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¿Por qué una Facultad de Comunicaciones debe integrar un espacio dedicado a los algoritmos, la disrupción y la innovación?

Eduardo Arriagada
#tsunami digital
Published in
10 min readJun 27, 2016

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El primer punto es entender ¿qué es verdaderamente lo nuevo del entorno de las redes sociales?

Las comunicaciones de masas nacen con la imprenta. Con ella empieza el paradigma: Es posible hacer que un mensaje llegue a miles. La imprenta abarató el costo de un libro. En aquella época copiar a mano cinco páginas costaba 140 mil pesos (un florín), lo que hacía que un libro costara 14 millones de pesos. La imprenta logro reducir el costo de este mismo libro a 14 mil pesos.

Pero ahora vivimos una nueva revolución, y es el paso de todos los contenidos impresos a un formato digital. Con esta segunda revolución que estamos atravesando, la reproducción de cada ejemplar de un libro ha pasado a casi no tener costo. Por eso lo digital pasará como un tsunami sobre todo lo análogo, igual que la imprenta terminó con los «copistas», aquellos personajes que escribían o dibujaban las reproducciones de libros a mano.

(Dejo un dato para otra conversación: hay una trampa en lo digital. Todavía no se resuelve como financiar el original, aunque la copia que recibimos prácticamente ya no tiene costo, hacer un original de calidad sigue costando tanto como costaba en la edad media.)

Conversaciones publicadas

Pero lo que de verdad cambia los paradigmas actuales, en lo que de verdad debamos fijarnos, resulta de la masificación los dispositivos móviles conectados a nuestras redes sociales. Twitter ha universalizado la ventaja competitiva que el teletipo y la rotativa dieron al dueño de un diario a fines del siglo 19: la posibilidad de contar con todas las noticias del mundo, así como de compartirlas con miles.

La clave es que ahora “las conversaciones son publicadas”. Es como si en todos los lugares donde se conversa en torno a una mesa - bares, cafeterías, reuniones familiares-, existieran micrófonos que nos permiten escuchar lo que dicen de nuestros proyectos. Oímos lo que molesta como lo que entusiasma, todo está grabado y se puede recuperar. Esto se universalizó gracias a dos avances complementarios: Zuckerberg al crear Facebook el 2004 y Jobs cuando lanza el iPhone el 2007.

En este último caso la tecnología involucrada no era una idea nueva: Nicola Tesla, inventor de la radio y la electricidad estuvo siempre motivado por la obsesión. de poner en contacto al que tenía el conocimiento con el que no lo tenía. En 1923 ya adelantó que sus creaciones recién se aprovecharían perfectamente cuando todos tuviéramos un aparato como el iPhone en los bolsillos.

Luego uno de los primeros integrantes del laboratorio Xerox Parc, donde se inventó el ratón del computador como interfaz, mostró una Tablet en 1968. Señalando que sería el terminal con el que nos conectaríamos a todos los libros, diarios y revistas. El mismo Allan Kay, de Xerox, que había promovido su tableta “Dynabook” cuarenta años antes del iPad, animó a Jobs cuando le pidió que le comentara el iPhone: “si agrandas la pantalla de 5 pulgadas a 8 dominarás el mundo”.

La ansiedad que tuvo Steve Jobs en ese acto del 2007, al presentar el iPhone solo lo comprendió entonces él mismo y su entorno cercano. Pero, ¿Porqué fue tan relevante ese lanzamiento? Lo resume Marc Andreessen: “El iPhone, es un supercomputador Unix empaquetado para su uso masivo por consumidores. Eso es lo que la gente de Apple había hecho, pero es lo que pocos entendieron distraídos por el aparato y su diseño.

Andreessen explicó: “Tener un iPhone en tu bolsillo es el equivalente exacto de ponerte un Cray XMP que solo 20 años antes costaba 10 millones de dólares. Tiene el mismo sistema operativo, la misma velocidad de procesamiento, la misma capacidad de almacenamiento de información, pero cuesta menos de 600 dólares. Eso es el verdadero avance que consiguió Steve afirma Andreessen, quien todavía es considerado el más exitoso inversionista de la costa oeste de USA.

Cuando se lanzó el iPhone casi nadie comprendió esto.

Lo que dijo en TV Steve Belmer fue un presagio de lo que pasaría en los años siguientes a la empresa que lideraba.

Para entender lo que viene, debemos entender la relevancia del nuevo entorno de las aplicaciones propias de estos teléfonos. Que el teléfono ocupe el centro de lo digital implica que las aplicaciones están desplazando a los más complejos softwares como también a la web o los navegadores.

Las comunicaciones tradicionalmente. se dividieron en comunicaciones de masas y comunicaciones interpersonales. Las carreras de comunicaciones se dedicaban a hablar de las de masas y de los medios. Pero con esta nueva situación, el límite se difuminó: ahora nuestras carreras ponen a las conversaciones en el centro. Ya no le hablamos a la masa o a fragmentos de masas. Yo resumo esto con la idea de que debemos ser capaces de enseñar a conversar con otras personas en forma publicada, ahora se trata de conversaciones.

https://storify.com/earriagada/desarrollar-o-codificar-en-la-malla-de-comunicacio

Si aceptamos la relevancia que tiene hoy lo digital, lo social y lo móvil, se nos hacen evidentes muchas carencias en la formación actual de los comunicadores. En Comunicaciones UC llevamos unos años viendo la necesidad de introducir el lenguaje del código en las competencias de nuestros primeros años. El código entendido como otro lenguaje, central en este nuevo entorno.

Se trata de los algoritmos, arañas o bots, que son simples instrucciones técnicas condicionadas por los valores de quienes las escribieron.

Tengo claro que este mundo será incomprensible para los que no entiendan de números, debemos conseguir que todos los alumnos de comunicaciones se manejen tan bien con el Word como con el Excel. Debemos lograr, por ejemplo, que el alumno en los primeros años de las carreras de comunicaciones entiendan los algoritmos como otra herramienta de su trabajo. Instrucciones que hoy no solo condicionan las conversaciones sociales que surgen en las redes, sino que también ordenan los contenidos audiovisuales que otros nos recomiendan, definen la experiencia publicitaria de la población e incluso compiten con el trabajo de los editores en la valoración de las noticias.

Cuando olvidamos que estos algoritmos son la acción de un tercero, que no es una realidad objetiva; cuando creemos que lo que aparece en las redes. no está condicionado por los algoritmos, estamos dejando que las máquinas piensen y decidan. por nosotros. Cuando por incapacidad vemos los algoritmos como parte del paisaje y no entendemos que condicionan los contenidos como cualquier otro intermediario estamos haciendo mal nuestro trabajo de comunicadores.

Cuando entramos en la era de la llamada Big Data en la que la cantidad de información, como también la capacidad de procesarla se incrementa entramos al momento en el que podremos cambiar la actitud respecto a qué es lo que esperamos que los computadores hagan por nosotros. Recordemos, por ejemplo, que si asumimos que las conversaciones son lo central, ya no vale solo publicar las ideas, también hay que escuchar y entonces todo pasa por extraer las señales del ruido, la «little data» de la «big data».

En la Facultad de Comunicaciones este contexto nos animó a acercarnos al edificio del Centro de Innovación UC Anacleto Angelini, uno de los espacios arquitectónicos más motivadores de la universidad. Con la ayuda de este centro y el apoyo de la Facultad de Ingeniería y de la Escuela de Diseño nos animamos a crear el Social Communication Lab, que llamamos el SCL. Un espacio, que gracias a un capital semilla de la Universidad, nos ha permitido contar con un área interdisciplinaria donde aprender tanto de aplicaciones como de extraer información de las redes. Desde hace unos meses trabajamos con alumnos, empresas e instituciones para promover mejores experiencias y soluciones productivas aprovechando esta área.

Muchos creemos que futuro de los profesionales de la comunicación estará condicionado por su capacidad de disrupción. Tomás Pollak, un ex alumno de esta facultad, tiene en las redes una muy buena charla en la que muestra como la innovación no es más que darle otra vuelta a algo que ya existe en el mercado… Solo ven las oportunidades disruptivas los que están mirando con atención, con cariño, a nuestro alrededor, aquellos que están probando novedades, sintiendo y empatizando lo que pueden hacer otras personas. Uno que sabe de esto dice que tenemos que estar atentos a la gente, buscar en sus vidas los “dolores” que podemos remediar.

Un espacio como el Social Communication Lab nace para experimentar con herramientas que nos permiten oír mejor las expectativas, los valores, las motivaciones y las necesidades con las que nuestros compatriotas quieren mejorar sus vidas.

La Big Data que nos convoca es enorme gracias a las redes sociales pero también a que las mejores apps de estos dispositivos acumulan una ilimitada cantidad de información sobre sus usuarios. Hoy en día, como nunca, la gente está constantemente comentando esos dolores. Nuestro trabajo de comunicadores comienza por oír a la gente al sacar del ruido de la big data las señales relevantes, los patrones.

Conseguir innovación es fundamentalmente una acción de comunicación. La técnica más interesante para generar innovación es el «Design Thinking», que es descrita por un autor clásico como «gente que le gustan las historias y gente que le gusta contar historias” . Otra definición del «Design Thinking» es una predisposición para procesar rápidamente información, entender su contexto y presentarlo como una buena historia.

Cuando compartí la idea de empezar a enseñar código entre los alumnos comunicadores fue el mismo Tomás Pollak el que me alertó sobre la importancia del foco que debía tener ese empeño: ya que la industria tenía programadores y diseñadores, y lo que faltaban eran comunicadores que entendieran bien este entorno, que entendieran lo que se puede hacer con los lenguajes de programación.

Termino esta motivación ejemplificando la figura del modelo de comunicador que debemos formar. Steve Jobs siempre fue criticado por no programar tan bien como sus compañeros. También por la comprensión del diseño, que resultaba de apenas un muy buen curso de caligrafía. Pero se hizo indispensable como un maestro tanto en su capacidad de entender las necesidades que tendríamos como en el saber contar el relato asociado a esa nueva tecnología que imaginaba.

Toda su vida Jobs se aseguró de controlar la narrativa en torno a Apple, se aseguró ser el empleado de la empresa especializado en contar esa historia a la gente.

“La razón de que Apple pueda crear productos como el iPad es que hemos tratado de estar siempre en la intersección entre la tecnología y las humanidades”, decía.

Un ejemplo fue lo que hizo en el entorno de la música. Hasta que él lanzó el siguiente aviso, los aparatos digitales de música se ofrecían como periféricos de los computadores, como si fuera una impresora o un aparato de wifi.

Junto al lema “Rip. Mix. Burn” nació el comienzo del poder de la i minúscula de iTunes. Una asociación gráfica que se refiere a cada uno de nosotros, la idea es que ni Microsoft, ni siquiera Apple dominarían el futuro, que lo que vendría sería el tiempo de los usuarios. Otro ejemplo del poder de la elocución de Steve.

En el 99 leí el libro La Sociedad de los Sueños de Rolf Jensen, un visionario que entonces asesoraba a Nokia. Para el danés la etapa industrial se centró en el carbón, el petróleo y el acero, luego en. la era de la información el valor ya estaba en la información, en los datos, pero Jensen en los noventa adelantó que la verdadera ventaja de un negocio terminaría estando en las imágenes, leyendas e historias asociadas a sus productos o servicios.

El ejemplo favorito de Jansen eran los huevos producidos en granjas ecológicas, en Dinamarca. La mitad del mercado lo lograron los huevos que tienen como valor la historia asociada de un tratamiento ético a los animales. Un romanticismo que resuena emocionalmente en los daneses. Un elemento emocional fue agregado al huevo, se trata de algo que no le agrega calidad desde el punto de vista informativo, pero es rentable desde el momento que las personas pagan un 20% más por ese huevo con historia que es y será resultado del trabajo de buenos profesionales de la comunicación.

Es un aviso sobre computadores que no habla de máquinas sino de herramientas para personas creativas, para personas que están lo suficientemente locas para pensar que pueden cambiar el mundo.”

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Eduardo Arriagada
#tsunami digital

Profesor de la Facultad de Comunicaciones de la UC. Integrante del laboratorio Social Listening SoL-UC. Autor de #TsunamiDigital, premio iRedes 2016.