ofrecían contención a actuar en redes de individuos interconectados. Los vínculos son más tenues y las redes más diversas. Necesitamos aprender a movernos y a gestionar nuestras redes personales.

Algunas características generales:

  1. Los individuos interconectados son miembros parciales de múltiples redes y confían menos en relaciones permanentes dentro de grupos establecidos (p12)
  2. Estas redes funcionan de forma efectiva porque las redes sociales son grandes y diversificadas gracias a la forma en que la gente usa la tecnología (p13)
  3. Los individuos interconectados tienen ahora el poder para crear contenidos y proyectar sus voces hacia audiencias más extendidas que se convierten en parte de sus mundos sociales (p13)
  4. Las fronteras entre información, comunicación y acción se difuminan: los individuos interconectados usan Internet, teléfonos móviles y redes sociales para conseguir información y actuar sobre ella, empoderándolos como expertos (p14)
  5. Al moverse entre relaciones y su ambiente social, los individuos interconectados pueden crear sus propias identidades en función de sus pasiones, creencias, estilos de vida, asociaciones profesionales, intereses laborales, hobbies, o cualquier otra característica personal (p15)
  6. En el trabajo, las relaciones par-a-par, menos formales, fluctuantes y especializadas se sostienen con mayor facilidad que en el pasado. Los beneficios de las relaciones jerárquicas jefe/empleado son menos obvias (p15)
  7. La casa y el trabajo se han entrelazado como nunca antes (p16)
  8. Mientras las TICs han destrozado la divisoria entre el trabajo y la casa, también han quebrado la distancia entre las esferas públicas y privadas de la vida (p17)
  9. Nuevas expectativas y realidades surgen sobre la transparencia, disponibilidad y privacidad de las personas e instituciones. La gestión de la reputación, en tanto selección de la información personal que se expone públicamente, es un elemento importante en la manera en que la gente funciona en las redes, establece sus credenciales y construye confianza (p17)
  10. En el nuevo entorno interconectado, menos jerárquico y delimitado (donde la autoridad está más en disputa que en el pasado y donde las relaciones son más tenues) hay menos certezas sobre a quién y en qué fuentes de información confiar (p18)

La cantidad creciente de información que inunda la vida de las personas hace que recurran a sus redes sociales para darle sentido. El resultado es que la gente reúne información para tomar decisiones, itera entre búsquedas online y discusiones con los miembros de sus redes sociales utilizando conversaciones cara a cara, teléfono, chats y correo electrónico para intercambiar opiniones y sopesar opciones. (p18)

Una triple revolución

Una triple revolución ha favorecido esta transición desde la vida social organizada en pequeños grupos a un nuevo sistema operativo social de individuos interconectados: la revolución de Internet, la revolución de las redes sociales y la revolución de los móviles.

Foto: DeclanTM / Flickr.com

La revolución de las redes sociales

Las redes sociales proveen las oportunidades para que las personas puedan ir más allá del mundo de los pequeños grupos. Ha permitido crear puentes hacia relaciones sociales más diversas y alcanzar múltiples mundos sociales.

Rainie y Wellman sostienen que esta revolución se inició antes que las otras dos (en realidad, hemos vivido en redes sociales desde siempre) y enfatizan que no es un cambio en la tecnología sino en la forma en que las personas se relacionan con otros.

Si bien se ha hecho más evidente con el surgimiento de Facebook, en 2004, las redes sociales son más grandes que Facebook e incluso anteriores. Desde hace varias décadas existen ya redes basadas en computadoras. La revolución de las redes es previa y condición de las revoluciones de Internet y los móviles.

Conceptualmente, la idea de una red social es simple:

Una red social es el conjunto de relaciones entre los miembros de una red, sean personas, organizaciones o naciones (p21)

Ahora bien, sostienen los autores, así como la sociedad no es la suma de los individuos o de vínculos entre dos personas (estamos integrados en estructuras de relaciones que proveen oportunidades y limitaciones), tampoco está construida en torno a pequeños grupos bien delimitados, sino sobre la base de una masa confusa de individuos interconectados que operan en redes especializadas, fragmentadas y permeables.

Una serie de condiciones hicieron posible el nuevo ambiente social:

  1. El aumento de la conectividad. Marcado por el costo decreciente de automóviles y viajes en avión (p22), el rápido crecimiento de las telecomunicaciones y computadoras accesibles (p23) y una época de paz generalizada y el aumento del comercio trasnacional (p25).
  2. Límites grupales más débiles. La composición, los roles y las responsabilidades familiares han transformado los hogares de grupos a redes (p27). Familias más pequeñas, menos casamientos y más mujeres en el mercado laboral han transformado los hogares tradicionales en familias interconectadas.
  3. Las organizaciones voluntarias y estructuradas están siendo sustituidas por redes ad hoc, abiertas e informales, para el involucramiento cívico y la práctica religiosa (p29).
  4. La cultura común transmitida a través de un pequeño grupo de medios masivos ha cambiado a una cultura fragmentada distribuida por más canales y más hardware (p30)
  5. Mayor autonomía personal. El trabajo se ha hecho más flexible en el mundo desarrollado, especialmente desde la transición desde la manufactura de átomos a la manfactura de bits en trabajos creativos (p31)
  6. Menos limitaciones de etnia, género, religión u orientación sexual. Ello ha contribuido a una mayor integración social, especialmente en el caso de la sociedad norteamericana (p32).

Estos cambios, juntos, indican una mayor flexibilidad social y sugieren una mayor personalización y el debilitamiento de las fronteras tradicionales de barrio, región, nación, raza y género.

La gente puede moverse en unos límites más amplios en sus viajes, comunicaciones y búsqueda de información, lo cual indica una transición hacia sistemas sociales más flexibles, móviles y algo fragmentados, que han creado las condiciones para la triple revolución.

Las transformaciones en las propiedades del ambiente social son, al mismo tiempo, causa y consecuencia del pasaje de grupos homogéneos, delimitados y aislados hacia el individualismo en red. La gente opera en grupos cerrados, sino que viven el redes fluidas y cambiantes que van más allá de grupos y Facebook.

El viraje hacia un sistema operativo en red se ha construido sobre una conectividad flexible entre individuos y en la habilidad de confiar unos en otros a través de las distancias y los grupos, sin requerir de la fuerza cohesiva de la tribu para castigar las transgresiones. Creemos que este cambio hacia las redes continuará… (p57).

La revolución de Internet

La Web brinda mayor poder de comunicación y capacidades para recolectar información. Ha permitido que los individuos sean sus propios editores y difusores de información. Esto ha cambiado el punto de contacto desde el hogar o grupo hacia el individuo. Cada persona crea sus propias experiencias en Internet, ajustadas a sus necesidades.

Foto: LarsZi / Flickr.com

Con la llegada de Internet (la primera transferencia de paquetes de información entre dos computadoras tuvo lugar en 1969, y el e-mail llegó dos años más tarde, en 1971) surgió una tecnología socialmente disruptiva que provocaría cambios en las fuerzas sociales, económicas y políticas en la dirección de un nuevo sistema operativo social en red.

Esto fue gracias a que Internet permitió a la gente actuar más efectivamente por su cuenta y funcionar con facilidad en grandes y dispersas redes. Empoderó a los individuos y extendió su alcance al darles herramientas para crear medios, buscar información, proyectar sus voces, formar grupos que sirvieran a sus necesidades y llegar a sus vínculos más fuertes y más débiles.

También ayudó a los usuarios a difundir y recibir información de una mayor cantidad de fuentes, y cambiar el tamaño y la forma de sus redes sociales. De hecho, el ascenso de Internet y las innovaciones en el entorno online en la última década han reforzado la conciencia pública sobre lo que significa ser parte de una red social.

Antes de que Internet se convirtiera en una fuerza cultural poderosa, no muchas personas se pensaban como actores de una red social. Internet permitió que la gente entendiera y asumiera su propio funcionamiento dentro de las redes, tanto las tecnológicas como las sociales (p60).

Esta revolución tiene fecha de nacimiento: el año 1993, cuando con el surgimiento del primer navegador web, Mosaic, una mayoría temprana de usuarios comenzó a usar Internet, y varios servicios de correo electrónico comenzaron a funcionar. La década de 1990 será recordada como la década de las computadoras conectadas.

En la década siguiente, Internet se convirtió en la tecnología de masas más rápidamente adoptada de la historia. En los primeros cuatro años consiguió sus primeros 50 millones de usuarios. Las computadoras personales primero, y las computadoras conectadas después, fomentaron el individualismo en red.

Las computadoras son personales, están conectadas, se han humanizado y son más amigables para los usuarios, la comunicación puede ser más personalizada y privada; Internet es descentralizada y abierta a las decisiones individuales y funciona de manera asincrónica, lo que permite a los individuos elegir en qué momento se quieren conectar sin depender de otros.

Un círculo virtuoso. Mientras las redes crecen, más aumenta el valor de estar conectado. Mientras más gente usa el e-mail, más crece su valor. Mientras más actividades comerciales, gubernamentales, cívicas o individuales tienen su presencia en la Web, mayor es el valor de conectarse a Internet para buscar información.

Internet permitió a los individuos estar más interconectados, más en red, y al mismo tiempo a ser más asertivos como individuos. (p70)

Como sostiene Manuel Castells, al menos cuatro culturas han dado forma a la naturaleza de Internet:

  1. La cultura de las tecno-elites, que ha estimulado el desarrollo científico y tecnológico abierto, afirmando un sistema de valores que premia la innovación;
  2. La cultura hacker, construida alrededor de programadores que contribuyen a mejorar Internet, optimizar el software y reinventar la forma en que las personas se comunican usando computadoras;
  3. La cultura de los comunitarios virtuales, nacida en la contracultura de la Bahía de San Francisco. Se trata de comunidades virtuales que defendieron la comunicación horizontal y libre (contraria a la de medios masivos corporativos y burocracias estatales) y la capacidad de cualquier persona para tener su espacio en la Red y, por último
  4. La cultura entrepreneur: los emprendedores que impulsaron la difusión de Internet en toda la sociedad, provenientes de Silicon Valley, con la habilidad de transformar el conocimiento tecnológico en valor financiero y luego hacer dinero con ese valor.

De esta forma, si la cultura tecno-elite ofreció la fundación técnica de Internet y la cultura hacker le dio sus fundamentos políticos, la cultura de los comunitarios virtuales modeló sus formas sociales, procesos y usos. En tanto, la cultura entrepreneur hizo posible la estructura comercial de Internet.

A esta tipología los autores agregan una quinta: los participantes, que son los usuarios de Internet que crean y comparten contenidos online con el objetivo de influir en los demás o para ayudarlos. Blogueros, usuarios que suben fotos y videos, critican, ranquean contenidos, libros o música, o participan en diferentes causas políticas o sociales a través de sus redes y que están creando un Quinto Poder en la vida cívica (p79).

Los datos de Pew Internet Research indican que un tercio de los usuarios en Estados Unidos se incluyen en esta categoría de influentials. Se trata de un núcleo duro de usuarios y activistas online que dominan el segmento de ese grupo cultural.

En poco más de una década, Internet pasó de ser un pasatiempo de ingenieros y científicos a convertirse en una importante fuerza para la vida de la gente.

Como un hub de comunicación para los individuos interconectados, Internet ha servido para la gente que quiere expandir sus redes. Como una vía para la información y la participación, ha provisto a los individuos en red de un nuevo poder para conseguir las cosas que les interesan.

La tendencia social hacia un sistema operativo estaba en marcha aún antes de que Internet se hiciera popular, pero no hay duda de que la llegada de Internet empujó esta tendencia hacia nuevas alturas y en nuevas direcciones. La fusión de la revolución de Internet con la revolución de los móviles lo ha llevado todavía más allá (p80).

La revolución de los móviles

Ha permitido que las tecnologías de la comunicación y la información se conviertan en extensiones del cuerpo humano, permitiendo a los usuarios acceder a la información y a las personas a voluntad, donde sea que vayan. Las tecnologías están siempre disponibles. Existe la posibilidad de una presencia continua y una conciencia de los otros en la Red. Las distancias de tiempo y espacio son menos importantes.

Foto: DeclanTM / Flickr.com

Antes de mediados de la década del ‘90, casi todos los teléfonos del planeta estaban limitados geográficamente. Cuando la revolución de los móviles llegó, el límite entre teléfono y lugar desapareció, y eso hizo que cambiara la forma en que la gente se conecta con otros y con la información.

El bajo costo para enviar mensajes de texto, las cámaras digitales incorporadas y el creciente poder de los chips computarizados incluidos en los teléfonos móviles, los convirtieron el dispositivos inteligentes conectados a la Web.

De esta manera se convirtieron en herramientas clave para los individuos interconectados: fáciles de llevar, baratos para usar y capaces de funcionar en más lugares. La proliferación de apps sirve a los usuarios de diferentes maneras.

Los datos de acceso a líneas móviles dan cuenta que la brecha digital disminuye aún más rápido que la existente en el uso de Internet. La popularidad de esta tecnología cambia la relación de los usuarios con las tecnologías digitales y la manera en que estos se relacionan con otros y con instituciones mayores (Katz y Aakhus, 2002).

Tres factores económicos han hecho que el uso global de la telefonía móvil se expanda, en comparación las líneas fijas:

  1. El costo de las líneas fijas ha sido mayor.
  2. Pocos países tienen la infraestructura de fibraóptica/cables de cobre que necesitan las líneas fijas.
  3. Los teléfonos móviles son cruciales en países en desarrollo porque ofrecen posibilidades de telecomunicación que de otra forma no tendrían.

Los teléfonos móviles aumentan la conectividad de la gente en los países del mundo desarrollado y mucho más en los países menos desarrollados, incluyendo mejoras en el acceso al capital social: intensifican el contacto con familiares distantes, expanden las redes y mejoran la sociabilidad y el apoyo.

Los mensajes de texto, a finales del año 2000, se convirtieron en una actividad principal para la mayoría de los usuarios. Los adolescentes, principalmente, establecieron contactos a través de los SMS, cuyo desarrollo data de finales de los ‘80.

El aumento de los SMS hizo que se incrementara también el volumen de la comunicación, y que los individuos se interconectaran aún más.

Cada nuevo medio de comunicación aumenta la conectividad de las personas, no reemplaza a los medios anteriores completamente, sino que el total de comunicaciones aumenta usando una mayor variedad de medios y canales.

Las encuestas de Pew muestran que todas las formas de comunicación móvil superan la frecuencia de uso de otras tecnologías de la comunicación (TICs), incluso el contacto personal y cara a cara.

La llegada de los teléfonos inteligentes a finales de 2000 hizo que la evolución se completara con mejoras en el poder de cómputo, mayor conectividad, menores costos y más facilidad de uso, permitiendo a los usuarios navegar, comunicarse, crear, entretenerse y estar conectados con sus redes sociales al instante.

Si el teléfono móvil nos permitía conectarnos con otros, los teléfonos inteligentes nos mantenían conectados con el mundo, sostuvo la editora de eWeek, Debra Donston.

El aumento de la conectividad también incluye a las computadoras personales y laptops, que adquieren mayor movilidad y conexiones a través de redes inalámbricas.

La computación en la nube (cloud computing) permite a su vez realizar una serie de operaciones como acceder a software o materiales almacenados en línea, tanto desde una PC de escritorio como desde dispositivos móviles.

Con el despegue de MySpace y Facebook, la gente empezó
literalmente a vivir en la nube, aun sin saberlo.

Utilizar la nube, sin embargo, tiene sus riesgos: las empresas que prestan el servicio pueden desaparecer, las conexiones pueden caerse, y los mecanismos de vigilancia o espionaje son más fáciles de implementar, al igual que el robo de datos personales o la invasión a la privacidad. Todos ellos, desafíos para los individuos interconectados.

La revolución de los móviles ha extendido los cambios culturales que estaban en marcha tras la revolución de las redes y de Internet. Una mayor cantidad de gente está conectada, disposnible para los demás en sus teléfonos, con capacidad para buscar información y crear materiales online.

Las personas han construido un acceso contínuo e hiperconectado a sus estilos de vida y expectativas, construyendo un marco mental donde Internet se ubica primero: para responder preguntas, publicar estados, fotos o videos.

El pequeño tamaño de los dispositivos también da a los usuarios la percepción de que sus contactos y redes sociales están accesibles fácilmente desde cualquier lugar en el que se encuentren. El tamaño diminuto de los teléfonos simboliza de forma poderosa que las redes están en su bolsillo. (p95).

En conjunto estas tres revoluciones proveen las condiciones del individualismo en red. Es en este nuevo ambiente social donde se desarrolla el nuevo sistema operativo en el que nos movemos y define el impacto en la manera en que vivimos nuestras vidas. Algunos confiesan que su teléfono es parte de su cuerpo.

Como señala el sociólogo Manuel Castells (2008):

“Ahora tenemos una piel inalámbrica que recubre las prácticas de nuestra vida, de modo que estamos en nosotros mismos y en nuestras redes al mismo tiempo. Nunca abandonamos las redes y las redes nunca nos abandonan. Esta es la verdadera mayoría de edad de la sociedad-red. La gente puede construir sus propios sistemas de información”.

Como señalan los autores de Networked, la accesibilidad constante y fácil cambia la manera en que la gente se relaciona: el acceso perpetuo y liberado de las restricciones de tiempo y espacio otorga mayor control sobre el acceso a los demás y la disponibilidad hacia los demás.

Para mejor o mejor, la hiperconectividad móvil significa que la gente no tiene que caminar sola. Somos individuos interconectados. Podemos estar físicamente solos, pero no socialmente.

Mientras la gente más utiliza los teléfonos para combatir la soledad, más refuerza sus vínculos existentes. Esta intensificación crea una zona íntima, estilo cocoon de intimidad, donde la gente puede mantener sus relaciones con otros.

Gracias a las tecnologías móviles, las comunidades pueden crearse en un instante. La idea de smart mobs (multitudes inteligentes) que introdujo Howard Rheingold es ya un paisaje de esta época. Los grupos ya no requieren procesos centralizados para la toma de decisiones y flujos de información de arriba hacia abajo para poder actuar de manera coordinada.

La información ahora es distribuida y transmitida por miembros del grupo a través de contactos mutuos y cuando resulta necesario.

Antes de la “mobile-ización” del mundo, el tiempo y el espacio eran factores críticos para el contacto en persona. Los relojes públicos servían, durante la revolución industrial del siglo 19, para regular el mundo industrializado. Ello significó un cambio profundo en la vida preindustrial, donde la gente acudía al encuentro de otros (en el bar o los comercios) cuando lo necesitaba, no en función de un horario establecido por el reloj.

Los teléfonos móviles nos devuelven a esa negociación más casual del tiempo. Es un rasgo de los individuos hiperconectados: las conexiones dejan de estar basadas en el lugar, para estar basadas en las personas.

La comunicación se convierte en personal y móvil. Y en ocasiones las comunicaciones móviles pueden convertirse en “lugares”. La gente puede ser “encontrada” allí, en su número telefónico. Así es como las nociones de tiempo y espacio se redefinen en la era móvil.

Las personas pueden iniciar múltiples contactos sociales y búsquedas de información en cualquier lugar y momento. Ocurre en un tiempo sin tiempo y en un espacio sin espacio: los intercambios ocurren en el flujo de las redes (Castells, 2000).

Hay una “presencia conectada” (Campbell y Park, 2008). Es decir, la gente puede actualizar sus noticias a sus amigos sin necesidad de esperar hasta el próximo encuentro físico.

También hay una “ausencia presente” (Gergen, 1991), esto es, que la gente puede estar físicamente en un lugar, pero su foco de atención social y de comunicación, en otro. Y, agregan los autores, también podemos encontrarnos con “presencias ausentes”, cuando incorporamos amigos que se encuentran conectados a una reunión presencial con otros.

No hace falta estar físicamente en los lugares para estar en los lugares.

La revolución móvil también supone una redefinición de las fronteras entre lo público y lo privado. La gente puede tener conversaciones privadas e íntimas mientras camina por la vereda. Los jefes pueden ahora interrumpir reuniones familiares con un llamado. Es ahora más probable que lo privado se convierta en público.

Las viejas reglas de la etiqueta se redefinen en este nuevo ambiente que permite a los usuarios conducir sus asuntos privados en lugares públicos. El nuevo equilibrio entre público y privado supone negociar las normas de la ausencia presente.

¿Cuál es el comportamiento adecuado mientras se usa un teléfono móvil, por ejemplo en una reunión familiar, de trabajo, un casamiento, el cine o mientras se asiste a clases?

La conectividad móvil ha aumentado la capacidad de la gente para actuar como individuos interconectados, al otorgarles mayor control sobre cómo recurrir a lo demás para conseguir ayuda o información, compartir ideas, crear redes personales sobre intereses comunes e intercambiar con porciones de sus redes. En este proceso, la tecnología móvil ha disminuido la percepción de los individuos sobre su pertenencia a grupos establecidos.

La conectividad móvil es un lubricante social

Tiene peso propio y se conjuga con otros cuatro desarrollos que han afectado profundamente el comportamiento de los individuos en red:

  1. El surgimiento de computadoras pequeñas, livianas y portátiles (netbooks, laptopts, tabletas y smartphones)
  2. El incremento de conexiones inalámbricas que permiten que la gente se conecte a Internet desde cualquier momento o lugar con señal
  3. La aparición de la computación en la nube que permite almacenar correos, archivos, documentos y medios, utilizar redes sociales en servidores de acceso remoto y desde cualquier dispositivo conectado
  4. El boom de las apps que convierten a los teléfonos inteligentes en dispositivos personales diversificados y portables con acceso a Internet.

Las tres revoluciones entrelazadas se influyen mutuamente en el sistema operativo en red, y se refuerzan entre sí. El acceso móvil y siempre conectado ha realzado el ascenso de la banda ancha y de la Internet always on (siempre conectada).

La norma es el acceso continuo a la información y la comunicación. El tiempo y el espacio se están redefiniendo, la gente se encuentra y se conecta para trabajar, socializar u organizarse. La distancia no está muerta, pero está siendo renegociada. La Internet se está convirtiendo en la Internet móvil: tu lugar es donde tu conectividad está.

Los individuos interconectados están usando Internet y el acceso móvil para orientar su atención continua y parcial a una variedad de redes sociales y fuentes de información. La mobile-ización (entendida como la tendencia hacia la conexión permanente a tecnologías móviles) fortalece tres pilares del compromiso online: conectarse con otros, satisfacer necesidades de información y compartir contenido con otros.

Seguilo, seguilo

A la vez reseña de Networked. The new social operating system, de Lee Rainie y Barry Wellman (2012, MIT Press) y experimento narrativo, este trabajo está en elaboración mientras duren mis vacaciones en enero de 2014. ¡Tus comentarios son bienvenidos!

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Franco Piccato
The media shift

Periodista, secretario de Redacción en La Voz del Interior y profesor de periodismo digital. Me muevo en la intersección entre periodismo y tecnología.