Navegar es preciso (31 de enero)

Tom Dieusaert
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6 min readMar 12, 2021
También conocida como Ex-Padre Castañeda y Ex-Jorge

Perdí un poco la cuenta de los días… eso pasa cuando uno vive internado y sale poco a la calle para charlar con el almacenero y la panadera.

La calle donde vivo es como una cortada en este barrio atípico que es “La Isla”, con forma de triángulo y algunas diagonales por las cuales los foráneos se suelen perder. En algún momento mi calle se llamaba ‘Jorge’. Después se llegó a llamar Padre Castañeda, en honor al primer periodista de la zona, un cura ácido y crítico del gobierno. La calle “Padre Castañeda” sigue existiendo, pero se amputó de mi calle y corre por otro lado. El pedacito de dos cuadras, entre el Paseo Victorica y la nueva Padre Castañeda, en los años 80 fue rebautizado como “Vito Dumas”.

Víctor Dumas

A veces cuando llamo a un servicio como Aysa o Telecom y piden por el nombre de mi calle digo: “Vito Dumas”, me preguntan “Víctor Dumas?”. No, no, Vito como en Vito Corleone,” les digo, a lo cual generalmente sigue un corto silencio del parte del operador. Cuestión es que Vito Dumas fue, hasta para mi cuando aterricé en este barrio, un noble desconocido, aunque sin duda es uno de los argentinos icónicos al lado de Evita, el Papa Francisco, Diego Armando, el Ché, Piazzolla, Biró (aunque este realmente era húngaro) y Favaloro.

El que me llamó la atención sobre el Dumas fue Adrián, un entrañable coleccionista de autos viejos de San Isidro que ahora vive en Asturias, España. Adrián me contó de las hazañas del “navegante solitario” y me prestó el libro de “Los Cuarenta Bramadores” y creó después leí otro libro que escribió Dumas (“Solo rumbo a la Cruz del Sur”). No sé bien como mi calle terminó llamándose Vito Dumas, pero es muy probable que se deba a la presencia de su barco mítico el Lehg II que se encuentra en el Museo Naval, a la vuelta por el Paseo Victorica. “Lehg” parece algún nombre escandinavo, pero realmente son las siglas del nombre de una persona muy especial en la vida de Vito Dumas, que hasta el día de hoy no se sabe quién fue.

El Lehg II en el Museo Naval

En la película El Navegante Solitario de Rodolfo Petriz tratan de descubrir el secreto, pero los familiares de Dumas, como el nieto que es entrevistado por el bajo de San Isidro, todavía no quieren revelar el secreto. Claramente no fue la esposa y la madre de sus hijos Adela Navarro, pero alguna Laura Elena o Leonora Eva capaz? Un misterio.

La ruta imposible

Sin duda L.E.H.G. fue una persona importante que llevó al navegante argentino a hacer una hazaña descomunal: Navegar el globo en solitario por los mares del sur pasando por el Cabo de Buena Esperanza, el Cabo de Hornos y al sur de Australia. No fue el primer navegante solitario que dio vuelta al mundo, ese honor le pertenece al estadounidense Joshua Slocum, pero Vito Dumas siguió la línea de latitud 40 y 50 conocido como “la ruta imposible” por sus terribles tormentas en todas las zonas entre los continentes y la Antártida (se habla de los 40 rugientes, los 50 aulladores y los 60 bramadores o “screaming sixties” en inglés). Slocum, en cambio, pasó entre Australia e Indonesia.

Se desprenden algunas cosas interesantes de la (buena) película: como por ejemplo, el hecho de que Vito Dumas realmente fuera un nadador. Y cuando quiso cruzar el canal de la mancha nadando desde Francia a Inglaterra, esta empresa se vio frustrada y quedando varado en Francia, como no quiso volver derrotado a Argentina en avión, se inventó otra locura mucho más grande… cruzar el Atlántico en solitario con un velero. Así empieza la película con una entrevista con un descendiente del dueño del astillero francés que casi regala a Dumas un viejo yate hecho para correr regatas, no apto para para altamar. Dumas pone rumbo a Portugal pero naufraga rondando el cabo en Galicia donde logra ponerse a salvo. Calculo que el hecho de ser un excelente nadador, explica porque Dumas emprendió estas misiones casi suicidas. No le tenía miedo al mar. Bueno, no tanto como cualquier otro cristiano.

Un héroe nacional en Argentina, un desconocido en yankilandia.

Después el documental investiga el mito de por qué Vito Dumas sea considerado “mufa” o “yeta” para algunos navegantes argentinos, que temen que decir su nombre en voz alta arriba de una embarcación acarrea mala suerte. Es peculiar que alguien que tiene el dinero para comprarse un yate sea tan supersticioso e idiota para creer en eso - pero vaya saber también cómo consiguieron su licencia de timonel o patrón…

En la película se explica bastante bien dónde nació ese mito nefasto, y fue claramente en los círculos del Yacht Club Argentino, donde Dumas era socio, y que cuando terminó su vuelta por el mundo fue elevado a nivel de héroe nacional por el presidente fascista-zurdo Juan Perón. Eso no cayó bien en los círculos del YCA, y menos aún, en los círculos militares tradicionales, cuando el Teniente General lo nombró “teniente de navío” salteando la jerarquía y lo puso a dirigir la nueva escuela náutica deportiva, para enseñar a navegar a gente de bajos recursos. Probablemente por quedar pegado a Perón, Vito Dumas quedó “quemado” en el ambiente náutico. Es bastante injusto el trato que recibió, si lo comparamos con los jugadores del equipo de fútbol que ganaron la Copa en 1978 en plena época de dictadura de Videla y hoy en día son comentaristas destacados en los programas deportivos. El hecho de que la vela náutica no sea un deporte “popular” capaz también tiene que ver con el hecho que Dumas hoy día sea relativamente desconocido en su patria.

Por el río Hudson

Sin embargo, él estaba consciente de sí mismo y hay otra escena interesante en la película cuando Dumas va a Nueva York en los años ‘60, pensando que los estadounidenses lo fuesen a recibir con todos los honores como hicieron con Slocum, pero cuando llega con su velero por el río Hudson y atraca cerca de Manhattan, nadie lo espera, ni un reportero le hace una nota. No les interesa a nadie el “sudamericano”. Ahí uno se da cuenta que muchas veces miramos a los Estados Unidos como una referencia cultural, pero son unos ignorantes importantes en todo lo que exceda la esfera estricta de gaseosas y hamburguesas.

Me dio pena Vito Dumas, por suerte volvió a Argentina donde aparentemente tuvo una vejez plácida rodeado por sus hijos y nietos. En algún momento dejó la escuela náutica (no era tan bueno en transmitir conocimiento como para navegar y menos servía para la burocracia de la enseñanza) e incluso a cierta edad tomó la decisión sabia de ya no hacer grandes viajes transatlánticos.

Solo me quedo con un pendiente, y quizás un tema de investigación periodística… ¿Quién diablos era L.E.H.G.? Para que alguien fuese a navegar los Siete Mares en solitario y a enfrentar todos los peligros con una determinación casi masoquista debe haber sido alguien muy significante. ¿Era un amor imposible? ¿O capaz estamos buscando una pista equivocada? Aunque por tradición un barco generalmente lleva un nombre femenino, capaz no se trataba de una mujer. ¿Qué tal si L.E.H.G. era Luis Enrique Hernández González? Sigue la búsqueda.

P.D. Lea la entrega anterior: Gracias por los mensajes.

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Tom Dieusaert
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Reporter. Writer. South America. Twitter @argentomas. Recently published “Rond de Kaap: Isaac le Maire contra de VOC".