Nostalgia y pertenencia: obra de Mike Mills y sus espacios cinematográficos (parte I)
De manera evocadora y sutil, el director californiano Mike Mills da comienzo a dos de sus films más conocidos, Beginners (2010) y 20th Century Women (2016). Estas dos películas empiezan hablando de la pérdida y, desde su inicio, sientan las bases del tono nostálgico y la estética detallista que las construirá.
Introducción a la obra de Mike Mills
A contraluz, en primer plano, delante de la silueta imprecisa de un árbol que se vislumbra tras la ventana, unas margaritas reposan en agua dentro de un delicado jarrón de cristal. A continuación, vemos una amplia estancia con generosos ventanales abiertos hacia el paisaje boscoso de las colinas de la ciudad de Los Ángeles. No hay muebles, las cortinas están recogidas y en el centro del espacio, sobre la moqueta, se agrupan unas cajas de cartón y varias plantas.
Retrocedemos tres décadas y viajamos unas cien millas al norte. Sobrevolamos la orilla de un mar azul turquesa. Las olas se suceden, ralentizadas, levantando el fondo arenoso de la playa. Sobre este fotograma de gran belleza plástica aparecen unos títulos en blanco que sitúan geográfica y temporalmente esta historia. Santa Bárbara, 1979. La cámara cenital recorre la trama urbana residencial de la ciudad. La abundante masa de vegetación confluye con el omnipresente horizonte marcado por el azul del Pacífico. En un parking lot de un supermercado, un Ford Galaxy de los años 60 arde en llamas violentamente.
Flashbacks recurrentes
Oliver, protagonista de Beginners (interpretado por Ewan McGregor), amontona bolsas de basura en el exterior de la casa de su padre, Hal Fields (Christopher Plummer), recientemente fallecido. En una coreografía de movimientos por una casa ya vacía y bajo la atenta e ingenua mirada de Arthur, el fiel Jack Russel de su padre, Oliver repara en una carta escrita por este. A la edad de 75 años, cuatro antes de su muerte en 2003, Hal había afirmado su homosexualidad después de toda una vida de matrimonio con la madre de Oliver.
Volvemos a Santa Bárbara. Desde el interior del supermercado, impotentes, Dorothea (Annette Bening) y Jamie (Lucas Jade Zumann), su hijo adolescente, fijan sus miradas atónitas en el vehículo en llamas. Mike Mills introduce aquí el primero de los recurrentes flashbacks de la historia narrado a dos voces por madre e hijo. Dorothea cuenta que el día que nació Jamie su padre condujo ese mismo Ford Galaxy hasta el hospital.
Historias autobiográficas
Ambas historias parten de lo autobiográfico. En Beginners Mills habla del duelo en la edad adulta que supuso para él la muerte de su padre. Por su parte, 20th Century Women, rescata el recuerdo de su madre durante la adolescencia del director a finales de los 70.
En un intento de recreación del álbum familiar, Mills restituye en la ficción estos dos momentos vitales de gran trascendencia.
Uso del color y configuración de los espacios
El director y también diseñador gráfico construye los mundos de ambos trabajos con especial atención al tratamiento del color y al valor simbólico de los objetos.
Además, y para disfrute de quien contempla sus planos, existe en ambas obras un cuidado específico en la configuración de los espacios que habitan sus personajes, rodando siempre en localizaciones reales y haciendo que sus películas se sientan muy cercanas, próximas al documental.
Beginners se construye a partir del punto de vista de Oliver. Este vive solo, en un dúplex de paredes blancas puntualmente contrastadas por algunos elementos que parecen encontrarse allí de manera casual. En el comedor, un cartel colorido destaca sobre la mesa de madera en torno a la que se agrupan desordenadas varias sillas Thonet.
Estamos ante el cartel realizado en 1968 por el diseñador polaco Andrzej Krajewski — seguramente admirado por Mills — para la película de Vittorio de Sica, Siete veces mujer. Visitamos por primera vez dicho apartamento cuando Oliver vuelve con Arthur de casa de su padre, tras haber recogido sus últimas pertenencias.
Se trata de una secuencia entrañable y cómica en la que Oliver presenta y describe tímidamente su casa, estancia por estancia, al que será su inseparable nuevo compañero.
En esta parte del guion, el director concede un cuidado protagonismo al espacio como reflejo del estado emocional de su personaje principal. En cierta manera, lo aséptico y racional de la casa ya vacía de su padre — donde predomina una paleta de colores amarillos apagados y en la que aún se respiran los estragos de la enfermedad — encuentra cierta continuidad en la austeridad de su apartamento con una presencia reducida de luz diegética.
Estas secuencias se centran en mostrar la intimidad de lo doméstico y sirven de apoyo para acercarnos al estado de vulnerabilidad y soledad del personaje, punto de partida del film.
Más adelante y gracias a los continuos flashbacks, volveremos a la casa familiar, donde Mills contará, de manera intercalada con el presente, cómo fueron los últimos meses de Hal.
Volveremos a las estancias vacías del principio de la película para ver cómo eran estas cuando él aún estaba allí, con sus muebles, objetos y recuerdos de toda una vida.
La vivienda de Hal es en la realidad la casa Lovell, un ejemplo paradigmático de la arquitectura moderna norteamericana concebida por el arquitecto Richard Neutra en 1929 para una pareja extravagante de la élite progresista de la ciudad de Los Ángeles.
En este caso, el trabajo de decoración transforma de manera notable la racionalidad constructiva del proyecto original. El resultado es un interior de atmósfera cálida y acogedora donde las cortinas filtran la luz natural ritmando los grandes huecos existentes y suavizando las líneas de perspectiva.
De nuevo, las sillas Thonet, el mobiliario de madera y otras piezas de artesanía nos hablan de cómo vivía su padre, director de un museo de la ciudad, cuya personalidad y sensibilidad artística aportaban singularidad a la vivienda.
En una segunda parte de este artículo veremos de qué manera tiene lugar la configuración de los espacios en 20th Century Women y cómo la vivienda se convierte en un personaje más en ambas obras de Mike Mills.
Araceli Calero, arquitecta y directora de arte.
