La enfermedad del Aburrimiento

Entre la utopia y la distopia  

Carlos H. Guzmán
3 min readJan 5, 2014

Vivimos en tiempos interesantes y si la supuesta maldición china es cierta, esto debería verse reflejado en un estado general de temor e incertidumbre ante la cantidad de cambios que se están dando; sin embargo y aunque muchos viven en un temor permanente y justificado a perder su trabajo. Para muchos otros, la maldición se refleja de manera irónica en una enfermedad del aburrimiento, como especulaba Asimov en un articulo de hace 50 años y la cual para el autor era producto del ocio forzado.

La ciencia ficción nos enseño a desear futuros utópicos donde gracias a la tecnología la gente vive feliz y en paz; o a temer distopias donde esa misma tecnología lleva a regímenes autoritarios o desastres ambientales. Tiempos interesantes de viajeros espaciales explorando nuevos planetas o de sobrevivientes de una guerra nuclear tratando de reconstruir la civilización. Pero el futuro que nos ha tocado vivir no es el de un paraíso tecnológico o un infierno post-apocalíptico. Es un limbo de conformidad en el que la amenaza no son robots locos o bombas atómicas sino algo más sutil: el simple aburrimiento.

Y no es que los escritores de ciencia ficción se hallan equivocado, es fácil encontrar pistas de lo que estamos viviendo en el Hombre Bicentenario de Asimov; Farenheit 451 de Bradbury, Un mundo Feliz de Huxley o Schismatrix de Sterling; por mencionar solo algunos ejemplos. Es claro que estos autores tenían una idea clara del efecto que los avances tecnológicos iban a tener en la sociedad, que hoy en día no tengamos aún colonias en marte y androides caminando por ahí, no significa que las predicciones más sutiles y profundas de estos escritores no se estén cumpliendo. Montag El personaje de Farenheit 451 vive en un mundo de televisores de pared y dispositivos de comunicación portátiles que, como el mismo Montag descubre, han creado una barrera emocional entre las personas haciéndolas indiferentes a lo que ocurre a su alrededor. Hoy en día no se queman libros como en la novela pero la similitud con lo que en ella se describe es más que evidente. Y como dice el propio Bradbury: “Hay más de una forma de quemar un libro y el mundo esta lleno de gente corriendo con cerillos encendidos”.

El problema con el futuro es que no llega de manera intempestiva sino que se va manifestando paulatinamente de tal forma que nos vamos acostumbrando a él. Como la proverbial rana en una olla de agua que se va calentando poco a poco y que en vez de escapar se cocina lentamente hasta morir, estamos construyendo un mundo en el que la tecnología nos permite vivir en un confortable adormecimiento mientras poco a poco vamos perdiendo el sentido de la vida y comenzamos a depender de los aparatos que hemos creado para mantener a raya la sensación de nausea que nos invade en el momento que dejamos de estar distraídos.

Estos son tiempos interesantes pero hemos desarrollado eficientes barreras para protegernos de ellos; lastimosamente estas barreras no nos protegen de la enfermedad del aburrimiento y la única cura requiere de valor e imaginación para escapar de esa burbuja que nos aísla de la realidad.

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Carlos H. Guzmán

No soy extrovertido, de ambiente, entrador o recursivo, No creo en religiones o soluciones mágicas, No soy lo que ud piensa, imagina o desea. Bio en negativo.