Mi marco de fotos Polaroid

Jimena G.
Tinderblog
Published in
3 min readSep 20, 2023

Mi salón parece un campo de batalla, lleno de serrín, tornillos, elementos varios de fijación, martillos, alicates, destornilladores, cinta métrica, un cepillo de dientes viejo, papel lija, un botón que se desprendió del puf, regla, bombillas, trapos, tijeras… En fin, y eso que lo recogí ayer después de terminar “el marco”.

Mi nuevo hobby es hacer “manualidades”. He declinado mi pasión por los Legos de pequeña en una incansable obsesión por tener una casa sacada de Pinterest. Es lo único que me mantiene la mente ocupada. Cuando estás cagándote en la puta porque te has dado con el martillo en el dedo en vez de en el clavo, se te pasan todos los males mentales. Es bastante terapéutico.

Después de una extensa búsqueda en la red social de la “P” en un círculo rojo, decidí que quería un marco de fotos vintage, el cual llenaría de hilos por dentro para colgarle fotos Polaroid. Luego pondría la cámara en una estantería delante, y cada vez que haga un evento social en la casa, haré una foto y el marco se irá llenando de recuerdos. Se nota que soy mujer y vivo sola ¿eh?

Todos los sábados montan puestos de anticuario en algunas calles de mi ciudad, así que fui para para encontrar un marco grande y antiguo.

El primer anticuario al que pregunté me quiso vender un cuadro viejo por 250€.

— ¿Y si solo cojo el marco?

— 150€

Lo descarté, y vi que el señor del puesto de al lado tenía un precioso cuadro rococó lacado en oro que estaba usando como colgador de unas bufandas.

— ¿Por cuánto el marco?

— Es un marco sin cuadro.

— Pues eso, que cuánto.

— 60€

— Por 50€ me lo llevo.

— Quien dice 60 dice 50…

Yo luciendo mis pésimas artes de regateo.

— Además es fácil de transportar-, me dijo el señor cogiendo el dinero.

Y tal cual hice, cogí el marco de un lado y el otro y me lo llevé. El lateral de arriba quedaba 10cm por encima de mi cabeza y el de abajo a la altura de mi cadera. Parecía que la que iba enmarcada era yo y debía de hacer bastante gracia porque la gente me miraba me sonreía. “Foto”, me dijeron un par y un turista americano me gritó “nice fraaame”. Al final quien iba descojonada por la calle era yo, enmarcada.

Por la tarde fui a la tienda de bricolage y compré unas clavijas que le puse por dentro para pasar los hilos y luego pedí por Amazon un hilo de colores fosforitos, para quitarle un poco de seriedad al marco remachado en oro. Ayer al salir del trabajo acabé mi obra de arte. Estoy bastante orgullosa de cómo ha quedado el invento.

Lo he colgado encima de mi secreter vintage que compré de segunda mano y delante le he puesto mi Polaroid y un cartel luminoso que reza “Take a pic & tag it”. Si no fuese porque soy una killer de las herramientas diría que esto es lo más girly que he hecho nunca.

Jaime me ha dicho que se va a comprar una casa en Madrid, en nuestro barrio. Y, aunque estemos hablando y eso me haga polvo, empiezo a sentir que nuestras vidas empiezan ser diferentes de verdad. Que no hay marcha atrás. Que por mucho miedo que dé estar solo a los 31 no me va a quedar otra que ir llenando mi vida con nueva gente que tagear en el marco para Polaroids. Que c’est la vie y, aunque duela, hay que tirar adelante.

--

--