“El partido, el gobierno, el país, deben dar a los medios el espacio que les corresponde…” (Parte II)

Lázaro Ernesto Arias
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7 min readNov 1, 2017

La Mesa Redonda, un espacio tan concurrido por especialistas y altos directivos del país, a veces desarrollas temas nacionales con puntos de vista poco encontrados, poco polémicos. Parece un espacio con más intencionalidad política que periodística…

Siempre reafirmo que la Mesa no nace como un programa para la televisión, sino como un programa de la Revolución. Surge en la batalla por el regreso del niño Elián González. Fidel pide que el pueblo no salga a las calles solo por fidelidad revolucionaria, sino por convicción, por conocimiento, en la defensa de las ideas. De ahí nace, de la necesidad de transmitirle ideas y pensamiento a nuestro pueblo, en el contexto de un enfrentamiento político e ideológico con los Estados Unidos. Universidad política, llamó Fidel a la Mesa, pues pretendía ampliar la visión de nuestra gente en temas políticos, culturales, históricos, deportivos, en fin, de todo tipo.

Con la impronta de que Fidel aparecía en el programa, muchas veces los grandes temas nacionales se analizaron en la mesa con su presencia y tenía un impacto fuerte en los públicos e imprimía una dinámica increíble. Luego de la no presencia de Fidel, tuvimos que replantearnos como concebir la Mesa Redonda, estuvimos casi dos años solo con temas internacionales. Entre los años 2012 y 2013 con la ayuda de la dirección del partido, en especial del compañero Miguel Días-Canel retomamos los temas nacionales desde una nueva perspectiva, ya los funcionarios no solo informaban, sino que enfrentaban la opinión pública.

La audiencia se pregunta: ¿Por qué no llevar a los invitados contra la pared? Pues la nueva concepción vino en dos partes: una primera mesa donde las personas se informan. Un estudio que realizamos sobre las opiniones del público arrojó que muchas se emiten por falta de información, porque los funcionarios que poseen la información no la transmiten, se creen dueños de ella, por eso vivimos a veces de rumores y bolas, no de la información oficial. Luego un segundo programa precedido por un foro-debate digital entre los organismos y la población con cientos de opiniones, y ese día en la tarde el organismo responde a esas inquietudes con los temas más importantes y los que más se repiten.

Que los organismos se comporten a la altura de las preguntas ya es otra historia, creo que algunos organismos han hecho excelentes Mesas Redondas con temas bien complicados y otros que se quedan muy por debajo. Muchas veces nos sentimos insatisfechos, pero al menos queda la opinión popular sobre esos temas que quedan sueltos. Tenemos mucho por hacer, podemos transformar las mesas nacionales en un espacio más interactivo. A medida que eduquemos el pensamiento de los “dueños” de la información, cuando seamos más transparentes, más amplios y comprometidos lograremos que cambie la dinámica de la Mesa.

Con la entrevista al historiador Eusebio Leal ganó el premio de periodismo 26 de julio del 2017 a la mejor entrevista televisiva

Expresó en una entrevista que la Mesa Redonda no era un show de televisión, que no perseguía el objetivo de poner en aprietos a sus invitados, sino ayudar a que expongan sus políticas. ¿Cuán periodístico, educativo o efectivo hacia el público resulta evitar la polémica, el cuestionamiento de las fuentes?

Dije que no era un show en el sentido de que el centro del programa no es el conductor o el periodista. Pretendemos a la Mesa como un espacio de educación, de pensamiento, de ideas. Como te dije, al comienzo no se plantea como un espacio televisivo, podían durar horas, ni siquiera contaba con límite de tiempo. Su sentido del ritmo no funcionaba para la pantalla chica, se priorizaba el contenido sobre las formas. En los últimos años readecuamos la forma de hacer el programa en las nuevas circunstancias. Primero dos horas, luego hora y media, una hora actualmente, así resulta más televisivo. Incluimos pausas, menos panelistas. En algunos temas y con algunos invitados se logra un ambiente de debate muy interesante, pero no se puede prescindir de aquellos especialistas que estudian los fenómenos con más profundidad que usan un lenguaje más académico, menos dados a la confrontación. No todo el mundo comunica igual.

Otro tema analizado fue la diversidad de formas, de aquella temporada de 2 años con temas internacionales logramos una periodicidad de los tópicos nacionales, incluimos los debates sobre valores, historias de vida, acercamiento a las figuras vivas de la historia de la Revolución. Aspiramos una mayor diversidad de temas para llegar a una mayor cantidad de público y que cada vez se acerque a los televisivo. Depende, primero: de las fuentes; y segundo: que la mesa no figure como un ente aislado dentro del espacio televisivo, un espacio con información oficial como puerta hacia otros espacios con un debate más profundo y más periodístico. Busquemos una mayor diversidad de programas que se complementen.

Retomamos una pregunta de su conferencia en la UCLV: ¿No cree usted que el sistema de medios en Cuba supeditados a instituciones políticas deja una brecha mediática que aprovechan las publicaciones alternativas para ganar público, para ganar credibilidad, para llegar a los más jóvenes?

La brecha mediática existe independientemente de que los medios estén o no subordinadas a instituciones políticas. Es legítimo que estas instituciones posean sus medios y se expresen libremente en cualquier espacio y cualquier país. Creo que debemos dirigirnos hacia a un sistema de medios públicos con una mayor diversidad de enfoques siempre dentro de los conceptos revolucionarios para el logro de una sociedad mejor, espacios que ahonden en todos los problemas sociales. Creo que no hay tema que no se pueda tratar, si hace desde el compromiso. Debemos buscar el acercamiento entre el periodismo y lo que piensa y dice la gente, adosar más la agenda mediática a la pública, y hacerlo desde la variedad de enfoques y formas. Existe cada vez más la necesidad de establecer la diferencia entre medios públicos y los oficiales, estos primeros no necesariamente deben representar a una organización o sector de la sociedad, sino ser un espacio responsable por la opinión del pueblo.

Existen cambios, y están los pesimistas, pero yo creo que el periodismo cubano cambió en los últimos años. Hay trabajos periodísticos que usted no vería 5 años atrás, medios provinciales que hacen cosas muy buenas, aquí mismo en Villa Clara desde la radio, periódicos provinciales como el 5 de Septiembre, algunos comentarios y reportajes de la TV cubana, pero no resulta cotidiano en nuestros medios este tipo de esfuerzos. Y los problemas no parten necesariamente solo de la subordinación política al partido. Para algunos parece un lastre, para mi constituye una fortaleza: el partido como fuerza dirigente en el acompañamiento de los medios que reproducen la sociedad y buscan transformarla. Ahora, si no lo hacemos bien y le sumas que el director del medio no cumpla su papel como máximo responsable por su publicación y la manera en que se construye el medio, entonces sí se convierte en un lastre.

Creo que no existe solo una causa para que esa brecha se manifieste, sino una multiplicidad de factores. Por eso necesitamos que nuestro periodismo se desembarace de todos esos estorbos y se reconfigure con una visión crítica de la sociedad y contribuya desde la toma de partido a reflejar nuestra sociedad. Tenemos que hacer más cosas y los jóvenes periodistas encuentren en nuestros medios esa capacidad de expresión.

Esto se logra desde los medios, no que el gobierno diga, que el partido diga. Claro estas capacidades deben ser impulsadas, propiciada. El partido, el gobierno, el país debe dar a los medios el espacio que les corresponde. No hablamos de algo secreto, Raúl Castro expresó públicamente el papel que toca a los medios y la insatisfacción que guarda la dirección del país con estos. Hay transformación, pero aún radica lejos lo que queremos lograr.

Para resumir ¿Se siente Randy más un ideólogo o un periodista?

Mi gran pasión es el periodismo, mi gran responsabilidad la ideología, y trato de combinar ambas sin subordinar una a la otra, pero ante todo me considero un revolucionario y creo que esa es mi gran responsabilidad en todo momento. En algún momento no hice periodismo y me dediqué a otras tareas. Como todo ser humano sé que hay cosas que he hecho mejor y otras peor, pero queda la satisfacción que existe un reconocimiento, una huella en mi trabajo. Nuestra responsabilidad como periodistas radica también en el trabajo con la ideología. ¿Qué cosa hacemos sino trabajar con las ideas? Sembrar ideas y la promoción del debate sobre estas ideas y esa visión diversa pero comprometida con la realidad del país.

*Fotografía: Fidel A. Conde Ravassa

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Lázaro Ernesto Arias
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Periodista cubano, de pueblo y de sangre caliente... Escribo por convicción, reciclo historias que con el tiempo prescriben...