Oregon 2022

Mondo Duplantis: el hombre y la pértiga

Duplantis tiene 22 años y rompió sus propias marcas unas cinco veces. Cual chico de su edad solo comienza a comprender el impacto real de sus pisadas

Lázaro Ernesto Arias
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Cuando el ucraniano Serguey Bubka saltó seis metros con 14 centímetros apoyado en una pértiga de fibra aún faltaban cinco años para que Mondo Duplantis naciera. Bubka tenía 31 y batió sus propias marcas unas 18 veces. Renaud Lavillenie ultrajó el récord de Bubka que cumplía 20 años. Mondo tendría unos 15. Lavillenie y su parábola se antojaba irrepetible. Una década después entrena junto al prodigio de la pértiga, lo aconseja, aunque a veces quede, galante, a 30 centímetros del chico.

Fueron los suecos los responsables de la suspensión definitiva de las garrochas de bambú, después de resistir a la madera, el cáñamo y al aluminio. Los norteamericanos le incorporaron al salto la acrobacia definitiva y lo convirtieron en uno de los eventos más espectaculares del atletismo. Duplantis tiene de ambos linajes. Nació en Luisiana, Estados Unidos. Pero desciende del matrimonio fortuito entre una heptatleta sueca y un pertiguista norteamericano que lo animó, sin presión alguna, a seguirle los pasos en algo en lo que tal vez se destacaría más que en el béisbol o el fútbol.

El escandinavo adoptivo dominó en sus categorías inferiores. Quedó noveno en Londres 2017 con edad de juvenil, aunque su complexión y su espalda no resultaban convincentes. Se columpió más de seis metros en su primer campeonato europeo de mayores. Ya el 8 de febrero de 2020 Lavillenie vio caer sus 6.16 m y Duplantis dijo que “era su destino” conseguirlo. La nueva marca cayó a la semana siguiente y así de seguido. Su dedicación era directamente proporcional a su progresión en la pista.

Duplantis, más técnico y menos dócil, comentó a El País que sabía que no iba a ser tan fuerte como Bubka ni tener las condiciones de Lavillenie, así que imitarlos no entró en sus planes. “Lo que hice fue encontrar la manera de saltar más que ellos y buscar mis límites.” En Tokio 2020 quedó en deuda consigo: nunca fue sencillo apuntar a tanto cuando tus rivales acérrimos claudican allá cerca de los seis metros.

La relación hombre-garrocha es tan antigua como los asedios o el cruce de ríos, como la tauromaquia o los antiguos festivales del músculo. La transmutación del implemento va aparejado con las revoluciones técnicas o la metodología para arquear un garrote y marcar una época. Hace solo un siglo la varilla estaba dos metros más abajo, se usaban las garrochas de bambú.

Cuando el sueco Armand Duplantis saltó seis metros con 21 centímetros apoyado en una pértiga de fibra, confirmamos que otros saltos como este volverán a ocurrir. Duplantis tiene 22 años y ya rompió sus propias marcas unas cinco veces. Cual chico de su edad solo comienza a soñar y a comprender el impacto real de sus pisadas. Pero nada impidió que asaltara las tramoyas del mundial de Oregon para dejar caer el último telón.

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Lázaro Ernesto Arias
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Periodista cubano, de pueblo y de sangre caliente... Escribo por convicción, reciclo historias que con el tiempo prescriben...