E-identidad, amistad y tecnología

¿Cerca en la distancia o lejos en la cercanía?

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5 min readNov 2, 2022

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Siempre hemos tenido formas de proyectar nuestra identidad en sociedad, pero con la aparición de los medios digitales, nuestra capacidad de presentarnos a los demás de modos diversos se ha multiplicado. En este seminario reflexionamos sobre la identidad online y offline, y cómo las nuevas tecnologías pueden configurar nuestras relaciones.

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¿Quién soy? ¿Qué me identifica?

Esta es una pregunta que toda persona afronta alguna vez en la vida. Preguntas que desde la antigüedad han tratado de ser respondidas. Aristóteles apuntaba a la singularidad humana, donde cada persona es irrepetible y lo conforman su naturaleza y sus acciones. Por otro lado, Hannah Arendt señalaba que la identidad no es una realidad estática, es una narrativa biográfica que se va construyendo y está en continuo desarrollo.

Hoy la identidad se expresa de forma muy diferente a la antigüedad. “Las redes son una ventana indiscreta por la que uno observa y se deja mirar” afirma Marian Rojas, psiquiatra y escritora. Históricamente, las ventanas han estado siempre cerradas o entornadas, a la esfera pública no trascendía más que las ranuras legales y algunos logros personales sobresalientes. Hoy, como dice Marian Rojas, sufrimos un proceso de extimidad, abriendo las ventanas de nuestra intimidad indiscriminadamente a la sociedad.

No obstante, no todas las redes sociales presentan las mismas facciones de nuestra identidad. Cada una tiene su propia dinámica, sus propias etiquetas y sus propios fines. Friends, connections, o followers representan distintos tipos de relaciones, en función de la red en que nos encontramos.

¿Somos unos “falsos” que trastocan su identidad para adaptarla a las preferencias del lugar?

Es cierto que siempre se puede falsear y mentir sobre quién uno es, en vez de una ventana personal puedes colocar un escaparate con lo que deseas enseñar y esconderte en la trastienda. Pero, por lo general, nosotros seguimos la lógica de las redes sociales y en cada una proyectamos la fracción de nosotros mismos que queremos enseñar.

Ahora bien, la pregunta que deberíamos hacernos es si esta lógica de las redes nos invita a ser auténticos. Cuando gran parte de la información que tenemos de una persona proviene de una presentación estratégica y premeditada, se dificulta conocer la identidad de una persona que además nunca es monofacética, sino poliédrica y llena de matices.

¿Puede la tecnología suplantar una amistad?

Hemos cambiado nuestro grupo de amigos de toda la vida por followers en Instagram. Parece que los amigos ya no se cuentan con los dedos sino por el número de seguidores en tus redes. Relaciones sustentadas por el like y los comentarios: ¿relaciones superficiales o sólidas?

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Los círculos sociales se han distorsionado, las barreras, antes nítidas, entre “círculo de conocidos” y “círculo de íntimos” se han difuminado, y ahora a cualquiera se le llama amigo. Esto deteriora el concepto de amistad y menoscaba lo que ello implica. Mientras nuestros contactos virtuales aumentan a pasos agigantados, nuestra vida, cada vez más exigente y solitaria, nos impide cuidar a nuestros amigos reales. ¿No se estarán convirtiendo los amigos virtuales en la vía de escape a un vacío social cada vez más fuerte?

La problemática aparece en función de cómo utilizamos las redes sociales. Sobre todo vale la pena examinar las consecuencias en la amistad en dos fenómenos. El primero es el impacto que tiene conocer a una persona por un perfil, donde muestra selectivamente la mejor versión de sí o incluso una imagen que no concuerda con la realidad. Segundo, el impacto en la propia persona de producir una imagen de sí distorsionada.

Hacer amigos (aquellos que auténticamente merecen el título de amigos) depende de la capacidad de conocer e interactuar con una persona de manera profunda — y todo indica que las redes dificultan ese proceso. La verdadera amistad la define Aristóteles como “un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas”. Así, toda amistad necesita reconocer al otro como igual, humano e imperfecto y requiere intimidad, es decir conocerse en profundidad y en mutua confianza.

¿Y la empatía?

Así como en nuestra identidad y amistad, la tecnología podría estar jugando un rol en nuestra capacidad de ser empáticos. Esto se ve en las redes sociales: por un lado, nos alejan del otro al comentar superficialmente las publicaciones de nuestros amigos, sin acercarnos personalmente; pero por otro lado, nos acercan a realidades diferentes a la nuestra, y eso es potencialmente positivo.

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre los aspectos que nos acercan y los que nos alejan de los demás? Sin duda el story-telling es clave. Cambiar la perspectiva distante al conectar con otro a través de su historia. Esto es lo que viene haciendo la literatura hace años. ¿Por qué no tiene el mismo efecto un libro que una publicación virtual? Pareciera que la literatura es un espacio para ser vulnerables en privado, mientras que las redes sociales son un espacio para ser superficialmente vulnerables en público. El público del libro es testigo, el de las redes es actor.

En definitiva, las redes sociales son una herramienta, y su impacto puede ser positivo o negativo dependiendo de cómo se usen. Estas permiten re-conectar con antiguos amigos, mantenerse en contacto con ellos, y romper las barreras físicas de manera casi inmediata. Pueden ser un regalo para cuidar y cultivar amistades, pero para eso es necesario primero formar amistades fuertes que requieren de contacto y vínculos auténticos. La amistad, al fin y al cabo, es un acto de amabilidad y apertura donde abandonamos parte de nosotros mismos para darle un espacio a la alteridad, al otro. No hay que concebir a las redes sociales como generadores de amistades. Fomentar lazos fuertes y duraderos es un trabajo que le corresponde a cada uno y del que ninguna plataforma puede hacerse cargo.

Este seminario estuvo moderado por:

María Sol Caballero estudia Philosophy, Politics and Economics en la Universidad de Navarra

Carmen Ortega estudia Philosophy, Politics and Economics en la Universidad de Navarra

Isabel Pineda estudia Philosophy, Politics and Economics en la Universidad de Navarra

Carlos Poole estudia Philosophy, Politics and Economics en la Universidad de Navarra | LinkedIn

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