Todos deberíamos tener un coach

Begoña Perez
Dejando Huella
Published in
2 min readJun 16, 2019

Nuestros primeros coachs desde que nacemos hasta nuestra mayoría de edad deberían ser nuestros padres. Ellos son quiénes construyen nuestros recuerdos. En el futuro nos cobijamos en los pensamientos de nuestra niñez si hemos tenido la suerte de haber tenido una infancia feliz. A veces no lo sabemos hasta que no nos paramos, ya muy mayores, a reflexionar.

Habitualmente sólo lo hacemos cuando alcanzamos un estado de madurez personal que nos hace reflexionar sobre lo que queremos en la vida.

Ahora, como madre, yo me pregunto diariamente si soy un buen coach para mi hijo. Si conseguiré guiarle a sus sueños, que todavía no sabe, y no a los míos. Por ello una de mis prioridades es formarme para no dañar el futuro de mi hijo.

Cuando cae un coach es nuestra vida suele ser del lado profesional y nunca del personal. En nuestra vida personal, conscientes o inconscientes, nos resistimos mucho a que nos ayuden. No nos preparan para que nos ayuden, si acaso para ayudar. Hay que compartir.

Esto me lleva a una reflexión, si tenemos un buen coach en nuestra vida personal quizás no nos haga falta en nuestra vida profesional, o al menos, nosotros mismos identificaríamos cuando solicitar este tipo de ayuda.

Evitaríamos que otros decidan por nosotros, que no está mal, y nos hagan sentir dudosos y puede que débiles con todo lo que hemos conseguido.

Las personas que reconocen y saben manejar y han desarrollado sus habilidades emocionales tienen más probabilidades de éxito y de sentirse eficaces en la vida.

Todos deberíamos tener un coach en nuestra vida y todos deberíamos ser el coach de nuestros hijos.

--

--

Begoña Perez
Dejando Huella

Tengo proyectos que alguna vez fueron deseos y antes sueños. Hoy trabajo para que cada día sea mejor que el anterior y que mi familia sea feliz.