Ajedrez cubano

Ya no diré que entrevisté a Albornoz

El día que entrevisté Carlos Daniel Albornoz no era campeón de Cuba, no había participado en una Olimpiada, no era Gran Maestro FIDE

Lázaro Ernesto Arias
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El día que entrevisté Carlos Daniel Albornoz no era campeón de Cuba, no había jugado en el grupo élite del Capablanca in memorian, no había participado en una Olimpiada como segundo tablero, no era Gran Maestro FIDE, no se había convertido en el único ajedrecista cubano que compite por Cuba (redundancia validada) en atravesar el umbral de los 2600 puntos Elo. Carlos no cumplía aún los 17 ni yo los 20, y desde aquel día hizo todo eso.

Considero un padecimiento gremial eso de jactarse de entrevistas pasadas. Un padecimiento sano. A veces el público mismo nos recuerda más por aparecer junto a alguien que sí admiran o conocen que por los empeños más serios de esta ingrata profesión. Nos perfumamos ocasionalmente con el ‘yo entrevisté a Fulano cuando se dedicaba a esto’. ‘Entonces me contó Fulano que …’ Como si no hubiera dejado de ser el mismo Fulano un quinquenio o 200 puntos Elo después.

Nuestro cara a cara no fue como esperaba, pero resultó en mi primer texto impreso en un periódico y dos años después la usé como material de apoyo para comentar el paralelismo de que Albornoz se convirtiera (con 18 años y 49 días) en el segundo campeón nacional de ajedrez más joven de Cuba y que nuestro Lenier Domínguez se hacía oficialmente miembro de la Federación de Estados Unidos.

El estadístico Osmani Pedraza apunta que el camagüeyano es el tercer cubano más joven en cumplir las normas de Gran Maestro y el primero en hacerlo en el Siglo XXI. El sitio oficial del ajedrez federado internacional aún no contempla su gesta, pero si su progresión anterior: implacable con las blancas, trigésimo quinto de América, varios récords como ajedrecista junior.

Aunque las metas personales se hacen más pragmáticas con la edad, con 16 años Carlos Daniel soñó como el gran ajedrecista que aún no era: hacerse Gran Maestro, ser campeón de Cuba, acumular 2700 puntos. Dos de tres hasta ahora. Nada mal.

Carlos es, y sin embargo no es, el Carlos que me contó como “a nadie le gusta perder con un chico de 16” o que sus abuelos eran “su gran fortaleza” ya que sus padres estaban en el extranjero. Su acné continuó. Su cabello luce más dócil. Se nota mucho más acostumbrado a las cámaras, a sorprender a sus rivales como un joven Kasparov. Visita Madrid y Portugal con su esposa. Agradece a Dios y a su entrenador colombiano. Sostiene que representar los colores de Cuba es un honor de los grandes.

Ya no diré otra vez que entrevisté a Albornoz, mejor diré que cuando me tope a ese crack volveré a proponérselo.

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Lázaro Ernesto Arias
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Periodista cubano, de pueblo y de sangre caliente... Escribo por convicción, reciclo historias que con el tiempo prescriben...