La sociedad del miedo

Diego Pinheiro
The Pandemic Journal
5 min readApr 25, 2022

La pandemia de la Covid-19 ha proliferado una serie de sentimientos en la sociedad. Las más notables son inseguridad, impotencia y desprotección. Sin embargo, hay otra emoción que se ha convertido en el lema de la nueva rutina social: el miedo

Foto: Reproducción

Tras dos años y cuatro meses, la pandemia ha alcanzado una etapa en la que está a punto de entrar a su etapa final. A la actualidad, la Covid-19 llegó a matar, en el mundo, un total de 485.324.712 personas, de acuerdo con datos de la Universidad Johns Hopkins. En el caso brasileño, el Sistema Único de Salud (SUS) cuenta que, en el período, el país tenía una cantidad de 659.241 muertes.

Con 10 billones de dosis aplicadas de la vacuna contra, un número mayor que la población global, que hoy se encuentra con 7,9 billones de personas, la pandemia sigue transformando la rutina de las personas. Uno de estos cambios más notables es reconocido por el sentimiento de miedo.

Sea el miedo de asumir la normalidad a partir de la vacuna o el miedo del contagio de la enfermedad, esta emoción es presente en todos los sectores de la sociedad global. En cuanto a la psicología comportamental, el miedo es una sensación desagradable que se activa por una percepción de peligro real o imaginario.

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Por esta razón, al mismo tiempo que, delante del distanciamiento social propagado por las políticas públicas para frenar la propagación de la Covid-19, algunas personas han intentado conciliar la necesidad emocional de otras maneras distintas al contacto físico, mientras otras acabaron distanciándose aún más.

De acuerdo con la psicóloga comportamental Carolina Montanieri, hay personas que eligen por aumentar el distanciamiento porque el miedo acaba afectando sus acciones de tal manera que les impide ocuparse de la realidad. “Esto puede ocurrir por falta de habilidad social, red de apoyo o mismo porque la persona ya tiene una actitud más frágil”, señala.

No por casualidad la pandemia destacó diferentes actitudes que fueron adoptadas por el individuo. Una de ellas es el aislamiento social movido por el exceso de miedo sentido aún hoy por un pequeño grupo de personas. Él es caracterizado por no desear frecuentar locales públicos y, principalmente, donde haya aglomeración.

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Un tercer grupo puede incluso tener cierta conciencia de la realidad, pero vive sin miedo y actúa como si el virus no existiera.

“Es bueno saber que existen personas más conscientes y que sienten empatía y respeto por el otro, teniendo responsabilidad y se enlazando en beneficio de todos”, considera la personal Friend Renata Cruz.

Estos lazos sociales, que se estrechan con tales sentimientos de respeto y empatía, son considerados por el sociólogo francés Émile Durkheim como el pegamento que nos une en sociedad, pero, si se desgastara, la sociedad puede entrar en colapso. Sin embargo, en circunstancias como la pandemia, los riesgos de debilitamiento de los lazos sociales son grandes y pueden resultar en lo que el definió como uno estado de anomia, de ruptura de las reglas que gobiernan la vida social.

Sin embargo, Durkheim también señaló que son precisamente en situaciones extremas, como las guerras, por ejemplo, que los lazos sociales son reforzados. En este contexto, es esencial la diferenciación de lo que es sociedad y comunidad, conceptos que, en el campo de la sociología, tienen diferentes significados.

Foto: Sultan Kitaz / Soldados rescatando niños durante la guerra Siria

Como el sociólogo alemán Ferdinand Tönnies señaló, la comunidad constituye en un grupo de personas que tienen relaciones de proximidad, pudiendo compartir una religión, un territorio, actividades económicas y enlaces genéticos.

La sociedad, a su vez, se dice respecto a un agrupamiento social más amplio, que envuelve a individuos dispersos, vinculados por un sistema de leyes y valores.

“¿Cómo las ciencias sociales ven hoy la sociedad? Como algo menos homogéneo de lo que suponía Durkheim, marcada no solamente por la cohesión, pero también por conflictos. Pienso que los riesgos de anomia coexisten, en situaciones como la pandemia, con el vínculo de solidaridad”, reflexiona el sociólogo Pedro Jaime, maestro de sociología del Centro Universitário FEI y ESPM.

“Pero recordando, con Karl Marx, otro autor clásico de la sociología, que la pandemia también destacó, e incluso profundizó, las desigualdades de clase que marcan la sociedad”, opone.

Aunque esté dividida entre desigualdades de clase y la coexistencia de la anomia con la solidaridad, el hecho es que la sociedad como un todo fue restringida por la pandemia. Sin embargo, es innegable que los niños forman la parcela de la población más afectada, principalmente en vista de la restricción del contacto físico.

Foto por: Pollyana Ventura

Para la psicóloga clínica Patrícia Rivoli Rossi, es importante hablar constantemente con los niños a respecto e informarles que la proximidad física y la conexión con las personas, incluyendo los familiares y amigos, hacen bien a la salud, pero el presente momento pide distanciamiento para promover la protección contra Covid-19.

“La generación más nueva está viviendo la restricción de la proximidad en su fase de desarrollo, o sea, durante el período en el que se está aprendiendo cómo es el mundo ”, explica.

“Parar de hablar puede hacer con que los pequeños comprendan que la proximidad física es dispensable”, señala.

Para que la población, en un escenario hipotético de otra pandemia, no sufra tanto como con la pandemia de la Covid-19, los gobiernos de las naciones tendrán que presentarse interesados en cuidar de su pueblo, transmitir la información correcta y seguir lo que fue indicado por los cuerpos oficiales.

Si así ocurriera, la biomédica Ana Almeida cree que las personas tendrán más acceso y visión de cuales son los cuidados necesarios y de lo grave que es la enfermedad. “El ideal sería que, más allá de toda la preocupación en transmitir la información correcta, fuesen realizadas más acciones en la tele e internet, principalmente por parte del Gobierno y personas del medio, con el intento de transmitir información verídica procedente de una sola fuente”, idealiza.

“Así, no tendríamos tanta falta de coincidencia de datos”, concluye.

En el caso del Brasil, para que la población llegue a una buena preparación para combatir otra pandemia, será necesario, primero, que los representantes políticos defiendan el proyecto del sistema integral e igualitario de salud al mismo tiempo que se comprometen con la mejoría del mismo.

Según el psicólogo Bruno Henrique Cardoso, también serán necesarios profesionales y analistas críticos, comprometidos con la veracidad de la información y con un modelo interdisciplinario de formación que ayude tanto en la producción y difusión científica, en combate contra la información falsa.

“Por hora, no siento que cumplamos estos requisitos, ni tampoco que estemos listos para una nueva pandemia”, observa.

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Diego Pinheiro
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I’m a brazilian journalist who writes for an indepepent online newspaper from São Paulo city called Jornal O Prefácio.