El amor del futuro y el futuro del amor

De la barra del bar a Tinder, en busca de la pareja ideal

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5 min readNov 16, 2022

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En un mundo cambiante, en el que prima la inmediatez y estamos acostumbrados a vivir bajo estímulos de todo tipo, las nuevas tecnologías se han convertido en uno de nuestros grandes aliados para conocer gente. En este seminario hablamos del pasado, presente y futuro de las relaciones, con motivo de los 10 años de Tinder, la app de citas online más popular.

Photo by Alexander Sinn on Unsplash

¿Nuevas formas de relacionarnos?

Centrándonos en el amor romántico, vemos grandes diferencias entre las relaciones que se daban antes y las que se dan ahora. Si nos remontamos unas cuantas generaciones atrás, distinguimos esas relaciones por la espera, el compromiso, y la monogamia; además, muchas relaciones se daban por conveniencia o por tradición ya sea familiar, social o religiosa. Es evidente que esto ha cambiado, puesto que existen y se aceptan muchos tipos de relaciones, desde las parejas poliamorosas a las relaciones esporádicas o abiertas... Hay muchas más opciones para elegir, pero también cuesta más hacerlo. Ya no mandamos cartas sino mensajes de Whatsapp, nos ahorramos el cortejo con aplicaciones como Tinder, parejas potenciales aparecen y desaparecen sin dar mayor explicación, y el compromiso significa algo así como “fue eterno mientras duró” — como decía ante su divorcio un conocido publicista español, citando a un desconocido poeta brasileño.

El amor a través de un algoritmo

Todos conocemos la plataforma Tinder, una aplicación para conocer gente desde una perspectiva “romántica”. Pero lo que pocos sabemos es cómo funciona esta app, y lo que sabe de nosotros. El algoritmo de Tinder clasifica a los usuarios en función de dos variables directamente relacionadas: los likes que das y los que recibes. Cuando tu das un like, significa que ese usuario te interesa; si él te devuelve el like, se crea un “match”, ya que estáis interesados el uno en el otro. Tinder aprovecha esta dinámica y te clasifica en un ranking llamado ELO. Si te dan muchos likes y tú das pocos, tendrás un ELO alto — sobre todo si recibes esos likes de personas con más ELO que tú. En cambio, si tú das muchos likes y recibes pocos (o los recibes de gente con menor puntuación que tú), tu ELO caerá.

Además, Tinder mantiene un historial con todo lo que sabe sobre ti, al que es prácticamente imposible acceder como usuario. Toda esta información que guarda Tinder en su base de datos lleva a que nos conozca casi mejor a nosotros que nosotros mismos. ¿Servirán esos datos para aumentar las posibilidades de encontrar un amor verdadero?

¿Ventajas o desventajas?

Es un hecho que algunas relaciones exitosas han comenzado online. Pero, a pesar de que ha facilitado la forma de conocer gente, acercarnos a otros y relacionarnos con los demás, las aplicaciones como Tinder pueden afectar negativamente la forma en la que vemos a los otros, o incluso a nosotros mismos. El constante flujo de perfiles, sin darnos cuenta, puede dar como resultado que veamos y juzguemos a las personas como productos. Es una constante competencia, donde uno es a la vez consumidor y objeto de consumo.

La mayoría de perfiles tienen de media menos de 100 caracteres, y se encuentran frases como “me encanta viajar, divertirme, salir con mis amigos”. No dicen demasiado, son cosas le gustan a todo el mundo y suenan divertidas. Con esta información se supone que se debe elegir a alguien para enamorarse. En este flujo de perfiles, hay una constante valoración parcial de datos, que no abarcan a toda la persona.

En las relaciones cara a cara es distinto. Claro que también se valora de alguna manera a la persona primero por lo externo — pero, pronto, entran en juego otros factores, como la intuición. Es decir, todas aquellas facetas que un perfil no puede captar, por ejemplo: cómo te sientes con esa persona cerca, lo que te transmite a la hora de hablar, de moverse.

Y es que el ser humano no es un ser exclusivamente racional, sino que se compone tanto de razón como de emoción.

A esto se le añade que las plataformas como Tinder pueden afectar la percepción que tenemos de nosotros mismos. Lo primero en que se fija un usuario es en la foto del perfil que aparece en su pantalla, y de ahí juzgan a ver si les parece lo suficientemente atractiva como para deslizar o empezar a leer más información. El saberse juzgado constantemente puede llevar a la conclusión de que, si no tenemos los suficientes likes, quizás es porque no somos lo suficientemente atractivos.

Además, el anonimato puede favorecer que se pierda esa responsabilidad emocional, que quizás en persona sea más difícil de obviar. Cara a cara, si uno de los implicados en una relación de cualquier tipo quiere cortar el contacto, es posible que sienta la obligación moral de dar algún tipo de explicación. En cambio, al refugiarse detrás de una pantalla, o sin siquiera conocerse, es mucho más fácil desaparecer sin dar explicaciones. Es lo que en este contexto se llama ghosting. Por lo tanto, aunque Tinder ofrece a los usuarios ciertas ventajas (de ahí su éxito), es clave también reflexionar y decidir, antes de usarla, qué es lo que uno busca y lo que uno quiere evitar, para no caer en una dinámica de cosificación y de falta de responsabilidad emocional que termine haciendo daño a uno o a los demás.

Amor artificial o amor humano

Este aspecto se encuentra todavía en vías de desarrollo, en el sentido de que la IA todavía no se encuentra lo suficientemente desarrollada. Películas como Her o Blade Runner nos muestran cómo puede ser un futuro en el que los seres humanos y las inteligencias artificiales convivan. En este seminario se plantearon grandes preguntas que debemos hacernos al respecto: ¿Qué hace que una relación sea de verdad? ¿Seríamos capaces de amar a una máquina? ¿Será la IA una salida fácil para afrontar parcialmente la ausencia de relaciones personales significativas?

Creemos que todas estas preguntas deberán encontrar una respuesta tarde o temprano. Y concluimos que, en muchos casos, aunque algo pueda hacerse no significa que sea deseable, puesto que no podemos prever los efectos de estos cambios tan profundos.

No es la primera vez que afrontamos el papel de la tecnología en nuestras relaciones de amistad y románticas. Si quieres profundizar en este tema, puedes leer nuestra serie sobre la aplicación Replika.AI o esta entrevista a Javier García-Manglano, investigador principal del grupo Jóvenes en Transición del ICS (Universidad de Navarra) y coordinador de ThinkTech.

Este seminario estuvo moderado por:

Alba Monzalvez estudia Philosophy, Politics and Economics en la Universidad de Navarra

Javier Tenés estudia Philosophy, Politics and Economics en la Universidad de Navarra

Elena Torre estudia Economía bilingüe + Data analytics en la Universidad de Navarra

Pablo Infante estudia Philosophy, Politics and Economics en la Universidad de Navarra

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Somos una comunidad de universitarios de distintas disciplinas. Escribimos sobre tecnología y su papel en el presente y futuro de la sociedad.