Pablo Krasno Has AUTISM
Creador, editor y escritor de esta publicación.
Cuando era chico ordenaba los objetos de mi cartuchera por tamaño y color. No entendía a otras personas con facilidad y a su vez era percibido como ‘raro’. Era hiperactivo por momentos y retraído en otros. Tenía depresión en el jardín de infantes. Llevaba una enciclopedia de dinosaurios a todos lados.
Mis padres, pobrecitos, probaron de todo. Psicólogos, psiquiatras, psicopedagogos, medicación. Artes marciales para aprender disciplina, actividades extracurriculares para redirigir energía mental y física.
Nada funcionaba, yo seguía siendo “un niño problema” que es código de docente para “pendex maladaptado que no me quiero gastar en entender porque no me pagan lo suficiente”. Me peleaba con mis pares en respuesta a bullying que los maestros ignoraban, pues ya tenía fama de quilombero y como dice el refrán, “hazte fama, y échate a dormir”. Fueron una infancia y adolescencia bastante complicadas, por no decir deprimentes.
Fue mi viejo el que dio con el diagnóstico, de pura casualidad. Él había leído una nota sobre Temple Grandin donde mencionaban al pasar el Síndrome de Asperger y le entró curiosidad.
Ésto era en el año 2006, donde había mucho menos conciencia social sobre el espectro autista, en el cuál se encuentra el síndrome de Asperger. Más leía mi padre, más me veía reflejado en esas palabras.
Hago una aclaración ahora. Todos los prejuicios sobre niños con deficiencia mental, exceptuando los savants onda Rainman, eran tomados como lo normal. A ninguno de mis padres jamás se les ocurrió que yo podría ser autista, a pesar de trabajar en el campo de la salud. Ahora las cosas son mucho más diferentes, para bien (dentro de todo).
Y esa es mi historia de diagnóstico. Como me diagnosticaron casi adulto ya era tarde para mí en muchos aspectos. Características negativas que pudieron haber sido evitadas o mitigadas ya eran parte de mi personalidad, por ejemplo. Por el otro lado, saber qué era yo me permitió acceder a recursos para crear las herramientas mentales necesarias para salir adelante.
Mi relación con el Asperger es complicada. Es como está armado mi cerebro, pero a la vez es algo abstracto. Es un movimiento. Gente como yo que se obsesiona demasiado con eso, basando sus identidades alrededor de eso. Chicos por favor calmensén que no veo a los zurdos hacer el mismo escándalo. (Somos conscientes de la hipocresía, pero nos parece más gracioso así. Después de todo, el nombre de esto es un chiste.)
Gran parte del motivo por el cual armé esta cosa rara que están leyendo (o escuchando si no ven bien o si son vagos) es para mostrar que somos personas como cualquier otra con intereses y vidas normales. Asumiendo en mi caso que esas otras personas sean frikis.
Eso y porque quería escribir sobre videojuegos.
