Viaje al conocimiento: arte, ciencia y diseño

Irene Lapuente
Think by SHIFTA
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5 min readFeb 24, 2020

La historia de la vida, y en especial de la vida humana, es la historia del saber y del conocimiento. Los seres vivos necesitan interpretar el entorno para relacionarse con él, de tal modo que consigan alimento y protección. Así empieza la larga carrera que nos lleva a buscar la comprensión de lo que nos rodea y de nosotros mismos.

Entender cómo se llega a ese conocimiento es uno de los temas que más me ha apasionado en los últimos años porque para entender el conocimiento necesitamos conocimiento, al igual que para ver la luz se requiere de luz.

La herramienta y el objeto de estudio coinciden y eso nos genera algunas interferencias. Jorge Wagensberg, físico, divulgador e intelectual, apuntaba la existencia de tres vías para alcanzar un nuevo saber: la científica, la artista y la revelada.

Para dar un poco de luz sobre este tema, giremos las manecillas del reloj antihorariamente y situémonos a principios del siglo XV, cuando la revolución copernicana aún no había trasladado la Tierra de ser el centro del Universo a ser un cuerpo que gira alrededor del Sol y lo que hoy conocemos como ciencia, aún no existía.

En un momento en que la Iglesia custodiaba la sabiduría. En este contexto, ¿cómo podríamos explicar la oscuridad que produce un eclipse? Sin ciencia, tan sólo se podía entender a través del arte o la revelación.

Galileo Galilei es considerado el padre de la ciencia moderna porque introduce la observación y la experimentación como métodos para validar las ideas. Es posible pensar que la Tierra es el centro del Universo, es incluso posible creer que no existe un cuerpo celeste que no gire entorno a nosotros, pero es imposible seguir defendiendo esas creencias cuando al ampliar los aumentos del telescopio y mejorar su definición, observamos varios puntos luminosos girando alrededor de Júpiter.

Esta es precisamente una de las mayores virtudes del conocimiento científico, la capacidad de ser mejorado por nuevas evidencias, de evolucionar y no quedarse estático.

¿Qué es la ciencia?

No podemos calificar de objetivo ningún conocimiento humano precisamente porque la subjetividad es inherente a nuestros procesos cognitivos, dado que somos sujetos. Aún así, la ciencia busca precisamente ese paso atrás, esa esterilidad que nos daría conocer como si fuéramos meros objetos.

La ciencia utiliza una lógica cronológica, consistente y analítica. Busca un conocimiento extensible, global y reproducible que le permita hacer predicciones. Para alcanzar sus objetivos, la ciencia confía en su método y establece un protocolo de actuación a la hora de comprender: observar, cuestionar, idear, diseñar experimentos, experimentar y analizar e interpretar los resultados obtenidos.

Utiliza métodos definitorios, clasificatorios, estadísticos, hipotético-deductivos o algebraicos. Esta vía para alcanzar un nuevo saber puede ser utilizada por cualquier persona y por cualquier disciplina. Entonces ¿todo es ciencia? Yo diría que hay ciencia en todas partes, pero no todo conocimiento es científico, y no sólo porque no se haya llegado a él utilizando el método científico.

Un artículo periodístico puede haber sido contrastado siguiendo este mismo protocolo, sin embargo, la ciencia no es sólo un método sino que es también un contenido.

La ciencia puede responder los cómo:

¿Cómo se originó el Universo?

¿Cómo se bloqueó la luz del Sol en un eclipse?

Pero no puede responder los por qué:

¿Por qué se originó el Universo?

¿Por qué las distancias entre el Sol, la Luna y la Tierra, las medidas de estos astros, y las inclinaciones de sus órbitas son las que son y generan eclipses totales?

La complejidad del porqué último, no el que puede ser substituido fácilmente por un cómo ha sido, se escapa del paradigma científico. Es seguramente ahí, donde aparecen el arte y la revelación.

Artistas y científicos viven dudas existenciales similares

¿Qué es el ser? ¿Qué es la vida? Artistas y científicos se sumergen en la aventura de observar e interpretar. A diferencia del científico, el artista no necesita un conocimiento extensible, global y reproducible. Es más, prefiere entender a través de su propia mirada y experiencia y destilar una lectura única y personal. Su valor reside en esa forma especial de leer el entorno. Su lógica puede ser no lineal e intuitiva.

Su metodología puede ser entrópica. Los contenidos del arte han ido cambiando a lo largo de la historia, pero hoy en día, diría que se infiltra en todas las acciones abstractas y terrenales y camina por los qué, los cómo y los por qué sin problemas.

El arte es creativo y por ello crea, da vida a lo que antes no era. Ya sea una representación de algo que existe o de algo que podría existir. Dibuja futuros y plantea distopias, dilemas y retos. Es representación de un legado y motor de cambio, y al igual que la ciencia, está abierto al diálogo, evoluciona.

El conocimiento revelado, en cambio, es el más impenetrable. No parece tener lógica, ni método, ni contenidos específicos más allá de lo que la ciencia o el arte no puede explicarnos. Es estanco, no evoluciona. Este conocimiento actúa como calmante para el dolor que genera la angustia de lo incierto.

Y sí, la vida es incierta y controlar la incertidumbre es posiblemente el mejor camino para conseguir alimento y protección del entorno, por eso la ciencia intenta comprender para predecir y el arte insiste en observar para interpretar.

Si hoy pudiera dialogar con Jorge Wagensberg, que nos dejó hace casi dos años, le diría que descartara la vía de lo revelado y estudiara la vía de lo diseñado. Para mi, el diseño como la capacidad de crear algo nuevo que da respuesta a problemas genuinos respetando el contexto, es una tercera vía hacia el conocimiento.

Quizás, un híbrido entre arte y ciencia. El pensamiento de diseño sigue su propio método: empatiza, define retos, idea, prototipa, testea, mejora e implementa. A través del diseño podemos generar algoritmos matemáticos que predicen los eclipses o proyectos ciudadanos que den respuesta a las preguntas, miedos y prejuicios que puede generar la falta de luz sobre un tema.

Podemos caminar de la mano de la ciencia y de la del arte, incluso generar puentes entre ambos. En mi opinión, en el siglo XXI las vías para alcanzar un nuevo saber o conocimiento son la ciencia, el arte y el diseño: el método científico, el proceso creativo y el pensamiento de diseño.

‘The Lunar Scientist’ de Tonwen Jones

Irene Lapuerta, experta en ‘Design Thinking’, método científico y proceso creativo, y colaboradora de SHIFTA.

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Irene Lapuente
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Licenciada en física. Divulgadora de ciencia y tecnología. Fundadora y directora de @mandarinanewton