Concentración y ejercicio periodístico:

Eduardo Arriagada
#tsunami digital
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8 min readJun 4, 2015

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Cuestionar el discurso dominante

(Eduardo Arriagada. Usach, 4 de junio, 2015)

Es indiscutible la importancia del pluralismo, cuando el periodista asume que escribe condicionado por su sesgo y el de su medio, entiende la importancia de entregar otros puntos de vista complementarios. Los buenos medios tienen entre sus características la capacidad de entregar varios puntos de vista.

Lo que yo los quiero invitar a preguntarse es porqué en el mundo de la academia produce tanta emoción la multiplicación de la cantidad de dueños de medios, especialmente cuando sucede por el imperio de la ley. En mis 25 años como profesor trabajando sobre los medios no me he encontrado con un buen periodista en ejercicio preocupado del problema del pluralismo de dueños, mientras que siempre leo de analistas de medios y políticos nos aseguran que el problema de la concentración es lo más grave que nos pasa.

Hoy contamos con un buen estudio global que compara las libertades que permiten el trabajo de la prensa, el índice de Reporteros sin Fronteras. Chile en el primer gobierno de Bachelet, con el mismo grado de concentración de medios que tenemos hoy, llegó a alcanzar el puesto 33 a nivel internacional. España en el puesto 39, Francia en el puesto 44, ambos atrás de nosotros. En Chile no tenemos un problema serio de libertad de expresión, no existe real temor por las consecuencias de expresarse.

Esto se confirma con la evolución del índice, cuando vino Piñera bajamos al puesto 80, lo sorprendente fue que la explicación de la nueva posición, que nos dejó junto a Argentina y Paraguay, además de consignar un par de casos de maltrato a periodistas en manifestaciones públicas, se justificaba en el famoso duopolio que no había cambiado para mal en esos años.

Lo adelanté hace un par años en las redes sociales, la razón del mal puesto de Chile en parte era política. Bastó que volviera Bachelet y volvimos a puestos de lujo nuevamente sin ningún cambio en el tema del duopolio, a los cinco meses del retorno de la Concertación al gobierno llegamos al puesto 43. Si nos comparamos con otras latitudes el entorno de las libertades informativas chilenas aunque no es un lujo, tampoco es una mala posición si consideramos que USA está en el puesto 49, Japón en el 61… mientras que nuestros vecinos más relevantes quedan atrás: Argentina 57, Brasil recién aparece en el puesto 99, Venezuela está entre los países más complicados en el puesto 137, Méjico que se encuentra en el puesto 148 y Cuba 169 entre los 179 países analizados por esta entidad integrada por colegas.

Lo que quiero advertir es que a nivel internacional comparado se entiende que el duopolio que nos hace discutir tanto ya no tiene la gravedad que tuvo en el pasado. Tengo muy claro que tenemos una prensa que calla, medios que han estado ausente en investigaciones claves, una prensa que fue incapaz de descubrir muchos de los abusos más graves que arrastrábamos como sociedad, pero lo mismo vivieron en estos años los USA que tiene seguramente uno de los sistemas de medios más independientes del mundo. Lo que quiero decir es que el problema no pasa tanto por los dueños, es un problema del profesionalismo del trabajo periodístico, tenemos un problema de calidad, lo que en parte también es un problema de recursos.

En el creciente entorno de redes sociales actual me parece hasta tierno seguir culpando a un duopolio que ya en los 90 fue enfrentado con éxito por la empresa sueca Publimetro. Hubo una frase clásica que habla del poder de los dueños de diarios “Nunca te pelees con alguien que compra tinta por barril”, pero esa frase la dijo Mark Twain en el siglo XIX, ya ha pasado mucho tiempo y para muchos estas pantallas son el nuevo papel de los medios. Piensen que El Mostrador, Ciper, nunca han publicado nada con tinta.

Hoy a nivel global y también en Chile tenemos problemas más complicados, el primero es la dificultad que existe para mantener al menos un par de grandes redacciones por ciudad, capaz de reportear,editar y publicar esas noticias que los tuiteros agregados no podrán conseguir. Bill Keller, ex director del New York Times, advierte que lo que los tuiteros aportan es simple información, el periodismo es lo que los periodistas podemos hacer con ella. Recuerda que cuando empezó a trabajar el New York contaba con 31 oficinas repartidas por el mundo con 75 reporteros. Reconoce que ahora aunque ahora en la palma de la mano tiene acceso a muchos más periodistas en los frentes informativos pero se trata de “una legión de freelancers con bajo entrenamiento profesional y bajo respaldo”. John Mulholland, director del The Observer advierte las carencias de los periodista que no tiene un un medio relevante detrás: “el equipo de abogados, la experiencia para verificar documentos, habilidad para editar y contextualizar textos”.

De hecho incluso académicos dedicados a estudiar la concentración han entendido este punto. Para Alfonso Sánchez Tabernero y Miguel Carvajal, autores del libro “Concentración de medios en el mercado europeo Nuevos retos y tendencias”, la clave es el futuro de la solvencia de los medios. Según ellos la diversidad más relevante, la de ofertas informativas sólo es posible garantizarla con grupos de comunicación cuya situación financiera sea estable y sólida. “Los reguladores deben tener presente que su tarea consiste en hacer compatible la libertad de elección de los ciudadanos con el desarrollo de empresas de comunicación europeas capaces de competir en un mercado global”. Respecto a los problemas relativos a la concentración Sánchez Tabernero y Carvajal afirman que la falta de pluralismo que puede producirse de modo coyuntural se resuelve con eficacia y rapidez gracias al mercado y a las innovaciones tecnológicas.

Personalmente me sorprende mucho que sean periodistas quienes se sumen a pedidos de cambio en la legislación en torno a los medios. Para mi es como llamar al vecino con el que tenemos problemas para arbitrar en un problema familiar. En esto soy bastante liberal, creo que no hay mejor ley de prensa que la no existencia de ley. Cuando enfrentamos un problema con una ley lo que hacemos es pasarle la decisión de la solución de nuestro problema profesional no a la ciudadanía sino a sus representantes, los parlamentarios y políticos. La solución legal pasa por entregarle el control a nuestros grandes contradictores en el trabajo periodístico.

Pienso que es mucho mejor que los problemas de calidad periodística los resolvamos entre quienes nos dedicamos al periodismo, los periodistas, por supuesto, pero también incluyendo a los dueños que apuestan sus capitales por esta profesión como a la siempre sabia audiencia que para nosotros es una forma de hablar de los ciudadanos.

Al aumentar la cantidad de medios, lo que viene con la propuesta de un canal crear un nuevo canal cultural estatal, lo que se olvida es que se asume que nuestros impuestos financien un costo extra en burocracia.

Con la idea de nuevo canal se requiere un director ejecutivo, un montón de cargos claves, por supuesto los mismos políticos se aseguran que se de un espacio a un directorio. Por esas platas -que son justamente las platas fáciles que buscan muchos de los lo están tras el lobby de estos canales- terminan fracasando esos proyectos a pesar de las leyes.

Si en vez de pensar en el número de canales nos enfocamos en el contenido de los mismos, en vez de financiar burocracias podemos usar esos recursos para financiar calidad. Para qué debilitar a TVN, porqué no exigirle más y fortalecer su rol.

Creo que nuestro audiovisual solo mejorará en serio cuando el Estado ponga recursos que permitan la calidad lo que el mercado no financia,como fue el caso de la serie de Los 80. Nuestra TV no es mala si la comparamos con otra que se haga en países de este tamaño sin subvenciones. La solución son recursos que hagan la diferencia, si de verdad queremos tener un audiovisual de calidad pensemos en poner 500 millones de dólares por año, equivalente a lo que pone el avisaje, con esos recursos incluso los noticiarios de la televisión podrían postular, existirían recursos por los cuales podrían postular productoras privadas que luego puedan ir con su marraqueta al canal que les ofrezca las mejores condiciones. Aquí vamos justo al revés, en agosto pasado el gobierno anunció la reducción de un 25% los paupérrimos 7 millones de dólares con lo que nuestro Estado financia audiovisual de calidad.

El problema de la concentración es insalvable porque está completamente relacionado con la calidad. En este sistema capitalista se requiere una cierta concentración para que una empresa obtenga beneficios y la misma rentabilidad que en prensa garantiza la libertad de sus periodistas, es la que permite apostar por la calidad.

Convengamos que en ninguno de los países que no tienen este sistema capitalista existe periodismo de calidad. En Cuba no sólo no hay dueños de medios, tampoco están permitidos proyectos como Ciper. En Venezuela, Ecuador, justamente lo que falta es algún tipo de investigación periodística manejada por profesionales que sea conocida por los ciudadanos.

Dentro de este sistema de mercado que permite el periodismo, los medios entienden que en su negocio lo caro es la producción de los contenidos y que siempre fue barata la reproducción de esos contenidos. Incluso cuando el actual #Tsunami Digital lleva a casi cero esos costos de reproducción siguen sin disminuir los costos del original. La imprenta permitió que las copias de libros que hasta entonces se copiaban a mano bajaran muchísimo, internet ahora permitió que esas copias casi no tengan costos, pero estos avances no han cambiado el enorme coso que tiene la redacción de una historia de calidad. El costo del primer original, el pago del profesional del contenido es lo que provoca la necesidad de concentración. El periodismo es caro de producir y barato de reproducir, hacerlo con calidad pasa por un cierto nivel de concentración.

Multiplicar el número de medios no soluciona este problema, el análisis comparado confirma incluso que hacerlo promueve lo contrario. Un clásico de los 90, La Guerra de Galio del gran Héctor Aguilar Camín, muestra como el multiplicar la cantidad de medios es un eficiente camino para debilitar las economías de cada uno de esos medios para que terminen siendo dóciles al gobierno de turno.

Un ejemplo reciente de la diversidad de caminos entre el pluralismo de dueños y la posibilidad de hacer buen periodismo fue el periodo autoritario de Fujimori, en Lima hubo 20 diarios, básicamente financiados por el régimen. Vladimiro Montecinos montó un sistema de medios que le permitía comprar portadas de diarios por solo 2 mil dólares para usarlas para atacar a políticos disidentes. En ex director de un diario reconoció que por 4 mil se le daba tapa y contratapa. De hecho Montecinos en una grabación que está en YouTube le dice a los jefes de las FFAA “(los medios) están todos alineados. Todos están con el papel firmado. Me reúno con ellos y planifico lo que sale en el noticiario de la noche. Acá nos estamos jugando una cosa seria”.

Mi experiencia con las leyes de medios me muestra que muchos de los que promueven el pluralismo solo quieren que el Estado les regale un medio a ellos y luego siguen aprovechando a los políticos que recelan del buen periodismo, para con este mismo tipo de leyes medios ir socavando la economía de los medios de los que no piensan como ellos.

El final de esa historia siempre es un sistema más autoritario del que había al comenzar.

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Eduardo Arriagada
#tsunami digital

Profesor de la Facultad de Comunicaciones de la UC. Integrante del laboratorio Social Listening SoL-UC. Autor de #TsunamiDigital, premio iRedes 2016.