El beso de la muerte
Cuando comenzó a faltar a sus prácticas diagnosticaron ausentismo o lesión. Ella ocultó el embarazo hasta que pudo. Nike no relaja ni uno de los 25 millones que ingresa al año, Allyson los sabe.
Allyson encudriña su carril: espanta sombras y enemigos. El esfuerzo extra de los últimos 10 meses quedará resumido en segundos. Golpea sus muslos para despertar dos titanes. Truena el disparo, espera su turno. Vuela. Le fue bien en el relevo mixta. La final femenina es diferente, no depende de ella. Apuntó al récord de un gigante: las 10 medallas mundiales de Usain Bolt; y el feminismo se prepara para salir de juerga.
En Doha 2019, Allyson, la reina del medio óvalo, quedó reservada para dos relevos largos, coches a cuatro ruedas que no permiten fallos. Es la final del femenino y Allyson no lleva sus zapatillas Nike, corren piernas ajenas en busca de su 13er título en mundiales.
Cuando Allyson Félix comenzó a faltar a sus prácticas diagnosticaron ausentismo o lesión. Ella ocultó el embarazo hasta que pudo. Nike no relaja ni uno de los 25 millones que ingresa al año, Allyson los sabe. Lo sabe y se atreve a gritar que la maternidad de una atleta es “el beso de la muerte” a un currículum impecable.
- “Tenemos el riesgo que nos recorten dinero de nuestros patrocinadores –denunció al NYTimes– durante nuestro embarazo y despues”…
Volvió a los entrenamientos 10 meses antes de Doha… Hizo creer que dar a luz y volver a volar en la pista es cosa fácil.
El relevo, en la final, destrozó la marca. Ella viste sonrisa de madre y sostiene a su “futura olímpica”, su más grande y tardío trofeo. Correr en la semifinal femenina le vale podio. Allyson no sudó la final y muy a pesar de su cesárea de urgencia, de ser madre a los 33, de solo 10 meses de preparación, besó la inmortalidad, subió al Olimpo de los mortales más rápidos de la tierra.
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Publicado en HorizontesBlog