Una aproximación a los principales intermediadores del arte

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5 min readSep 9, 2022

Una de las características del mundo del arte desde hace siglos es la necesidad de un entramado que intermedie entre los creadores y los consumidores. Esto no solo ocurre con las obras plásticas y las galerías, sino que hay toda una mercadotecnia aplicable a cada disciplina y tendencia existente dentro del panorama contemporáneo.

La tipología de perfiles es amplia: promotores, gestores y programadores culturales, comisarios, curadores, managers, críticos… Podemos diferenciar estos perfiles en virtud a muchas cuestiones, pero quizás la fundamental sea la relación que mantiene dicha persona con la obra del creador.

Veámoslas junto a Alejandro Robles, director del nuevo Máster Online en Curaduría y Diseño Expositivo de SHIFTA.

Intermediarios que transforman la obra

Empezaremos por el escenario más invasivo, el intermediario que transforma la producción artística ajena. En estos casos, la prioridad es el rendimiento económico o, en algunos casos, beneficios relativos al branding de una marca en particular.

Tenemos muchos ejemplos de este tipo de explotación artística, como el editor en el ámbito literario, el AR (artist & repertory) de una discográfica o el cliente de una marca en un rodaje publicitario.

No en todas las editoriales, discográficas y productoras audiovisuales enfocadas a la publicidad hay un sometimiento de la obra respecto al beneficio económico, pero es la fórmula más habitual.

El problema de este modelo es que el artista debe alterar su obra para satisfacer a un público lo más general y lo más amplio posible, por lo que las decisiones que se toman no responden a criterios exclusivamente estéticos, filosóficos o creativos, sino a estrategias de marketing. ¿Debería el arte someterse a las leyes del mercado? ¿Es posible encontrar otras fórmulas en las cuales el creador pueda ser libre de tomar sus propias decisiones?

Intermediarios que transforman al creador

El siguiente bloque de profesionales relacionados con el artista sería el de los representantes, managers o agentes. En esta sección tenemos perfiles de intermediarios que especulan directamente con el trabajo de una persona en un nivel similar al de socio.

No es un socio porque habitualmente las agencias de management no participan de la financiación de la obra (a veces sí), pero sí mantienen un proyecto común en el que ambas partes obtengan un resultado económico o un posicionamiento que mejore sus posibilidades de contratación. En estos casos no es tan habitual la transformación de la obra ajena, sino que lo que suele transformarse es la imagen del propio creador para que encaje mejor con los circuitos y las tendencias de dicho ámbito.

Esta figura tiene un margen de variación bastante amplio pues puede tratarse de una relación de explotación muy abusiva para con el artista o puede ser alguien de su círculo privado que simplemente gestione su contratación. Sin embargo, hay algo que es bastante común: no tener un representante quita autoridad a la figura del creador, ¿por qué está mal visto que un artista se autorrepresente? ¿Es viable que el propio artista se encargue de administrar su agenda o requiere de una estructura que haga esto posible?

Intermediarios que no transforman la obra

En el siguiente punto tenemos a los intermediarios en cuya interacción con la obra no hay una transformación de la misma. Por ejemplo, los galeristas, programadores culturales o promotores de eventos.

En estos casos, se presenta una producción artística ya acabada, pero se mantiene igualmente una relación de especulación y el éxito del artista depende de la venta (ya sea de cuadros o de entradas), por lo que su estabilidad e ingresos dependen en última instancia de algo que no es él mismo ni su trabajo, si no del público.

Es habitual que estos intermediarios a veces planteen otras fórmulas, como exposiciones o actuaciones de creadores emergentes, en los cuales no se busca un margen de beneficios explosivo si no que pretende más bien darle a la marca una imagen accesible y supuestamente visibilizar el trabajo de los artistas que tienen menos posibilidades realizando así una suerte de trabajo filántropo. ¿Tiene sentido arriesgarse a un capitalismo salvaje en el que tu sustento no depende del desempeño de tu trabajo si no de cómo de consumible sea? ¿Puede existir un criterio de valor que distinga la calidad artística y que esto sea aval de una compensación económica o todo es azaroso?

Intermediarios que engloban las obras bajo un concepto

En el penúltimo apartado tenemos a los intermediarios que no transforman la obra sino que le dan un punto de partida o que la engloban bajo un concepto, siempre desde un acercamiento más relacionado con las ideas y menos con su potencialidad como producto. Me refiero a los gestores culturales o comisarios.

Aquí no se persigue convertir la obra en una venta sino establecer puentes entre artistas e instituciones a través de un proyecto artístico basado en ideas, objetivos o procesos de investigación. Los lenguajes artísticos cobran importancia frente a su capacidad para ser monetizado.

En este caso no se atiende a una venta final, aunque de manera más débil, pero no deja de estar vinculado a lo económico, puesto que hay una financiación que opera entre el artista y el gestor cultural o comisario, y que depende de intereses políticos, ¿es más legítimo depender de este tipo de afinidades que de un éxito comercial? ¿tiene más valor el arte que financian las instituciones o el que compran las masas?

Intermediarios que cuidan las obras

Finalmente tenemos a otro pequeño grupo de intermediarios artísticos cuya relación con la obra no es de explotación. Se trata del curador de exposiciones, el mediador museístico o el crítico de arte. El arte para ellos no es un medio hacia la financiación o la monetización si no que ellos sirven como medio para con el público.

Así pues, el objetivo del curador es enfrentarse lo más eficazmente al modo en la que las piezas son presentadas y resolver los problemas relativos al diseño expositivo, en otras palabras, su objetivo es cuidar la obra.

De esta manera, aunque no haya desvinculación completa de lo económico, puesto que son trabajadores que dependen de un salario, sus decisiones relativas a la obra difícilmente estarán orientadas a la monetización.

Ante este abanico de intermediarios del artista, ¿es posible que tenga autonomía en su proceso creativo y a la vez obtener un rendimiento económico? ¿Puede el creador abordar las funciones de estas otras figuras?

Todas estas cuestiones las debatiremos juntos en el Máster Online en Curaduría y Diseño Expositivo para que encuentres tu lugar en el mundo artístico y te profesionalices en él.

Alejandro Robles. Aka Jirafa Rey, es graduado en Filosofía por la UGR y estudió el Máster en Estudios Comparados de Arte, Literatura y Pensamiento en la UPF. Su producción artística es transdisciplinar (música urbana, teatro experimental, videocreación, poesía), así como también ha desempeñado otros roles relativos a la industria artística como management y comisariado.

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