Dinamarca desencadenada

Los daneses cayeron en la catedral del fútbol, jugaron de invasores, otra vez fueron temidos

Lázaro Ernesto Arias
lazaroarias
3 min readJul 8, 2021

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Dinamarca es, por no mucho, la segunda nación más pequeña que ha conquistado una Eurocopa. Fue en el año '92, en Suecia, cuando la descomposición de la URSS y la reconciliación de las Alemanias hizo que la FIFA –siempre imparcial, siempre justita– descartara la participación de Yugoslavia e interrumpiera las vacaciones del último descartado.

El fútbol danés –físico, escabroso, mejorado con los años– recuerda a las hordas vikingas, su partido contra Inglaterra, a los intentos constantes por robarle un palmo más de tierra o lo que encontraran de dorado en sus iglesias. Hoy saquearon también: ningún otro balón había profanado la puerta de Pickford.

El primer día de esta gesta, los daneses perdieron un guerrero crucial que se resintió las heridas. El colapso de Christian Eriksen en pleno juego y los esfuerzos por traerlo de vuelta se convirtieron en motivo. La armada roja sometió a los que dudaron y se defendió de los imperios. Kasper Shcmeichel creció en Wembley como el berserker que –cuentan los sajones– llevaron los vikingos hasta la batalla del puente de Stamford; detuvo incluso el dudoso penal que validó el var –siempre imparcial, siempre justito– donde Harry Kane ejecutó de segunda intención porque Schmeichel atajó pero no agarró el balón como hubiera querido su padre.

Schmeichel padre, como su hijo, ganó una Premier, una FA Cup. Apenas son la segunda familia en lograrlo. Kasper con el Leicester, su padre con el Machester United. El 'gran danés' dijo adiós a las canchas en el archirrival de sus diablos rojos, los citizens, para asegurar –supervisar– el futuro de su cachorro; que fue cedido a 4 clubes distintos de los reinos unidos entre 2006 y 2008 cargando en hombros el legado de su padre.

Dinamarca sí es el más pequeño de los países nórdicos. Los vikingos, unificados por un rey danés, aterrorizaron Europa, quemaron Sevilla en las narices del emir de Córdoba, desencadenaron su ira en la ciudad incorrecta de Italia y se trajeron la cabeza de un obispo que bien pudo ser la del papa.

¿Quién dice que los sajones olvidan y serían justos con los paganos del sur? Los daneses cayeron hoy en la catedral del fútbol, jugaron de invasores, otra vez fueron temidos. Un vikingo aún derrotado no regresa nunca con las manos vacías.

Y en honor al himno de la monarquía danesa: el rey Christian siempre estuvo en el palo mayor.

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Lázaro Ernesto Arias
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Periodista cubano, de pueblo y de sangre caliente... Escribo por convicción, reciclo historias que con el tiempo prescriben...