Historia del rodeo chileno

Nicolas Wiechert R
Tradición, cultura y rodeo
5 min readSep 26, 2016

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Una tradición de larga data (caballoyrodeo.cl)

Cuando se trata de contar una historia, ya sea del rodeo o de otro tema, lo importante es resaltar la grandeza del tópico en cuestión. Como decía Charles Bukowski, ninguna historia épica comienza con un “estaba yo comiendo una ensalada, cuando..”. Una gran historia se caracteriza por ser un testimonio único y auténtico, más que una repetición de algo plano o cotidiano. Sus elementos componen un ‘todo’ fuera de lo común, que despierta el interés de quien sea que se aventure a leerla. Y es por este motivo, que consideramos que la historia de nuestro rodeo nacional es una que merece ser contada.

Y es que el rodeo no sólo es el deporte ecuestre más reconocido del país, sino que además ha acompañado a la sociedad criolla desde sus más tiernos albores. En pocas palabras, si algo hace único al rodeo es que simplemente ha sido testigo de nuestra historia, hasta el punto de convertirse en parte de nuestro extenso patrimonio cultural. Aunque, hemos de admitir, que el nacimiento del rodeo como competencia sí nació de algo propio de un quehacer cotidiano: era parte de las tareas agropecuarias del campo chileno.

Durante el período de la Colonia, los huasos criollos convirtieron una de sus tareas en algo, para ellos, divertido y especial. Vieron en una labor ordinaria un pasatiempo extraordinario, que se transformó en un espacio de competencia y recreación.

Huasos arreando ganado (cuentaelabuelo.blogspot.com)

La práctica del rodeo nació hace siglos, desde una necesidad básica que había en los campos: ordenar el ganado para que los animales no escaparan. Cada primavera, los ejemplares eran acarreados a los campos desde los cerros y montañas, donde habían de pasar el invierno. En dicho viaje, solían participar los huasos más hábiles en equitación y en el manejo del lazo.

Y es que su pericia debía de esta a la altura de su difícil misión: conducir a los animales cuesta arriba y cuesta abajo de empinadas pendientes, bordeando precipicios, cruzando ríos y en ocasiones, lidiando con los restos de nieve del gélido invierno cordillerano. Durante la travesía, muchos vacunos se espantaban y descarriaban, y era entonces cuando los huasos entraban en acción. Sobre sus caballos, iban al galope velozmente para acorralarlos y lacerarlos. Así podrían llevarlos de nuevo a unirse al grueso del ganado.

Una vez reunidos, se les llevaba a los corrales haciéndolos entrar por la “manga”. Esto no era tarea fácil, pues los animales acostumbraban a desordenarse y correr desorientados. Como el lector habrá de intuir, los vacunos bajaban de los cerros con una disposición más bien rebelde, y dada la fuerza que los caracteriza, el controlarlos exigía de gran expertiz y capacidad física. Por este motivo, para los huasos era todo un reto dominarlos, y el conseguirlo significaba una gran satisfacción, pues era buena forma de exhibir su fortaleza y habilidad. Y como es normal, estas muestras de grandeza generaron rivalidad y competencia entre sus integrantes, que inventaron el rodeo como un juego para elegir a los mejores.

Aunque claro, el deporte tiene diferencias con el quehacer diario. Y eso es justamente lo que lo hace interesante: no se necesitan grandes peñascos ni caudalosos ríos para que los jinetes se pongan a prueba, sólo basta una pequeña arena llamada medialuna para que el público sea testigo de sus proezas.

Sin embargo, el reconocimiento de este singular pasatiempo como deporte oficial no se dio sino hasta la década de los ‘60, por medio del oficio n°269 del Consejo Nacional de Deportes y el Comité Olímpico de Chile. En dicho documento, se reconoció al rodeo como disciplina deportiva en sentido estricto, es decir, con presencia jurado, entrega de premios, con la habilitación de recintos especiales para su desarrollo y con la creación de su propio reglamento. Este último punto comprende normas y especificaciones muy precisas respecto de sus competidores, los ejemplares que participan y la indumentaria a utilizar.

El deporte y sus reglas como tales han ido variando en gran medida a lo largo de la historia. Aunque desde su profesionalización, estos cambios fueron más moderados y sus reglas e institucionalidad experimentaron menos modificaciones. Aunque de todos modos, la evolución del juego ha seguido adelante. Pero para resumir, explicaremos las reglas de este deporte a grandes rasgos:

“La actividad consiste en que una pareja de jinetes, denominada “collera”, montada sobre caballos de raza chilena pura, deben arrear y atajar un novillo en tres oportunidades consecutivas sobre dos quinchas acolchadas al interior de una medialuna, turnándose la atajada y la arreada. En una corrida no solo importa la atajada, sino también la postura del jinete y del caballo, el correr con gracia y naturalidad. Otros personajes importantes en el desarrollo de la competencia son el capataz, que mantiene el orden dentro del recinto; el delegado, máxima autoridad de la competencia; y el jurado, que otorga los puntos y vela por el cumplimiento del reglamento”.

HITOS DE LA HISTORIA DEL RODEO (POR NICOLÁS WIECHERT R)

La conversión del rodeo a un deporte oficial trajo consigo una serie de cambios importantes. Todo comenzó con la organización de los primeros rodeos concebidos como espectáculo y no solamente como faena agropecuaria. Como muchos asistían a estos eventos en familia, se decidió terminar con la muerte del novillo en la atajada. Así los niños podrían asistir a las medialunas sin tener que perder el sueño.

Sin embargo, la racionalización del nivel de violencia de la actividad se produjo cuando se comenzó a atajar al animal en seco con el pecho del caballo. En la actualidad existen organismos oficiales y ayudas estatales destinadas a fomentar su desarrollo como deporte, pero también han alzado la voz agrupaciones que luchan contra el maltrato a los animales, las cuales ven en el rodeo una expresión de crueldad y abuso de poder.

Más allá de sus precisiones técnicas, hoy en día el rodeo es una actividad considerada tradicional por los chilenos, en la cuál se manifiestan diversas manifestaciones de nuestro folclor. Esto, pues tiene sus propias costumbres y espacios de sociabilidad. Y lo que es más, esta actividad se ha definido como el “deporte huaso” por ser la representación deportiva de sus labores pecuarias y por encarnar a un personaje propio de la sociedad rural chilena.

Cada año, la temporada oficial de rodeo se desarrolla entre los meses de agosto y mayo, efectuándose alrededor de 350 competencias a lo largo del país. El ciclo culmina con el Campeonato Nacional del Rodeo Chileno, que se celebra en abril, en la Medialuna Nacional de Rancagua. Luego del fútbol, se puede considerar al rodeo como uno de los deportes más populares del país, tanto por su masividad como por la gran carga simbólica que ha adquirido a lo largo de su historia. El rodeo es un testimonio significativo de nuestra cultura, y prohibirlo sería como extirpar una parte de nuestra identidad como chilenos.

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