7 ejemplos de arquitectura vernácula sostenible

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5 min readMar 15, 2022

Hoy en día, resulta super cool decir que un edificio es sostenible, pero con frecuencia esto no es más que una etiqueta que se añade a posteriori y no forma parte del proceso de diseño como tal. Esta actitud no hace más que verdear aquí y allá un edificio sin una implicación profunda.

Podemos añadirle unos paneles solares generalmente mal orientados, una fachada vegetal en una esquina sin mayor función que la de aparentar tener consciencia medioambiental o usar bambú ecológico producido a miles de kilómetros y cuya huella de carbón es inmensa.

Pero, ¿qué significa diseñar el entorno construido de manera sostenible? Para encontrar respuesta a esta pregunta, sugerimos analizar la arquitectura vernácula, donde la sostenibilidad se basa en usar materiales y estrategias disponibles localmente y que se utilizan según las necesidades y valores de una comunidad en concreto.

Ya lo explicaba AlSayyad en su capítulo Tradición y lo vernáculo:

Esta arquitectura se encuentra asociada a un contexto geográfico, cultural, económico y étnico específicos. Además, es respetuosa con el medio ambiente y es de una creatividad excepcional a la hora de aprovechar recursos naturales de manera eficiente.

Veamos 7 ejemplos de este tipo de arquitectura creativa sostenible que nos sirvan de inspiración para construir futuras ciudades en sintonía con las comunidades y su entorno natural:

Islas flotantes. Créditos: Gentle, CC BY-SA 4.0

1. Los rascacielos de Sana’a (Yemen)

Son considerados los primeros rascacielos del mundo. Y con una antigüedad de entre 300 y 500 años aún están en uso a día de hoy. Los rascacielos en el desierto de Sana’a están construidos con adobe que proporciona masa térmica para mitigar las altas temperaturas del desierto.

Así mismo, las ventanas están cubiertas con unas intrincadas pantallas de madera, las mashrabiyas, que evitan que el sol penetre directamente mientras que el viento puede continuar circulando para refrescar las estancias. Sorprendentemente, algunas de estas construcciones llegan a alcanzar los 7 pisos.

Conocido como en Manhattan del desierto, los rascacielos de Sana’a datan del siglo XVII. Créditos DavorLovincic, Getty Images.

2. Las casas-cueva en la llanura del Loess (China)

Las casas-cueva existen en diversas localizaciones del mundo. Aprovechan la inercia térmica del suelo como sistema pasivo para calentar los interiores en invierno y refrigerarlos en verano. La gran mayoría de las casas cueva, incluyendo las folklóricas casas-cueva de Andalucía se encuentran en laderas de montaña.

Sin embargo, la tipología de las del Loess, China, se encuentra excavada sobre terreno llano, creando un inusual paisaje de patios rectangulares que se hunden en el territorio en torno a los espacios domésticos. Otro ejemplo similar se encuentra en Matmata, Turquía.

Patios rectangulares de casas cueva. Créditos: Bernard Rudofsky, Architecture Without Architects, 1964.

3. Los atrapavientos de Pakistán

Estos atrapavientos son algo así como la versión low cost del aire acondicionado actual. También conocidos como torres de viento, Malqaf o Badgir, este elemento arquitectónico recoge corrientes de aire frío que circulan a mayor altura y las introduce en los espacios interiores para enfriarlos.

Se trata de unas torres con secciones verticales paralelas y aperturas hacia la dirección de los vientos predominantes. Hay estudios que demuestran que los atrapavientos pueden llegar a reducir la temperatura interior entre 3 y 5 grados.

Atrapavientos en Hyderabad, Pakistán. Créditos: Bernard Rudofsky, Architecture Without Architects, 1964.

Este tipo de cubiertas era la solución más típica de techumbre de Escandinavia hasta bien entrado el siglo XIX. Las cubiertas de turba integran las casas en el paisaje al mismo tiempo que absorben lluvia y humedad. Existen muchos ejemplos de arquitectura contemporánea que han usado cubiertas vegetales, algunas con mayor éxito que otras.

Cubierta vegetal en un edificio del siglo XIX en el Museo Skansen, Estocolmo, 2013.

5. Las islas flotantes de los Uros (Perú)

Estas islas flotantes son un ancestral alarde de ingeniería colectiva. Están construidas sobre raíces de totora, una planta herbácea presente en el lago Titicaca. Sus habitantes recolectan estas raíces y las trenzan creando una capa sólida de hasta dos metros de grosor sobre la que levantan sus cabañas. La base de cada isla se asegura anclándola al fondo del lago mediante palos afilados y abundante cuerda.

Islas flotantes. Créditos: Gentle, CC BY-SA 4.0

6. Casas de bambú tejido en Etiopía

Las casas de bambú tejido en Etiopía son propias de la región de Sidama, en el Sur de Etiopía. Tienen una forma muy particular de cebolla gracias a la flexibilidad del bambú con el que son construidas. Esta forma, que acaba en un pico puntiagudo en su parte más elevada, ayuda a evacuar las aguas de manera rápida y efectiva cuando hay fuertes trombas de agua.

Casa de bambú de los Sidama. Créditos: Gerhard Huber, 2012

7. Las casas-largas de Borneo (Malasia e Indonesia)

Tal y como su nombre indica, estas viviendas comunitarias tienen una longitud considerable para poder albergar pueblos enteros. Algunas llegan a contener hasta un total de 100 familias.

Levantadas sobre palafitos para evitar las inundaciones, se construyen con materiales ligeros como la madera en los cerramientos y el bambú en los techados para permitir que los espacios estén bien ventilados y así aliviar las altas temperaturas y secar la humedad típica del clima tropical.

Pero la aportación de estas viviendas no es sólo material, sino también social. La tipología de vivienda crea redes de apoyo para los cuidados de la comunidad: niños, mayores y otros dependientes pueden ser cuidados de manera colectiva.

Casa-larga en Borneo. Créditos: Manfred Sommer, 1983.

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Marta Catalán, arquitecta, Ph.D en The University of Hong Kong y colaboradora de SHIFTA by ELISAVA.

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