El Cristo de La Habana, ¿por qué no debes dejar de visitarlo?

Camila Lorenzo
TuCuba
Published in
5 min readJul 29, 2020
Vista desde atrás del Cristo de la bahía de La Habana.

¿Sabías que en Cuba existe una escultura de Cristo? Si visitaste la capital habanera y no te comentaron sobre este monumento, no te alarmes. Pues es que muy pocos viajeros lo conocen, ya que para los cubanos no representa un sitio turístico importante.

Pero sin duda es un lugar que no debes dejar de visitar, sobre todo para ver un atardecer con esta importante obra arquitectónica a tu lado.

El Cristo de La Habana es una escultura imponente de 20 metros de altura ubicada en la entrada del Puerto de La Habana, entre la fortaleza de San Carlos de la Cabaña y el pueblo de Casablanca. Las vistas desde este sitio son espectaculares, mostrando una parte intrínseca de La Habana.

¿Cómo llegar al Cristo de La Habana?

El Cristo se sitúa en el punto más alto del poblado de Casablanca, al lado de un pequeño parque donde se puede apreciar la naturaleza. La vía más simple, y por mucho la preferida, es tomar la Lanchita de Casablanca, hermana de la famosa Lanchita de Regla. Estas lanchas pasan cada 15 minutos por el puerto de la bahía de La Habana, Regla y Casablanca.

El viaje por agua demora menos de 10 minutos, con unas vistas hermosas, dándote la oportunidad de fotografiar esta experiencia. A lo mejor te resulta curioso observar como los oriundos de estos poblados pesqueros se suben en las lanchitas en su día a día.

Una vez llegues a Casablanca te espera un pueblito pintoresco, con lomas que forman sus calles, escaleras y pasillos con casas aledañas. Luego de una pequeña caminata estarás en el Cristo en pocos minutos. No te arrepentirás de conocer el sitio.

Historia del Cristo de La Habana

Su historia es bien peculiar. El 13 de marzo de 1957 durante al asalto al Palacio Presidencial, la vida del Presidente de la República Fulgencio Batista peligraba. La primera dama de aquel entonces, Martha Fernández Miranda, prometió esculpir una estatua si su marido salía con vida. A raíz de estos sucesos esta señora creó un Patronato para la escultura, logrando recaudar $200 000. Fue durante un concurso con el mismo nombre de la obra donde se eligió a su escultora, Jilma Madera.

Al principio se quería esculpir un Cristo de más de 30 metros, para rivalizar con el Cristo Redentor de Rio de Janeiro. La propia autora se opuso a esta idea, ya que el lugar donde iba a ser erigido tenía solamente una altura de 51 metros sobre el nivel del mar, mucho más pequeño que la cima del Corcovado en Brasil de 710 metros.

Jilma viajó a Italia para crear la obra, utilizando más de 600 toneladas de mármol blanco de Carrara, el mismo usado en el Cementerio de Colón y por Miguel Ángel en sus obras. Para transportarlo a la capital habanera, se dividió en 67 piezas y antes de partir fue bendecido por el Papa Pío XII.

Existen ciertas leyendas que lo envuelven. El Cristo de La Habana fue impactado por rayos en tres ocasiones. La última vez destruyendo parte de su rostro. Algunos cubanos afirman que es debido a la furia de los cielos, ya que este Cristo presenta rasgos criollos y mestizos (boca ancha, labios carnosos, ojos oblicuos). Aunque la verdadera razón de estos impactos era la ausencia de un pararrayos, hecho corregido en 1986.

Vista frontal del Cristo de La Habana con una altura de 20 metros sobre un pedestal de 3 metros.
Imagen tomada del Cristo de La Habana recientemente.

Este Cristo se asemeja mucho más que sus hermanos a la imagen del hombre, específicamente del cubano. Jilma lo representó en sandalias (basándose en las que ella calzaba), y mangas que llegan hasta el antebrazo. Al observarlo se aprecia el mestizaje que conforma a la población cubana, incluso los rasgos viriles -las venas en sus antebrazos, la barba, la mandíbula cuadrada- que caracterizan a los hombres, bajándolo de su pedestal de ser intocable para volverlo tangible y humano. Se encuentra de pie, con una mano bendiciendo la bahía y la otra sobre el pecho.

El montaje de la obra empezó el 3 de septiembre de 1958, sobre una base de 3 metros de altura, y terminó el 24 de diciembre de 1958. Unas horas después, el día 25, fue inaugurado con la presencia de Fulgencio Batista.

Quince días luego de la inauguración, cae la dictadura de Batista y La Habana es tomada por los revolucionarios.

Cristo de La Habana: Monumento Nacional

El Cristo de La Habana actualmente representa un ícono de la capital habanera, específicamente de la bahía de La Habana. Su presencia después de tantos años, unido a un excelente equipo de restauración, hacen de él un ejemplo de perseverancia, manteniendo ante todo la identidad cubana.

Monumento Nacional. Comisión Nacional de Monumentos. Ministerio de Cultura.

A su equipo de restauración encargado, el 18 de abril del 2013 se le otorgó el Premio Nacional de Restauración 2013, por su extensa labor restaurando esta obra.

Cabe destacar en este recorrido las tres veces que impactaron rayos en el monumento, unido a otras inclemencias del tiempo, lo que hace un trabajo de restauración dificultoso pero impecable. Hoy en día el Cristo se mantiene igual a como estaba en 1958.

El 6 de noviembre de 2017 fue declarado Monumento Nacional.

El parque donde está ubicada esta obra es un sitio tranquilo, silencioso mayormente, donde podrás relajarte y sentirte en contacto con la naturaleza. Podrás darte un respiro del bullicio de la ciudad, y respirar aire limpio. Aquí se ve La Habana desde arriba, con sus edificios y calles antiguas, y esa arquitectura que la hace tan única. Ser capaz de observar la amplitud del cielo y el mar, ligado con la pureza del lugar, es algo que logras en pocos lugares.

Mi recomendación es que no dejes de visitarlo. A sus pies podrás disfrutar de un bello atardecer, con un buen vino y compañía, siendo bendecidos por esta gran obra arquitectónica cubana.

--

--

Camila Lorenzo
TuCuba
Editor for

(La Habana, 1998) Estudiante de Letras. Melómana empedernida. Escribo lo que voy siendo.