Modificación genética: ¿cura o mejora?

La delgada línea entre límites naturales y deseos artificiales

ThinkTech Seminars
ThinkTech
4 min readMar 1, 2024

--

Paulina Cerdán

“CRISPR Cas9” by National Institutes of Health (NIH) is marked with Public Domain Mark 1.0.

El anhelo de mejora no es algo nuevo, es casi inherente a la propia condición humana. La novedad aparece cuando el sueño de una sociedad ideal se une a tecnologías cada vez más avanzadas, y pasa de ser un ideal a convertirse en un objetivo aparentemente alcanzable. La delgada línea entre los límites naturales y los deseos artificiales que articulan la vida humana, se encuentra ante una encrucijada frente a la era de la perfección genética, la automatización y el progreso científico. La frontera que separa la cura del perfeccionamiento se desdibuja conforme la ciencia abre posibilidades insospechadas. Y aunque la diferencia entre curar y mejorar parece marcar una distinción moral clara, no es fácil definir en qué consiste esa línea (Sandel, 2021). A medida que la ciencia avanza a pasos agigantados y la tecnología se presenta como el instrumento que permite superar los límites de la naturaleza, se vuelve urgente responder a las cuestiones planteadas por la ingeniería genética.

Más allá de los límites

Hace unos años, la noticia sobre la modificación genética de dos bebés gemelos en China causó un gran revuelo. La técnica utilizada, CRISPR (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats), abrió un debate sobre los límites, los peligros y las posibilidades de la tecnología. Si es posible eliminar una enfermedad antes de nacer, ¿debemos hacerlo? La aparición de esta tecnología generó un punto de inflexión en la manera de pensar sobre la reproducción, la edición genética y más aún, la propia naturaleza humana. CRISPR posee potencial terapéutico, y sus ventajas no son menores. No obstante, que esta tecnología pueda emplearse en la etapa embrionaria genera grandes dilemas morales. Javier Novo, catedrático de Genética, respondió en una entrevista que la modificación del ser humano también podría llegar a terminar con él. La cuestión es ¿dónde reside el problema, en la enfermedad o en el diseño? “Algo que nos ha enseñado el genoma humano es que no hay ningún ser humano genéticamente perfecto y que tampoco hay que pretender crearlo”, explicaba Novo (Prensa Libre, 2013). A su vez, esto plantea la pregunta por la noción de mejora que, cuando empleada en torno a términos como “precisión”, “optimización” o “elevación”, parece estar apuntando a algo que va más allá de su raíz etimológica –curar o fortalecer–. La ambigüedad conceptual queda sujeta a la perspectiva de quién la emplea. Mientras que para una pareja de mujeres sordas en el 2002 significó diseñar el nacimiento de su hijo con sordera (González, 2002), para otros se refiere al diseño de características cognitivas elevadas. Lo alarmante, más que la perfección buscada, es la intención que esconde.

Ningún ser humano es genéticamente perfecto

Novo enfatiza la importancia de ser distinto y, que cada ser humano sea distinto, quiere decir que ninguno es perfecto. Si bien, esto no implica pasividad ante las enfermedades, sí pone de manifiesto que curar no es sustituir una capacidad natural, sino hacer de condición de posibilidad para el desarrollo de estas. Es decir, un problema puede surgir cuando los avances médicos no se emplean para fines médicos. Un tratamiento que se hace en nombre del dominio y no de la salud, corrompe la medicina. Y peor aún, cuando son los padres los que diseñan a sus hijos como si fueran “a la carta”, se desfigura la relación e introduce una lógica instrumental que no le es propia. La paternidad es apertura a lo recibido (Sandel, 2021). Y es esta apertura lo que permite ser más, no una optimización genética para elevar sobre la media. Esto no quiere decir que la tecnología sea algo que temer, sino algo a encauzar. El reto, más que obstaculizar el desarrollo tecnológico, está en situar la tecnología en el lugar que le corresponde dentro del amplio nexo de intereses que dan forma a la vida humana. Así pues, se puede decir que el error no ha sido tanto una excesiva confianza en la tecnología, como una desconfianza en el ser humano.

¿Mejora humana?

Aunque ese sueño de vencer las limitaciones ha estado latente siempre, cuando se le atribuye únicamente a la tecnología el papel de determinar el factor de mejora, es cuando termina por sobrepasar los límites. Y en el proceso de transformación, lo que queda atrás es el mismo ser humano. La pregunta es si queremos vivir en una sociedad donde los padres gastan fortunas para que sus hijos tengan un color determinado de ojos o sean un poco más altos. Y si creemos que la felicidad o la verdadera mejora residen en ello. Quizás lo propio nuestro no es ser un poco más altos, pero sí estar abiertos a lo recibido. La tecnología, los avances y las investigaciones científicas sirven verdaderamente al desarrollo y encuentran su sentido más propio cuando permiten esa apertura a lo recibido, es ahí cuando podemos hablar de mejora. Porque, como Novo explica, “es vital para nuestra supervivencia ser distintos”.

Paulina Cerdán estudia Philosophy, Politics, and Economics en la Universidad de Navarra | Linkedin

--

--

ThinkTech Seminars
ThinkTech

Somos una comunidad de universitarios de distintas disciplinas. Escribimos sobre tecnología y su papel en el presente y futuro de la sociedad.