Cumplí 40 AÑOS de estar en este mundo y me siento MUY agradecido

Guillermo Arellano
Prana
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6 min readNov 11, 2023

Hoy, ya NO DOY POR HECHO nada en mi vida; más bien reconozco todos los días lo afortunado que soy en muchos aspectos y lo agradezco constantemente.

Agradezco que mi familia directa este presente en mi vida, pues no siempre este lazo de sangre garantiza la unión. Especialmente agradezco a mi esposa e hija que tanto amo y que hacen muy especial y divertido cada día.

Agradezco el ser parte de una TRIBU formada por grandes seres humanos que son parte de mi cotidianidad, además de mi familia directa: mi familia política cercana; mi familia extendida que se han convertido en amigos; mis amig@s del alma que se han convertido en herman@s; personas que me llevan muchos años que se han convertido en tíos, abuelos y que ahora son grandes consejeros y ejemplo de vida.

Me interesa cultivar y cuidar los vínculos que tengo con todas estas personas: mi compromiso es apreciar su SER y no su HACER. Para mí es importante ver más allá de sus acciones, errores o defectos; nos queremos por quienes somos, no por lo que hacemos en diferentes momentos de nuestra vida.

Agradezco mi TRABAJO y todos los PROYECTOS en los que estoy involucrado, sobre todo agradezco a mis socios, empleados y colaboradores alrededor de estos emprendimientos. Agradezco a la gente que le brinda servicios directos a mi familia a través de su esmerado trabajo.

Agradezco también las RELACIONES que tengo y los acercamientos que he tenido con tantas otras personas en el mundo –son conversaciones e intercambios de ideas que enriquecen y transforman–. Es parte de la magia de vivir, tú sales al mundo y si estás abierto te encuentras con personas que te suman, que te hacen reflexionar, que te ayudan a conectar los puntos de tu vida, que simplemente te hacen reír y pasar un buen rato.

Agradezco a todos los SERES VIVOS, desde los que habitan a en mi casa (mascotas y plantas), hasta los que habitan en todo el planeta y forman la naturaleza que tanto valoro y que siempre busco integrar a mi vida.

Finalmente agradezco a DIOS, a la Divinidad: por todas las bendiciones; por ayudarme a fluir y a llenar mi día a día con espontaneidad; por crearnos con esta alma eterna, y con este cuerpo maravilloso para gozar este mundo que es mágico; por crear y sostener este universo tan vasto, desde su infinito amor.

Llego a mis 40 sintiéndome AUTÉNTICO y CONGRUENTE. Todos hemos vivido momentos en los que por inseguridad nos contraemos y hacemos lo que los demás hacen con tal de pertenecer, creo que es parte del camino hacia la madurez.

Hoy me siento tranquilo de mostrarme como realmente soy, de tener suficiente AUTOCONOCIMIENTO para saber en qué debo invertir mi energía en el día a día, de sentir suficiente seguridad para hacerle caso a los LLAMADOS de mi corazón, ya sean cosas comunes o no dentro de mi familia, tribu o círculo social.

Me da PAZ el no tener la necesidad de pertenecer a algún grupo social ni de tener que sorprender o complacer a nadie para ganarme su amistad. Me siento bien de que este aspecto de mi vida se ha ido acomodando orgánicamente: simplemente dando lo mejor de mí, escuchando desde el corazón y siendo pro activo para convivir con personas que me nutren, enseñan, escuchan y hacen reír.

Hoy confío en mi INTUICIÓN para saber hacia donde tengo que ir, pero siempre manteniéndome HUMILDE para seguir APRENDIENDO de la vida y de los demás. Pienso que cuando sabes lo que necesitas estás alineado con Dios, y cuando no lo sabes, aun así –y por fortuna– Dios te acerca a ello, pero es posible que los procesos de cambio sean más complicados, pues el ego que vive en la inercia tiene otros planes en ese momento.

En la vida siempre estamos SEMBRANDO y COSECHANDO, pero definitivamente hay años –rachas, momentos o etapas– en donde principalmente sembramos… la cosecha parece ser poca y a veces nos cansamos o frustramos. Pero en algún momento la balanza se inclina hacia el otro lado y tenemos momentos de abundante cosecha; entonces es hora de GOZAR y COMPARTIR. Para mí –después de un par de años de intensa siembra– este último año de mi vida fue de cosecha en todos los sentidos: amor, familia, relaciones, aventura, proyectos, abundancia, espiritualidad, celebraciones, sueños y pasiones.

Los FRUTOS de esta cosecha son variados: el no poder embarazarnos de nuestro segundo hijo y finalmente haberlo logrado; el madurar la relación con mi esposa a través de haber tenido muchas pláticas incómodas pero sanadoras; el hacer un viaje empresarial y espiritual a India; el cerrar proyectos y juntar el capital y tener la motivación para iniciar nuevos; el haber empezado a dar clases de yoga, encontrando un foro donde puedo generar momentos ceremoniosos y sanadores en grupo; el empezar a dar mis pláticas de alimentación consciente basada en plantas; el poder compartir mi espiritualidad y perspectiva de vida sin miedo a sentirme juzgado; el sentirme más conectado con Dios a través de la devoción y conversaciones sinceras; el seguir conectando con mi hija a través del juego; el haber fortalecido amistades y el haber tenido tantos momentos de convivencia con mi familia directa y mi tribu; el mantener a flote mi empresa y entrarle a nuevos negocios; en fin… muchos otros pequeños frutos que podría mencionar, pero lo importante es que la cosecha fue abundante, variada, compartida y bien aprovechada.

Todo esto viene acompañado de momentos DÍFICILES y de muchas decisiones complicadas que tuve que tomar, desde el día de nuestro aniversario de casados en donde coincidió que nos enteramos que no estábamos embarazados a pesar de una prueba positiva previa, o el irme solo a un viaje largo en un país lejano e intimidante, hasta varias pequeñas situaciones familiares, empresariales y de la vida que –como a todos nos pasa– hay que enfrentar y arreglar al mismo tiempo que te esfuerzas por confiar y soltar el control.

Afortunadamente las cosas se fueron ACOMODANDO… la MAGIA se fue dando y al final gracias a que flui, todo esto trajo consigo experiencias positivas y transformadoras. Aproveché lo que la vida me iba poniendo enfrente; definitivamente fue un año en el que aprendí mucho, en el que amplié mi perspectiva y –entre tropiezos y aciertos– me volví un poquito más SABIO.

Después de la cosecha, de la fiesta, del disfrute, no queda de otra… a SEMBRAR OTRA VEZ. Estoy consciente de todo lo que viene, pensar en ello me causa emoción, pero también un poco de agobio que confío que sabré manejar y transformar. No significa que hay que trabajar hasta el cansancio o que hay que vivir acelerado y estresado, al contrario, esa sabiduría adicional me recuerda que la siembra se hace con CALMA, con AMOR y PACIENCIA. Disfrutando el proceso, cada semilla que se introduce en la tierra… secándote el sudor y protegiéndote del sol lo mejor que se pueda.

Aquí me llega esta reflexión importante: ¿de qué sirve sembrar el huerto más bonito, si al final dañaste tus relaciones, perdiste tu salud y te desequilibraste? Hay que sembrar SIN DESCUIDAR los árboles grandes, esos árboles que son tu familia, tu tribu, los aspectos de tu vida que han echado raíz y se han convertido en troncos con frondosas ramas llenas de hojas, flores y frutos.

GRACIAS a todos los que estuvieron alrededor de mí durante estas semanas de cumpleaños (ya sea físicamente o través de felicitaciones virtuales). Digo semanas porque un cumpleaños en el que cambias de década no dura un día… se siente más largo y su energía se mantiene por más tiempo a través de felicitaciones, regalos, festejos, palabras, abrazos, música y hasta en los tradicionales pasteles con velas. Todo me llenó mucho y me dejó una sonrisa en el alma: desde la ceremonia con música que organizamos entre mi esposa y yo, hasta la convivencia con amigos en diferentes contextos. Me siento energizado y motivado para abrazar lo que viene.

Siento que tengo tanto que dar este próximo año, pero también tanto que recibir; mucho por trabajar, sin olvidar que debo de descansar. Tanto que reír, llorar, correr, bailar, cantar, abrazar, probar y sentir. Bienvenido será el bebe que complementará a mi familia, y bienvenid@s serán también relaciones más sanas y profundas, proyectos significativos nuevos, amor, espiritualidad, servicio al prójimo, experiencias significativas, y tantas cosas más que esta mágica vida nos da. No faltarán los momentos y decisiones difíciles, de las cuales espero seguir aprendiendo.

Como lo dice en idioma hindi el primer y único tatuaje que tengo y que me puse en India el último día de mi viaje: dhanyavad, que en español significa GRACIAS.

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