Estilos de vida, activos de excepción en la dirección de arte

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5 min readJul 14, 2023

Al iniciarse la modernidad, Georg Simmel da cuenta de la importancia de los nuevos aspectos de la vida social que afectan a todos aquellos seres humanos que empiezan a vivir en las primeras grandes metrópolis. El sociólogo alemán señala que ante la posibilidad de que la personalidad del individuo quede diluida, éste empieza a construir y a expresar su identidad de manera distintiva, derivando en una extraordinaria amalgama de estilos de vida.

Los estilos de vida permiten significarse de un modo diferencial ya que expresan nuestra identidad y son un indicador de nuestros valores, intereses y preferencias personales. En ocasiones se adoptan para singularizarnos respecto a los demás; pero en otras ocasiones, se adoptan para adaptarnos a las normas colectivas derivadas de la tiranía de la moda y el imperativo de las tendencias.

Simmel afirma que los estilos de vida no son jamás estáticos, y que cambian a lo largo del tiempo, siendo influenciados por las coordenadas de contexto, por factores derivados del ámbito político, económico, social y/o cultural. Estos vaivenes nos obligan, como directores de arte, a conocer y a saber leer e interpretar todos y cada uno de los diferentes estilos de vida que han ido adornando la historia de la humanidad.

En el contexto de la dirección de arte, si nos centramos en el universo de la moda, los estilos de vida se erigen en códigos de expresión que nos permiten idear propuestas y experiencias creativas sumamente coherentes. También nos ayudan a transmitirlas a través diferentes canales y formatos, con lenguajes óptimos, alineados a los gustos y preferencias de una selección de audiencias clave.

Si miramos hacia atrás en el tiempo y buscamos referentes inspiracionales derivados de una sugestiva elegancia nos enfrentamos a los dandis, unos fabulosos nostálgicos de aristocracia que se posicionan como grandes artistas de sí mismos y se miden constantemente delante de un espejo. La construcción de sus imaginarios nos invita a pensar en personajes como los de James Bond o Jep Gambarella, y en el cuidado estilismo de Enoch “Nucky” Thompson.

Enoch “Nucky” Thompson.

Destacan también los estilismos de las memorables garçonnes y flappers que obligan a repensar clichés y ponen los estereotipos de género a debate. De la realidad de una escritora como Colette o de una artista como Frida Kahlo a la fabulación de la excesiva Daisy Buchanan de Baz Luhrmann.

Sumergirse en la dual y paradójica década de los 30, es dejase seducir por los preppys, estos jóvenes que nos deleitan con sus uniformes universitarios, de carácter casual, aunque repletos de pulcros detalles identitarios. Del clan Kennedy a Katie Middelton sin perder un ápice de notoriedad. En contraposición hablamos de los swingjugend y los zazous, jóvenes que se visten para la resistencia, y cuyas bandas musicales vehiculan sus peculiares trayectorias vitales.

Jóvenes “zazous”.

Atravesamos los años 40 en los que conviven los impactos visuales ofertados por las pin-ups con los textos de Simone de Beauvoir. Se impone reflexionar sobre la libertad sexual y el deseo de subvertir la censura impuesta por una moral puritana. Las campañas protagonizadas por Betty Page nos permiten entender las que Beyoncé o Amanada Lepore (re)interpretan en la actualidad.

En la década de los 50 y los 60, estallan distintas subculturas que los jóvenes abrazan según sus deseos: los mods y modettes con su contenida agitación estética; los teddy boys y teddy girls con sus desafiantes looks; los rockers, de estilo más callejero y provocador, y los hippies, libertarios y pacifistas, capaces de dignificar semblantes vibrantes y coloristas. Escoger un estilo se asemeja a escoger una determinada vida. Producciones como Quadrophenia y Hair ponen en valor las habilidades y el ingenio de sus directores de arte.

La beligerancia de los punks y los skinheads dominan los 70, y ambos ponen de relieve un malestar generacional que se manifiesta en términos estéticos. De un look transgresor y ostentoso a una actitud extremadamente violenta. Los Sex Pistols y Stanley Kubrick saben cómo ilustrar sus huellas expresivas.

Sex Pistols.

A partir de los 80 y los 90 los estilismos nos abren numerosas posibilidades: del glam al grunge, del hip hop al rave, de las riot grrrls a las sukeban, del k-pop al trap, un sinfín de elecciones que nos obliga a saber quienes son, cómo piensan, de qué manera se visten, peinan y maquillan, y cuáles son sus actitudes. Un videoclip de David Bowie o de Rosalía puede rendir un grandioso homenaje estético a unos códigos bien trenzados y proyectados.

Life on Mars (David Bowie).

Estos son algunos de los estilos de vida más destacados del siglo pasado, y su relación con la dirección de arte y su aplicabilidad en el sector de la moda es un activo que no podemos menospreciar. Cada una de estas subculturas deja una impronta substancial que continúa teniendo continuidad en la escena artística contemporánea.

En el Máster en Dirección de Arte y Creatividad Audiovisual haremos una inmersión en la cultura audiovisual, propiciando la multidisciplinariedad y la interrelación de medios y lenguajes creativos y expresivos. ¡Te esperamos!

Marta Marín, Directora Estratégica Creativa y docente del Máster en Dirección de Arte y Creatividad Audiovisual Online.

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