Las decisiones que importan
Hay decisiones en la vida que te hacen ser más feliz y una de ellas es decidir ser feliz. Sí, ser feliz es una decisión personal. En un entorno del “primer mundo” en dónde podemos decidir qué somos, cómo somos y que queremos ser, nosotros somos los dueños de nuestra felicidad.
Ser feliz es un ejercicio de reflexión personal, de paz con tu conciencia y de lealtad a tus valores.
Desde luego que la vida nos pone trampas, por decirlo de alguna manera, pero la decisión siempre es nuestra.
Bajo mi punto de vista no hay nada más tóxico para nosotros mismos que no darnos cuenta que los momentos que vivimos con desasosiego y ansiedad, en realidad, son momentos en los que debemos tomar decisiones y eso es lo que realmente nos retumba.
A menudo pensamos que son otras personas las que condicionan nuestra vida y, de manera inconsciente, les permitimos que influyan en nuestro bienestar.
La felicidad es abstracta y en general las personas nos empeñamos en materializarla a través del status y el dinero, para mí, esta es la materia prima con la que las personas miden su grado de felicidad y por ende entramos en la agotadora comparación del qué y no del cómo.
Si preguntáramos de manera concreta en nuestro entorno inmediato de familia, amigos o colegas de trabajo ¿quieres ser feliz? la respuesta normal sería un sí rotundo. Sin embargo si preguntáramos ¿eres feliz? las personas se quedaran pensativas y probablemente su respuesta será más dubitativa.
