La verdadera clave para trabajar en equipo

Nicolás Galdámez
Unagi
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3 min readJul 1, 2020
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Illustration by Ivan Haidutski from Icons8

Corría el año 1968 cuando a Roberto (psicólogo) y Leonor se les ocurrió hacer un experimento en la escuela en la que Leonor era directora. El mismo consistió en un examen para poner a prueba el intelecto de los estudiantes.

Se tomó el examen y, según los resultados obtenidos por cada estudiante luego de la evaluación, se le asignaba una de dos etiquetas: “inteligente”, para aquellos que obtuvieran una nota alta y “le cuesta”, para aquellos con notas bajas. Los estudiantes no conocían qué etiqueta tenían asignada, Leonor y Roberto sólo le informaron de la asignación a los profesores. Es decir, los profesores sabían si el estudiante Agustín había caído en el grupo de "inteligente" o en el grupo de "le cuesta", pero Agustín no sabía siquiera de la existencia de esas etiquetas.

Al finalizar el curso, como era de esperar, aquellos con la etiqueta "inteligente" tuvieron un rendimiento mayor que los miembros del grupo "le cuesta". Este resultado no sorprendió en absoluto a los profesores, pero Roberto saltaba de alegría ya que había apostado una cerveza a Leonor anticipando el resultado.

Se preguntarán por qué Leonor apostó, aún sabiendo que llevaba todas las de perder. Bueno, resulta que la prueba que evaluaba la capacidad intelectual de los alumnos nunca se realizó y las etiquetas habían sido asignadas al azar.

¿Qué sucedió entonces para que unos estudiantes señalados al azar como los "inteligentes" llegaran a convertirse en ello? La respuesta la encontramos en que los profesores se crearon altas expectativas en relación a ellos y actuaron a favor para que estas se cumplieran. Así, el clima, la actitud y la predisposición a enseñarles era diferente y más especial.

Si bien este relato es falso, el experimento que describe es real. Fue realizado en una escuela de California y responde a lo que se conoce como Efecto Pigmalión. El mismo debe su nombre al mito griego de Pigmalión, un escultor que se enamoró de una estatua que había tallado, y eran tantas las expectativas que generó sobre ella que, al final, acabó cobrando vida.

En Unagi creemos en el trabajo en equipo. Sin embargo, la clave para trabajar en grupo está en el trabajo individual previo al colaborativo. No nos gusta el “tengo este problema, ¿cómo lo resolvemos?”, sino que buscamos que el problema venga acompañado de una propuesta de solución. Con esto, lejos estamos de trabajar solos y aislados. Por el contrario, creemos que el trabajo en equipo es fundamental para el éxito de nuestros sistemas. Sin embargo, motivamos a que primero haya un proceso individual para evitar influenciar al otro sobre la forma de encarar un problema.

Creemos en la gente creativa. Y limitar la toma de decisiones o la propuesta de soluciones es sinónimo de restringir su imaginación. La mejor forma de no cometer errores es no hacer nada ni tomar decisiones. Estamos convencidos de que los errores son parte del aprendizaje y creemos que es fundamental dar libertad para tomar iniciativas.

Ningún miembro de Unagi tiene la etiqueta de "le cuesta". Apoyamos y creemos en las capacidades de todos. Y no sólo hablamos de capacidades técnicas, sino que confiamos en la habilidad para tomar buenas decisiones.

Nos gusta el lema de "dar control en lugar de dar órdenes" y lo llevamos como bandera.

Es por esto que en Unagi somos un equipo que cree en sus propias capacidades. Un equipo donde cada miembro es Pigmalión y escultura al mismo tiempo.

En Unagi (unagi.com.ar) ayudamos a pequeñas y medianas empresas de todo el mundo a diseñar y desarrollar aplicaciones web y móviles. Así llegues con una idea, un problema o un sistema existente, nos calzamos tus zapatos para conocer tu negocio y trabajamos codo a codo para lograr lo que necesitas.

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Nicolás Galdámez
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Co-fundador de @unagi. Me gusta el cine, la lectura, y la ensalada de frutas.