Vigilancia y privacidad
Los valores sociales como eje de la regulación tecnológica
En nuestro primer seminario de este curso, Vigilancia y privacidad, reflexionamos sobre la importancia de los valores sociales en las decisiones políticas e ideológicas asociadas a la vigilancia y la privacidad. ¿Es la seguridad el valor supremo que debe orientar la acción social y política?¿Qué otros valores sociales importantes entran en juego cuando intentamos garantizar la seguridad?¿Cómo afecta el excesivo énfasis en seguridad a otros valores como la igualdad, la privacidad o la libertad?
Oriente y occidente
¿Estamos dispuestos a renunciar a nuestra privacidad por garantizar una mayor seguridad? Esta ha sido la pregunta principal de este seminario.
Últimamente, ha habido varias noticias vinculadas a la regulación de la tecnología y la importancia de redirigir su influencia en distintos sectores de la sociedad. Los esfuerzos de China, Estados Unidos y Europa por regular a las grandes tecnológicas han llevado a propuestas muy diferentes. En China, vemos políticas que intentan regular el consumo de pantallas en menores, restringiendo el horario en el que pueden acceder a los videojuegos. A su vez, hay otros países como Singapur que apuestan por la vigilancia como moneda de cambio de la seguridad. Con más de 90,000 cámaras instaladas en sus calles o los “robots patrulla” vigilan aquellos comportamientos sociales indeseables en sus ciudadanos. Este documental, que vimos para preparar la sesión, plantea bien el estado de la vigilancia en China:
¿Es viable aplicar estas mismas medidas en Occidente?
¿Qué valoramos como sociedad?
Seguridad, estabilidad, libertad, justicia, igualdad, privacidad, equidad. Estos son algunos de los valores sociales que están detrás de las decisiones políticas de cada país. Y en lo que a la tecnología respecta, sucede lo mismo:
¿Permitirías que el gobierno intercepte todas tus llamadas y mensajes para prevenir el terrorismo?¿Cederías la privacidad de tus datos de salud a cambio de un diagnóstico temprano?¿Que vigilen la guardería de tu hijo 24/7 para asegurar su protección?
Uno de los debates más interesantes de esta sesión fue en torno a la necesidad de priorizar valores: no es posible maximizar todo. Al colocar un valor por encima del resto, entran en conflicto otros a los que necesariamente tenemos que renunciar. ¿Privacidad o seguridad?¿Estabilidad o igualdad?¿Equidad o justicia?¿Esfuerzo o bienestar?
La respuesta no es sencilla, ni unilateral. Y se vuelve aún más compleja cuando de ella dependen miles de ciudadanos. Cada país cuenta con su escala de valores y está dispuesto a renunciar a otros por alcanzar un bien mayor. En el caso de China, se tiene una visión más colectivista que pretende salvaguardar los valores asiáticos tales como: disciplina, orden social y respeto a la autoridad. Los mismos ciudadanos reconocen este interés, por lo que hay confianza en sus dirigentes y en los fines de las medidas establecidas. En cambio, en Occidente las sociedades son más individualistas y otros valores como la libertad, la democracia, y los derechos humanos se priorizan. Este intercambio de valores se pone de manifiesto también en el uso de la tecnología y las diferencias en su regulación.
Libertad positiva y libertad negativa
Ante este planteamiento, es inevitable cuestionarse sobre la posible coerción de la libertad fruto de estas decisiones políticas. Para ello, hemos clarificado dos tipos de libertad. Primero, la libertad negativa, que se refiere a aquella en la que nada restringe su acción. Implica la no interferencia o restricción por parte de otros. Y por otro lado, la libertad positiva se entiende como autonomía y autorrealización. Es decir, a la capacidad de ser dueño de la propia voluntad y determinar las propias decisiones. En resumen, la libertad negativa es la que “le permiten” ejercer su voluntad y la libertad positiva se refiere a que “puede” ejercerla porque en sí mismo tiene la capacidad para ello.
Sin duda, buscamos un entorno más seguro y más transparente. Más justo y responsable. No solo lo apoyamos, sino que lo exigimos. Sin embargo, habría que preguntarse si un estado de vigilancia que garantice esto puede ser compatible con un valor como la libertad. Debemos de poner en la balanza si estamos dispuestos a ceder nuestra privacidad para alcanzar una sociedad al servicio de sus ciudadanos. Con todo esto, se pone de manifiesta la necesidad e importancia de comprender los valores sociales que respaldan las decisiones ideológicas y políticas existentes en la sociedad. Esto nos ayudará a reflexionar en una visión matizada al contribuir a la vida social, económica y política de cada país.
